de cuatro metros al subir por el E. a la Sierra de Enmedio en dirección al Puerto de Fates, poblando el brezo los claros del alcornocal en compañía de espléndidos madroños, todavía más altos. La E. arbórea, exigente en humedad y profundidad de suelo, se muestra además bastante umbrófila; en lugares más secos de Andalucía aparece únicamente al borde de los arroyos, pero aquí sale de tan estrechos límites cubriendo la base de las umbrías cuando el terreno es profundo a consecuencia de acarreos. Es el más frecuente de los brezos sobre los aluviones, pudiendo formar, como en la Garganta de Los Laureles, masa pura, continua, espesa, de un par de metros de altura al amparo de la cubierta que proporcionan enormes alisos, quejigos y alcornoques. Algo más pequeña, ramosa y rígida, la Erica scoparia L. es también menos exigente que la anterior. Empieza a manifestarse cerca de la costa en compañía del monte blanco y Callana en los fangos arenáceos de Campano y Roche, y pocos kilómetros más al N . aparece ya en rodales puros. Es el brezo que más suele acompañar al alcornoque en las vertientes bien arboladas, presentándose en tales sitios en matas sueltas alternando con Erica australis y algunos ejemplares de Calluna y E. arbórea. Pero donde la E. scoparia constituye masas puras de gran extensión es en la parte superior del quercetum-suberis con tendencia a invadir esta área; allí sus rodales, con talla que no suele pasar la altura de un hombre, se limitan en latitud por los jarales en su óptimo, mientras al ascender terminan en el umbral de la asociación del Quercus humilis Lam. Las modificaciones en el porte que el xerofitismo marca sobre la E. scoparia se acentúan más al considerar el bermejuelo o Erica australis L., especie localizada también en el alcornocal claro y entre las jaras, formando cúmulos en los afloramientos rocosos de los estratos normales al terreno. En suelos de esta clase las E. australis y E. scoparia pueden constituir masas mezcladas, tomando ambas el mismo aspecto, y no estando en floración se confunden a primera vista, pero a mayor altitud falta la segunda, continuando el bermejuelo solo hasta penetrar en los dominios de la robledilla, donde pierde su importancia como especie dominante. La brecina o Calluna vulgaris Salisb., mata más tenue y pequeña que las Ericas señaladas, no forma masa pura en esta provincia, mas es bastante común en sus agrupaciones. Visible como la E. scoparia cerca del mar, rara vez notamos su ausencia al recorrer las montañas; abunda en los parajes denominados herrizas, escasea en los bujeos y jamás falta en las crestas o lomas invadidas por Quercus humilis Lam. Resta decir dos palabras acerca de los demás brezos gaditanos faltos de interés en esta ocasión, por ser raros o alcanzar pequeño desarrollo. Tales son la moguerita, mogueriza o Erica ciliaris L., hermosa especie de magnitud media y colores vivos, así en la flor como en el follaje, más abundante que en los demás brezos del país; se presenta en matas o cortos rodales en la vecindad a cursos de agua, originando espesa cubierta. La quiruela de Sierra Morena, o