Lesiones histopatológicas en hígados de pollos parrilleros sometidos a estrés y a la acción de un hepatoprotector Merlo, Winnie A. - Sandoval, Gladis L. - Terraes, Juan C. Fernández, Ricardo J. - Revidatti, Fernando A. Facultad de Ciencias Veterinarias -UNNE. Sargento Cabral 2139 - (3400) Corrientes - Argentina. Teléfono/Fax: +54 (3783) 425753 E-mail: granja@vet.unne.edu.ar ANTECEDENTES La capacidad funcional del hígado resulta trascendente en los animales domésticos sometidos a elevadas exigencias de producción. Su papel durante el crecimiento es fundamental ya que cede en forma constante proteínas, fosfolípidos y colesterol hacia los tejidos en desarrollo (Erlinger, 1994; Hermier, 1997; Ruckerbush et al., 1991). Las condiciones de estrés derivadas del manejo intensivo a las que son sometidos los pollos parrilleros, sumado a la gran velocidad de su ciclo de producción, provocan una sobrecarga metabólica al organismo. En esta circunstancia el hígado adquiere un rol de gran importancia debido a las numerosas funciones que desempeña (Cunningham, 1995; Dukes y Swenson, 1981; Kolb, 1976). El mismo debe realizar un mayor esfuerzo, resultando de esto, frecuentemente un daño hepático de grado variable, circunstancia en la que el ave no asimila eficientemente los alimentos ingeridos, alterando sus condiciones de salud y producción, mas aún en las situaciones de estrés como vacunaciones, estados de convalecencia, intoxicaciones, etc. Las anormalidades bioquímicas y morfológicas se utilizan para la identificación de la hepatopatía. La evaluación de los cambios bioquímicos es más importante en la valoración de un posible problema hepático. Los patrones morfológicos brindan un medio para clasificar las enfermedades del hígado, un prerrequisito para el tratamiento adecuado y prognosis precisa. La hepatopatía se origina por agentes infecciosos, toxinas, hipoxia, trauma, neoplasias, respuestas inmunes, desequilibrios hormonales, deterioros nutricionales, fármacos y anomalías (Strombeck y Guilford, 1995). La tumefacción turbia es la degeneración inicial en la que los hepatocitos se hinchan hasta varias veces su tamaño normal (abalonamiento leve) y en donde es evidente la formación de gránulos citoplasmáticos. Esta patología se asocia con infecciones o toxemias manifiestas. La degeneración hidrópica es una forma más intensa de abalonamiento hepatocelular. En el citoplasma aparecen vacuolas, que reflejan un estado de edema celular que surge cuando disminuye la disponibilidad de energía necesaria para mantener el volumen celular normal. Se considera que sus causas son similares a las que provocan la tumefacción turbia, representando en todo caso, un grado mas avanzado de lesión celular (Thomson, 1984). Así también, estos dos procesos, que incluyen cambios de volumen celular, son reversibles. La degeneración grasa es el depósito anómalo de grasa en el citoplasma de células parenquimatosas. Los cambios grasos en los hepatocitos provienen de la acumulación de lípidos, en especial triglicéridos. Estos depósitos derivan de un desequilibrio en el metabolismo celular que sigue al déficit de uno o mas nutriente esenciales, alteración en el nivel de consumo energético, falta de adecuación proporcional entre nutrientes o exposición a hepatotoxinas (Strombeck y Guilford, 1995). Existen una serie de patologías en los animales como la hiperlipemia equina de los ponies, el síndrome de hígado graso en las gallinas y en los gatos, en los que se produce un hígado graso por causas como, la reducción del consumo de alimentos, parasitismo u otras formas de estrés (Jubb et al., 1991; Puvadolpirod y Thaxton, 2000). La grasa se acumula dentro de los hepatocitos en forma de glóbulos pequeños (microvacuolar) o como una gota única de gran tamaño (macrovacuolar) que desplaza al núcleo hacia la periferia celular, dando una imagen negativa de un círculo perfecto de límites bien definidos con las coloraciones de rutina (Dos Santos, 1979). En los cortes coloreados con Hematoxilina y Eosina, a veces , es imposible distinguir los cambios hidrópicos de los grasos. Los métodos para identificar grasas se realizan sobre cortes hechos con el micrótomo de congelación. El Sudán III y el Sudán IV son buenos colorantes para las grasas y las colorean de naranja y rojo respectivamente (Mc Manus, 1968). La mayoría de las toxinas que provocan el hígado graso, en las situaciones que se producen naturalmente, también producen un mayor o menor grado de necrosis hepatocelular (Jubb et al., 1991). Los cambios grasos se confinan a una región del lobulillo o son difusos. En los casos mas severos de lipidosis hepática, la grasa también está presente en el epitelio de los conductos biliares (Jubb et al., 1991). Un hígado graso severo puede no producir necesariamente una disfunción hepática y el órgano puede retornar a la estructura y a la función normales, una vez que el defecto metabólico ha sido corregido y, si la duración de la acumulación no ha sido prolongada. Los hígados grasos son muy vulnerables a una amplia gama de insultos tóxicos y nutricionales y los efectos necrogénicos de éstos, es probable que sean iniciadores mas potentes de fibrosis y remodelación, que la presencia de grasa per se por un largo período de tiempo. En algunos animales (como las ratas y las gallinas) la deficiencia de factores lipotrópicos, específicamente de colina, provoca el desarrollo de tumores hepáticos, precedidos de cirrosis y pigmentación por hemosiderina (Dos Santos, 1979). La hepatonecrosis es un fenómeno ireversible con etiologías que incluyen: agentes químicos, parasitarios, virales o bacterianos, anoxia, deficiencias nutricionales y respuestas inmunomediadas. La necrosis hepática posee diferentes patrones de distribución que se describen como focales, zonales (centrolobulillar- mediozonal- periportal) o masivas. Las respuestas inflamatorias por lo usual acompañan a la necrosis y varían en grado y tipo celular. La necrosis focal describe la muerte de células aisladas o grupos celulares reducidos diseminados al azar en todo el parénquima, conjuntamente con infiltrado leucocitario. Este tipo de necrosis aparece en infecciones , reacciones medicamentosas, migración parasitaria, obstrucción biliar, bacteriemia y septicemia y no genera insuficiencia hepática. La necrosis periportal es un patrón específico de degeneración observada en las lesiones inflamatorias e infiltrativas perivasculares de la tríada portal. Las hepatotoxinas y agentes infecciosos que ingresan al hígado mediante su irrigación o conductos biliares pueden fomentar estas alteraciones. La necrosis del epitelio ductal biliar, en general se asocia con la inflamación de las áreas portales (Strombeck y Guilford, 1995) La colangitis (inflamación de los conductos biliares) frecuentemente asociada a la afectación de las células parenquimatosas, produce colangiohepatitis. Ambas se deben a agentes bacterianos, por lo usual, organismos entéricos. Las bacterias pueden llegar por vía hematógena y descender por los conductos o ascienden por los conductos desde el intestino. El desarrollo del proceso inflamatorio se ve favorecido por un estasis del sistema biliar (Jubb et. al., 1991). Muchos procesos generan colepatía como un evento que sigue al daño o disrupción funcional de los hepatocitos (Strombeck y Guilford, 1995). El presente trabajo tuvo como objetivo el diagnóstico histopatológico de las lesiones hepáticas halladas en pollos parrilleros sometidos a estrés y a la acción de un hepatoprotector, dentro de cuatro diferentes tratamientos y su posterior análisis en relación a los mismos. MATERIALES Y METODOS Este ensayo experimental se realizó en un establecimiento avícola de la zona, que desarrolla la producción de pollos parrilleros a piso y en galpón de tipo semiabierto. Los animales se separaron al azar, al inicio del ciclo de producción (día 0), en cuatro (4) grupos, a los que se los sometió a los siguientes tratamientos: Grupo 1: Animales sometidos a estrés y a los que se les suministró un hepatoprotector. Grupo 2: Animales no sometidos a estrés y con suministro de un hepatoprotector. Grupo 3: Animales sometidos a estrés y sin hepatoprotector. Grupo 4: No sometidos a estrés y sin hepatoprotector. Se realizaron tres repeticiones (Lote 1, 2 y 3), trabajando con un total de 88 animales, 22 animales por cada grupo, la mitad de cada sexo. El estrés fue provocado por maniobras de captura y encierre diario y la hepatoprotección se llevó a cabo mediante el uso de un producto comercial (BEDGEN 40 ®) Premix que fue suministrado en el alimento balanceado, a razón de 500 g por tonelada, durante todo el ciclo de producción. Las muestras de hígado para histopatología se obtuvieron luego de la faena (45 días). Las mismas fueron identificadas individualmente e inmediatamente fijadas en formol neutro al 10 %. Se procesaron según la técnica clásica para bloques parafinados. Posteriormente se hicieron cortes de 5 a 7 micrómetros en micrótomo tipo Minott y se colorearon de rutina con Hematoxilina y Eosina. En los casos en que se necesitó realizar la identificación de grasa se hicieron cortes con el micrótomo de congelación a partir del material formolado previamente tratado para tal fin y posteriormente se realizó la coloración de dichos cortes con Sudán IV. DISCUSION DE RESULTADOS Los hallazgos histopatológicos en hígados fueron los siguientes: - Degeneraciones: Turbia e Hidrópica (principalmente con ubicación centrolobulillar). Grasa micro y macrovacuolar (de distribución difusa y periportal). – Necrosis: Focal y Zonal (predominantemente periportal). – Lesiones de Conductos Biliares: Degeneración epitelial necrosis e inflamación (colangitis). – Congestión. –Focos leucocitarios parenquimatosos. En las tablas I, II, III y IV se consignan la cantidad de casos de cada una de estas lesiones histopatológicas discriminadas por grupo. Tabla I: Grupo 1 (n=22) LESIONES TIPO NUMER TOTAL Turbia 8 Degeneraciones Hidrópica 10 22 Grasa 4 Necrosis Focal 8 Periportal 11 19 Lesiones de Deg/necro 13 Conduct.biliares Colangitis 4 17 Total de grupo 58 Tabla II: Grupo 2 (n=22) LESIONES TIPO NUMER TOTAL Turbia 14 Degeneraciones Hidrópica 7 21 Grasa 0 Necrosis Focal 3 Periportal 11 14 Lesiones de Deg/necro 15 Conduct.biliares Colangitis 0 15 Total de grupo 50 Tabla III: Grupo 3 (n=22) LESIONES TIPO NUMER TOTAL Turbia 10 Degeneraciones Hidrópica 13 31 Grasa 8 Necrosis Focal 10 Periportal 11 21 Lesiones de Deg/necro 18 Conduct.biliares Colangitis 6 24 Total de grupo 76 Tabla IV: Grupo 4 (n=22) LESIONES TIPO NUMER TOTAL Turbia 7 Degeneraciones Hidrópica 10 23 Grasa 6 Necrosis Focal 4 Periportal 13 17 Lesiones de Deg/necro 13 Conduct.biliares Colangitis 3 16 Total de grupo 56 El Grupo 3 fue el que presentó el mayor número de lesiones microscópicas (76), mientras que el grupo 2 resultó ser el menos afectado (50). En el grupo 1: Las lesiones más numerosas fueron las degeneraciones y entre ellas predominó la degeneración hidrópica. En el grupo 2: Predominaron los fenómenos degenerativos y fue en el único grupo en que la degeneración turbia fue la mas frecuente. No se presentó la degeneración grasa. Fue el grupo con menos fenómenos necróticos. Hubo lesión de los conductos biliares pero no se encontró colangitis. En el grupo 3: Se presentó mayor número de degeneraciones y fue el grupo con mayor número de casos de degeneración grasa. Dentro de las lesiones del conducto biliar, los procesos inflamatorios predominaron con respecto a los otros tratamientos, al igual que los fenómenos necróticos. En el grupo 4: Las lesiones mas frecuentes fueron las degeneraciones (hidrópicas). Se hallaron casos de colangitis pero en menor cantidad que el grupo 3. CONCLUSIONES El grupo 3, en donde los animales fueron sometidos a estrés y a los que no se les suministró el hepatoprotector, evidenció mayor número de lesiones histopatológicas y las mismas fueron de mayor gravedad que en el resto de los grupos. La presencia de mayor cantidad de cambios grasos en los animales de este grupo, podría estar relacionada con la situación de estrés, ya que diferentes autores (Puvadolpirod y Thaxthon, 2000; Jubb et. al., 1991) consideran la deposición de lípidos en el hígado como una consecuencia del cambio metabólico ocurrido en los casos de estrés crónico. La colepatía (degeneración, necrosis e inflamación de los conductos biliares) más importante en los animales del grupo 3 podría ser consecuente, de acuerdo a lo citado por Strombeck y Guilford (1995), a las lesiones hepatocitarias más graves halladas en este grupo, tales como los procesos degenerativos antes mencionados. No se encontraron fenómenos de fibrosis, hallados en los casos de degeneración grasa severa por algunos autores (Jubb, et. al., 1991), probablemente debido a la edad de los animales con que se trabajó y al tiempo de duración de la experiencia. Los grupos 1 y 2, en los que se suministró el hepatoprotector, presentaron lesiones degenerativas más leves y con características reversibles. Una de las diferencias encontradas entre ambos tratamientos, fue el hallazgo de mayor número de casos de tumefacción turbia en los animales no estresados, ya que es una lesión inicial y de mas degeneraciones hidrópicas en los pollos estresados, que corresponderían a un grado mas avanzado de lesión celular (Thomson, 1984). Los grupos 3 y 4, en los que no se suministró el hepatoprotector, evidenciaron en conjunto mayor número de lesiones histopatológicas que los tratamientos 1 y 2. La comparación entre el grupo 3 y el 4 sugirieron que las maniobras realizadas con el fin de provocar estrés en los animales, fueron suficientes, ya que se encontraron diferencias sobre todo en la cantidad de lesiones hepáticas producidas mas que en la variedad. BIBLIOGRAFIA -CUNNINGHAM, J.C. 1995. Fisiología Veterinaria. Ed. Interamericana. México. 716 p. -DOS SANTOS, J.A. 1979. Patología general de los animales domésticos. Ed. Interamericana. México. 433 p. -DUKES, H.H.; SWENSON, M.J. 1981. Fisiología de los animales domésticos. Tomo I. Cuarta ed. Ed. Acribia. Madrid, España. 1054 p. -ERLINGER, S. 1994. Bile flow. The liver: biology and pathobiology. Ed. Arias, I.M. Raven Press. Nueva York: 769- 786. -HERMIER, D. 1997. Lipoprotein metabolism and fattening in poultry. Journal of nutrition. 5: 805- 808. -JUBB, K.V.F.; KENNEDY, P.C.; PALMER, N. 1991. Patología de los animales domésticos. Tomo 2. Ed. Hemisferio Sur. Montevideo, Uruguay. 631p. -KOLB, E. 1976. 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