Consejo de la Magistratura - Poder Judicial de la Nación

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Consejo de la Magistratura
RESOLUCION N° 663/09
En
Buenos
Aires,
a
los
10
días
del
mes
de
diciembre del año dos mil nueve, sesionando en la Sala de
Plenario
del
Judicial
de
Consejo
la
Nación
Presidencia del Dr.
de
la
“Dr.
Magistratura
Lino
E.
del
Palacio”,
Poder
con
la
Luis María Bunge Campos, los señores
consejeros presentes, y
VISTO:
El expediente 48/2009, caratulado “Moyal José
Armando
c/Dra.
Castañera
Susana
Mabel
(jueza
de
instrucción N° 31)”, del que
RESULTA:
I. La presentación del Dr. José Armando Moyal,
en la que denuncia a la Dra. Susana Mabel Castañera,
titular
del
Juzgado
Instrucción N°31,
Nacional
en
lo
Criminal
de
por “mal desempeño” (fs. 1/15) .
Manifiesta que “de conformidad con lo previsto
en en los arts. 53, 110 114, 115 y concordantes de la
Constitución Nacional, leyes 24.937 y (…) el Reglamento
para la Justicia Nacional, el Reglamento del Consejo de
la
Magistratura
y
el
Reglamento
de
esa
Comisión
de
Acusación, concurre a “radicar formal denuncia, al menos,
por ‘mal desempeño’ y ‘mala conducta’ contra la titular
del Juzgado Nacional en lo Criminal de Instrucción N° 31,
Dra. Susana M. Castañera” (fs. 2).
Señala que “La presente denuncia consiste en la
exposición
de
conocimiento,
determinados
hechos
efectivamente
que
son
de
producidos,
público
algunas
consideraciones sobre ellos vertidas por el suscripto, el
correspondiente
ofrecimiento
de
prueba
tendiente
a
su
acreditación y, a partir de allí, la petición expresa a
ese
Alto
Cuerpo
de
que
efectúe
la
investigación
pertinente a fin de dilucidar la efectiva producción de
los
episodios
denunciados
y
la
configuración
de
‘mal
desempeño’ y ‘mala conducta’ por parte de la magistrada
precitada” (fs. 2/2 vta.).
1
Expresa que “H[a] tomado conocimiento, a raíz
de trascendidos y de diversos informes televisivos, que
la
titular
del
Instrucción
Juzgado
N°
31,
Nacional
doctora
en
Susana
lo
M.
Criminal
de
Castañera,
ha
desarrollado gravísimas conductas que resultan a todas
luces incompatibles con la investidura y la dignidad que
merece el cargo que ocupa. En tal sentido, [es] uno de
los
tantos
ciudadanos
que
observó
azorado
las
contundentes acusaciones formuladas contra la magistrada
que,
vale
recalcarlo,
fueron
debidamente
fundadas
y
demostradas en el informe denominado ‘jueces peligrosos’,
del
programa
televisivo
conducido
por
el
periodista
Rolando Graña y emitido por América TV”(fs. 3).
Menciona que “La seriedad y gravedad de las
acusaciones
[lo]
llevaron
al
convencimiento
como
ciudadano, mucho más aún como abogado, de recurrir ante
este Cuerpo y denunciar formalmente dichas circunstancias
fácticas para que se inicie la pertinente investigación.
Concretamente,
la
primera
acusación
se
basa
en
su
irregular desempeño como titular del Juzgado Nacional en
lo Criminal de Instrucción N°31 en la investigación de
los
hechos
relacionados
con
la
muerte
del
conocido
periodista Juan Castro” (fs. 3 vta.).
Manifiesta que “Al respecto, el mal desempeño
de su función y/o mala conducta se habría visto reflejado
en
la
inactividad
demostrada
en
el
marco
de
esa
investigación, la cual lleva más de cuatro (4) años sin
haberse arribado a la verdad de lo realmente ocurrido ni
a la identificación de sus responsables” (fs. 3 vta.).
Agrega que “Sobre este aspecto, muchas han sido
las
denuncias
distintos
medios
magistrada
Asimismo,
públicas
de
continúa
al
menos
que
se
comunicación
ejerciendo
hasta
han
y,
tan
donde
lanzado
sin
en
embargo,
prestigioso
el
los
suscripto
la
cargo.
conoce,
ninguno de los organismos de control y juzgamiento ha
realizado el pertinente trámite investigativo sobre la
Dra. Susana M. Castañera” (fs. 3 vta.).
Refiere que “es evidente que la nombrada, en el
ejercicio
omitido
de
su
función,
adoptarlas,
que
ha
tomado
decisiones,
manifiestamente
se
o
ha
contradicen
2
Consejo de la Magistratura
con
el
espíritu
del
cargo
que
ejerce.
A
ello
debe
sumársele el segundo aspecto relevante de esta denuncia
que consiste en la demostrada falta de idoneidad de la
juez mencionada. Ante todo, debemos tener en cuenta que
el juicio político tiene como finalidad el control de la
rectitud de la conducta de un magistrado, o su capacidad
para el normal desempeño de la función. Seguramente nadie
negará
que
para
ser
juez
se
requiere
de
condiciones
físicas y psicológicas específicas, sin las cuales se
torna
muy
difícil
y
hasta
imposible
la
exigente
prestación del servicio de justicia. En ese marco, se
debe procurar que la jueza cuente con un buen estado de
salud
física
y
psíquica,
y
que
tenga:
equilibrio
emocional, vocación conciliadora, capacidad para escuchar
y razonar” (fs. 3 vta./4).
Señala que “No cabe duda que en buena medida la
‘autoridad’
de
un
juez
descansa
no
tanto
en
sus
conocimientos jurídicos sino en esa idoneidad ética que
la sociedad reconoce y exige del que se va a desempeñar
como
juez.
Asimismo
se
requiere
que
aquel
que
se
desempeña –o vaya a desempeñarse- como juez cuente con:
una buena reputación por su integridad; compromiso con la
justicia
y
la
dignidad
de
las
personas;
carezca
de
pomposidad y tendencias autoritarias; conozca las normas
éticas
implícitas
en
la
misión
de
juzgar;
tenga
convicción ética de su rol, capacidad para escuchar y
vocación de servicios; sea honesto, estudioso, imparcial,
independiente, responsable, ponderado, ecuánime, íntegro,
perseverante, valiente, respetuoso de los otros, puntual,
paciente y conciliador. En nuestro caso, lejos de ello,
se ha difundido que la titular del Juzgado Nacional en lo
Criminal
de
Castañera,
Instrucción
padece
de
N°
graves
31,
doctora
problemas
de
Susana
M.
adicción
al
alcohol que, como hemos visto, al menos, en el ejemplo de
la
investigación
de
la
muerte
de
Juan
Castro,
le
impidieron cumplir con rectitud su conducta de juez y
afectaron
su
capacidad
para
desempeñar
normalmente
su
función” (fs. 4 vta.).
Manifiesta que “esta compleja problemática que
la
padece
la
acusada
trascendió
claramente
el
ámbito
3
privado de la nombrada y, lamentablemente, se exteriorizó
no
sólo
en
los
medios
de
comunicación
sino,
fundamentalmente, en su actividad funcional, con un grave
y evidente daño al servicio de administración de justicia
y menoscabado de su investidura, que según se afirma en
el foro no se encuentra en condiciones de ejercer en
forma alguna” (fs. 5).
Sostiene que “Tales extremos fueron puestos en
evidencia en el programa televisivo mencionado, en el
cual se demostró que los días 16 y 17 de agosto de 2008
la acusada estuvo internada en la Clínica Favaloro por
haber consumido, en exceso, pastillas y alcohol” (fs. 5
vta.).
Afirma que, asimismo, “en el mes de septiembre
de
ese
año
estuvo
internada
en
un
reconocido
centro
adventista de la provincia de Entre Ríos en el que, por
vía
telefónica,
le
confirmaron
a
la
producción
del
programa que la Dra. Susana Castañera había permanecido
unos días allí y se había retirado el domingo anterior”
(fs. 5 vta.).
Agrega que “por último, no pued[e] dejar de
denunciar
que,
conforme
se
demostró
en
ese
programa
televisivo y es de público conocimiento, la magistrada ha
mentido en las diferentes juntas médicas a las que tuvo
que someterse debido a sus reiteradas licencias médicas
solicitadas”.
Expresa
que
“(e)n
tal
sentido,
dado
que
el
reconocimiento de su enfermedad y/o adicción le podría
traer aparejado variados inconvenientes para mantener su
cargo, la Dra. Susana M. Castañera se encargó de ocultar
dichas circunstancias y seguramente, para ello, no tuvo
otra
opción
aducidas
que
para
mentir
abiertamente
solicitar
y
obtener
en
las
sus
causales
licencias
extraordinarias” (fs. 5 vta.).
Señala “(s)obre este aspecto, en el mencionado
programa
televisivo
reportaje
que
le
pud[o]
hicieron
obsevar
al
Dr.
un
Mariano
pasaje
del
Candioti
–
Presidente del Consejo de la Magistratura- quien, con
absoluta claridad, afirmó que los problemas de adicción
deber ser tenidos en cuenta, por la relación que pueden
4
Consejo de la Magistratura
tener con la tarea de administrar justicia y agregó que
si un magistrado falsea ante la junta médica estamos ante
un ilícito y ese magistrado es pasible de las sanciones
como cualquier otro magistrado. La contundencia de sus
palabras
[lo]
eximen
de
mayores
comentarios”
(fs.
5
vta./6).
Hace referencia a “como bien dijo el periodista
Rolando Graña en su informe “jueces peligrosos”, un juez
puede tener problemas, pero no puede mentir. Y la aquí
acusada mintió al no reconocer su adicción y falsear en
las causales de sus licencias” (fs. 6).
Finalmente,
manifiesta
que
“la
magistrad(a)
demostró una falta de idoneidad, no sólo profesional o
técnica, sino también moral, que, insist[e], determina un
daño
a
la
gestión
de
los
intereses
generales
de
la
Nación”.
Cita doctrina, jurisprudencia y ofrece pruebas.
II.
corrió
La
Comisión
traslado
a
la
de
Disciplina
magistrada
y
Dra.
Acusación
Susana
Mabel
Castañera, en los términos del artículo 11 del Reglamento
de la Comisión de Disciplina y Acusación, habiendo sido,
como consta en estas actuaciones debidamente notificada.
III. En virtud de ello, la magistrada realizó
su
descargo
con
asistencia
letrada,
manifestando,
en
primer lugar, que se proponga al Plenario del Consejo de
la
Magistratura
71/98).
la
desestimación
Seguidamente,
refiere
de
que:
la
denuncia
“(l)a
(fs.
denuncia
presentada por el doctor Moyal en [su] contra resulta
palmariamente infundada y denota evidente mala fe en su
formulación” (fs. 71 vta.).
Señala
causales
de
magistratura
que
mal
“El
denunciante
desempeño
judicial,
en
basadas
el
[le]
imputa
ejercicio
todas
ellas
de
en
tres
la
mera
conjeturas y apreciaciones subjetivas carentes de mínimo
respaldo argumental y probatorio” (fs. 72).
Afirma
que
“La
denuncia
se
centra
en
[su]
actuación como Juez de Instrucción en la causa seguida
por la muerte del periodista Juan Castro, en la que el
Doctor Moyal no es parte ni representante de las partes,
ya sean el querellante o los procesados. Si bien ello no
5
obsta
a
Consejo
la
realización
de
la
de
esta
Magistratura,
presentación
lo
cierto
es
ante
el
que
el
denunciante desnuda un claro desconocimiento de la causa
penal. Ello lo lleva a aludir genéricamente de ‘numerosas
irregularidades’ y de ‘ilegítimo proceder’ de [su] parte,
cuando
en
la
causa
ni
siquiera
fueron
articuladas
nulidades procesales por parte de los sujetos que, de
haber existido aquéllas, pudieron verse afectados” (fs.
72/72 vta.).
Expresa que “Todo lo cual conduce a pensar que
el objetivo inconfeso de esta presentación no es otro que
pretender torcer el curso de una investigación judicial
en marcha no por los caminos recursivos previstos en la
legislación, sino mediante el avieso mecanismo del juicio
político,
el
decisiones
que
no
judiciales
está
–aún
previsto
en
el
para
caso
en
enmendar
que
sean
incorrectas o desacertadas- sino para juzgar y sancionar
las desviaciones de conducta de los magistrados (tal es
la doctrina, no abandonada, del Jurado de Enjuiciamiento
de
la
Nación
desde
el
caso
‘Bustos
Fierro’,
del
26/04/2000, La Ley, Suplemento de Derecho Constitucional
del 4/08/2000, p. 37)” (fs. 72 vta.).
Refiere que “lo que es más grave aún, mediante
esta infundada y temeraria denuncia, por los términos
categóricos
en
irreversible
que
a
fue
[su]
redactada,
estima
se
social
produce
y
un
daño
reputación
como
magistrad(a)” (fs. 73).
Manifiesta que “El abogado Moyal, a quien no
cono[ce] ni recuerd[a] que haya intervenido en alguna
causa que tramitara ante el Tribunal a [su] cargo, [la]
acusa,
con
total
liviandad
y
con
absoluta
orfandad
probatoria, de ser ‘alcohólica crónica’, ‘ebria habitual’
y ‘adicta al alcohol y las pastillas’, lo cual, asegura,
es
‘de
público
conocimiento’
y
sabido
en
el
foro
judicial” (fs. 73).
Agrega que “Semejantes lacerantes e injuriosas
acusaciones
–que
magistrad(a)-
no
van
se
más
allá
fundan
en
de
[su]
otra
desempeño
cosa
que
en
como
las
propias palabras del abogado Moyal, quien a su vez, dice,
6
Consejo de la Magistratura
las
tomó
del
programa
periodístico
de
Rolando
Graña
emitido por América TV” (fs. 73/73 vta.).
Expresa
que
“de
la
simple
lectura
de
la
denuncia se advierte que el doctor Moyal no se limita a
poner en dudas [sus] condiciones físicas y morales, sino
que va más allá, al asegurar que pade[ce] las patologías
antes
citadas
verbos
que
descartando
emplea,
todo
dando
uso
por
potencial
ciertas
de
sus
los
graves
acusaciones” (fs. 73 vta.).
Manifiesta
que
irremediablemente
el
conseguir
ámbito
servicio
en
el
judicial,
“De
buen
tal
nombre
forense
habiéndo[se]
y
manera
honor
luego
de
afecta
que
30
incorporado
sup[o]
años
al
de
Poder
Judicial de la Nación el 14 de junio de 1979, sin que
exista mácula alguna en [su] hoja de servicio” (fs. 73
vta.).
Expone que “[Su] trayectoria en la justicia,
donde ocup[ó] sucesivamente los cargos de secretario –por
concurso-, defensor oficial y, finalmente juez, da cuenta
de un desempeño intachable (rueg[a] se [le] dispense esta
falta de humildad ante las graves tachas formulas por el
acusante)” (fs. 73 vta./74).
Afirma que “Nunca se [le] impusieron sanciones
disciplinarias ni se inició sumario administrativo alguno
en [su] contra. Desde lo sustancial, el Juzgado a [su]
cargo tiene una eficiente gestión en relación con los
recursos humanos y materiales que se disponen. En cuanto
a la calidad de las decisiones basta decir que la casi
totalidad de [sus] resoluciones son confirmadas por la
Cámara
del
fuero”.
De
allí
lo
disparatado
de
la
aseveración del doctor Moyal en el sentido que es vox
populi en el fuero que care[ce] de idoneidad para ser
juez” (fs. 74/74 vta.).
Refiere
que
“Honestamente,
descono[ce]
cuál
puede ser el interés perseguido por el abogado Moyal con
esta falsa denuncia, montada sobre el supuesto contenido
de un programa periodístico, con patente tergiversación
de la realidad” (fs. 74 vta.).
Relata
que
“cuando
la
causa
sobre
la
investigación de la muerte del periodista Juan Castro
7
recayó en [su] Juzgado sup[o] que [se] vería más expuesta
a la opinión pública. Esa exposición a las críticas, sean
éstas justas o no, que es consustancial al ejercicio de
cualquier función pública, se ve absolutamente trasvasada
por la presente denuncia, que transcurre por el ataque
personal injurioso” (fs. 74 vta.).
Manifiesta que “Recono[ce] que el avance de la
causa sobre la muerte de Juan Castro, donde se procesó a
varios médicos psiquiatras por abandono de persona, puede
haber generado cierto malestar en la corporación médica
(véase, en ese sentido, la enérgica solicitada publicada
en
el
diario
Clarín
por
la
Asociación
de
Psiquiatras
Argentinos el 19 de diciembre de 2008, obrante a fs. 2693
del expediente.)” (fs. 74 vta./75).
Señala
que
“Independientemente
del
acierto
o
error de las decisiones tomadas en el marco de la citada
causa –cuya revisión no compete a V.E.- es indudable que
el mecanismo escogido por el acusante no resulta apto
para torcer o revertir la instrucción penal en curso,
debiendo
V.E.
denuncia
por
proponer
ser
al
Plenario
manifiestamente
el
rechazo
infundada,
de
la
además
de
falaz y temeraria” (fs. 75).
Expresa
que
“En
prieta
síntesis,
el
abogado
denunciante [la] acusa de mala conducta y mal desempeño
en el ejercicio de la magistratura, solicitando que se
proceda
a
una
denunciados
y,
profunda
de
investigación
corresponder,
se
de
los
[le]
hechos
aplique
la
sanción pertinente de acuerdo a lo dispuesto en la ley
24937 y normas reglamentarias” (fs. 75 vta.).
Sostiene que “Un análisis pormenorizado de los
hechos
que
desordenadamente
fueran
expuestos
en
la
denuncia –que exhibe altos grados de generalidad y escasa
precisión
sobre
las
conductas
reprochadas-
permite
diferenciar tres causa que, aún relacionadas, serían las
que motivan la misma, y que deviene necesario escindir a
fin de permitir un adecuado descargo. En concreto, el mal
desempeño y mala conducta que se [le] imputa puede ser
subsumido en las siguientes causales:
1)
Inactividad
procesal
en
el
marco
de
la
investigación por la muerte del periodista Juan Castro.
8
Consejo de la Magistratura
2) Falta de idoneidad física y psíquica para el
ejercicio de la magistratura judicial producido por ‘el
excesivo consumo de bebidas alcohólicas’, que [le] habría
conducido al ‘alcoholismo crónico’.
3) Falta de idoneidad moral para el ejercicio
de la magistratura judicial, al haber ‘mentido en las
diferentes juntas médicas a las que tuvo que someterse
debido a sus reiteradas licencias médicas solicitadas’”
(fs. 75 vta./76).
A continuación, la magistrada analiza cada una
de estas imputaciones a fin de realizar su pertinente
descargo.
Refiere,
inactividad
con
procesal,
relación
que
“La
a
la
primera
imputación
sobre
acusación
tiene
como punto de partida [su] actuación en la causa ‘Castro
Juan
Alberto
s/
abandono
de
persona
con
muerte’,
expediente No. 14.123/2004, que tramita ante el Juzgado
Nacional
en
lo
Criminal
y
Correccional
N°31,
a
[su]
cargo” (fs. 76 vta./77).
Señala que “Se [la] acusa de inactividad en la
investigación de la muerte del periodista Juan Castro
“[…] la cual lleva cuatro (4) años sin haberse arribado a
la verdad de lo realmente ocurrido ni a la identificación
de sus responsables,” agregando, a continuación que “[…]
es
evidente
persona],
que
en
el
la
nombrada
ejercicio
[en
de
su
referencia
función,
ha
a
[su
tomado
decisiones, o ha omitido adoptarlas, que manifiestamente
se contradicen con el espíritu del cargo que ejerce” (fs.
3 vta.)” (fs. 77).
Manifiesta que “Más adelante, luego de definir
el concepto jurídico de mal desempeño, agrega: ‘Esta es
la situación de la doctora Susana M. Castañera porque,
más allá de la eventual comisión de algún delito, lo
cierto
es
que
su
inactividad
en
la
investigación
mencionada, afecta directamente el debido proceso y el
derecho de defensa de la víctima” (fs. 8 vta.)” (fs.
77/77 vta.).
Agrega “Finalmente, en otro pasaje del escrito
emplea
un
demostrado
calificativo
a
lo
largo
antes
de
no
lo
utilizado:
expuesto
”[…]
en
h[a]
páginas
9
anteriores
vagas
o
que
no
difusas
delimitada
ba[sta]
sino,
este
muy
inactividad
pedido
por
dolosa
el
de
en
expresiones
contrario,
la
Sra.
en
la
Juez
de
Instrucción, quien se apartó deliberadamente en un todo
de las normas vigentes en la materia… (fs. 10 vta./11)”
(fs. 77 vta.).
Al respecto, la magistrada manifiesta que “La
denuncia carece de un mínimo sustento. El denunciante no
identifica
dictadas
las
en
actuaciones
contra
de
concretas
las
que
‘normas
habrían
vigentes
sido
en
la
materia’. Tampoco señala cuáles han sido las decisiones
tomadas u omitidas, ‘que manifiestamente se contradicen
con el espíritu del cargo que ejerce’” (fs. 77vta./78).
Expresa que “En fin, todas estas imprecisiones
desnudan
la
vaguedad
y
generalidad
de
la
acusación,
lanzada sin conocimiento ni el mínimo estudio procesal de
la causa, basada en una mera conjetura que demuestra, al
contrario de lo sostenido por el acusante, que su pedido
sí se apontoca en expresiones vagas o difusas” (fs. 78).
Señala que “En definitiva: ¿Qué es -a criterio
del
abogado
Moyal-
aquello
que
deb[ió]
hacer
o
sencillamente no hi[zo]?” (fs. 78).
Relata que “Nada dice” (fs. 78).
Considera que “Lo que es más grave aún, tampoco
aduce qué es lo que lo hace pensar que tal inactividad
(que no precisa) ha sido deliberada o dolosa” (fs. 78
vta.).
Sostiene que “Se trata de una grave acusación
lanzada con liviandad e irresponsabilidad por el abogado
denunciante,
[su]
que
prestigio
ofende
como
–gratuita
magistrado
de
e
la
innecesariamenteNación,
con
una
trayectoria intachable en 30 años de servicio judicial”
(fs. 78 vta.).
Destaca que “Más aún, tampoco se hace eco de
planteo alguno realizado por defensor o letrado en la
causa en que se investiga la muerte del periodista Juan
Castro. Ello así, pues, sencillamente, en dicha causa no
se ha formulado queja alguna por inactividad procesal,
retardo de justicia o violación de la garantía a ser
juzgado en plazo razonable” (fs. 78 vta.).
10
Consejo de la Magistratura
Manifiesta que “Sí, es cierto, que las partes
han
tenido
la
oportunidad
procesal
de
recurrir
las
decisiones que juzgaron erróneas o infundadas, la mayoría
de las cuales fueron, a la postre, confirmadas por la
Cámara.
Volver[á]
sobre
ello
más
adelante”
(fs.
78
vta./79).
Señala que “en definitiva, ése –el judicial- es
el
ámbito
apropiado
para
debatir
(y
hasta
revertir,
llegado el caso) las decisiones adoptadas por el órgano
jurisdiccional competente” (fs. 79).
Refiere
mediante
una
que
vía
“Lo
oblicua
que
pretende
–la
el
Dr.
presentación
Moyal
de
esta
infundada, temeraria y maliciosa denuncia- es lograr una
revisión heterodoxa de las actuaciones judiciales por un
órgano
cuyo
juzgar
la
cometido
idoneidad
constitucional
o
conducta
de
es
los
bien
distinto:
jueces,
no
el
acierto o error de sus decisiones (artículos 53 y 115 de
la
Constitución
Nacional;
8.1
y
25
de
la
Convención
Americana sobre Derechos Humanos)” (fs. 79).
Considera que “Lo más llamativo es que el Dr.
Moyal no es parte, ni defensor o letrado de parte alguna
en la causa penal. Su calidad es de “[…] uno de los
tantos ciudadanos que observó azorado las contundentes
acusaciones formuladas contra la magistrad(a) que, vale
recalcarlo, fueron debidamente fundadas y demostradas en
el informe denominado ‘jueces peligrosos’, del programa
televisivo conducido por el periodista Rolando Graña y
emitido por América TV” (fs.3) (fs. 79 vta.).
Destaca
que
“es
un
televidente,
un
simple
ciudadano –dicho ello sin sentido peyorativo- sin acceso
o conocimiento de la causa, que monta su acusación en el
supuesto
contenido
de
un
programa
periodístico,
cuya
copia no acompaña ni solicita” (fs. 79 vta).
Afirma
que
“Con
ello
quier[e]
decir
que
la
supuesta inactividad que alega el Dr. Moyal no sólo no
fue
invocada
querellante,
por
ni
las
las
partes
personas
(ni
el
fiscal,
procesadas)
ni
en
el
las
actuaciones judiciales (menos aún comprobada), sino que
ni siquiera se tomó el trabajo de individualizar cuáles a
su
criterio
habrían
sido
los
actos
u
omisiones
que
11
hubieran redundado en un perjuicio ‘al debido proceso o
al derecho de defensa de la víctima’. Máxime cuando ni el
propio querellante –el hermano de la víctima, Hugo Atanor
Castro-
se
agravió
de
la
mentada
violación
a
las
garantías del debido proceso y del derecho de defensa”
(fs. 79 vta./80).
Agrega
que
“En
conclusión,
una
acusación
esgrimida ligeramente, sin el mínimo respaldo argumental
y
con
evidente
mala
fe.
A
mayor
abundamiento,
cabe
señalar que en la causa penal instruida a raíz de la
muerte del periodista no se evidencia –ni ha sido alegado
por
las
partes-
demora
injustificada
alguna
en
su
tramitación” (fs. 80/80 vta.).
Expresa que “El denunciante se limita a señalar
que
la
causa
‘[…]
lleva
cuatro
(4)
años
sin
haberse
arribado a la verdad de lo realmente ocurrido ni a la
identificación de sus responsables’. Por el contrario, en
dicha causa –que se inició el 2/03/2004- se realizaron en
tiempo y forma todas las medidas probatorias requeridas
por la querella y el Ministerio Público. De la misma
forma,
la
suscripta
indagatorias,
que
declaraciones
de
tomó
dieron
falta
numerosas
lugar
de
declaraciones
posteriormente
mérito
y
a
los
a
autos
las
de
procesamiento y sobreseimiento correspondientes, y a los
consiguientes
recursos
de
apelación
y
casación
interpuestos en contra de ellos” (fs. 80 vta.).
Manifiesta que “Es dable señalar que la Cámara
Nacional Criminal y Correccional (Sala VI) confirmó los
procesamientos dictados y embargos trabados, con la sola
excepción del dictado respecto de Ricardo Handlarz, de
quien se dispuso su sobreseimiento (fs. 2694/2714). A su
vez,
los
defensas
recursos
de
los
de
casación
procesados
interpuestos
fueron
por
las
oportunamente
desestimados (fs. 2822)” (fs. 80/81 vta.).
Afirma que “En otras palabras, el expediente
nunca estuvo inactivo durante la instrucción, habiendo
requerido
la
querella
y
el
Ministerio
Público
la
elevación de la causa a juicio en el año 2009, pedido al
que se opusieron los procesados. Tal es la situación en
que se halla actualmente la causa” (fs. 81).
12
Consejo de la Magistratura
Destaca
que
“Más
aún,
los
cuatro
años
de
proceso de que se queja el denunciante tampoco aparecen
como
exorbitantes
en
la
tramitación
de
una
causa
de
cierta complejidad –por las pericias practicadas y la
gran
cantidad
de
secuestrados que
expediente-
con
documentos,
videos
y
casetes
ocupan actualmente 15 cuerpos en el
numerosas
partes
intervinientes
(fs.
81/81 vta.).
Manifiesta que “Como es sabido la determinación
de la razonabilidad del plazo procesal lejos de ser una
cuestión matemática o numérica está supeditada al examen
de ciertos parámetros (actividad del tribunal, conducta
de las partes y complejidad del asunto), lo que impide
precisar ex ante si cuatro años de proceso resulta o no
excesivo,
debiendo
tenerse
en
particular
consideración
las circunstancias concretas en que se lleva a cabo la
labor, con los recursos humanos y materiales de los que
efectivamente se dispone” (fs. 81 vta.).
Señala que “En el caso de la instrucción penal
por la muerte de Juan Castro, el plazo del proceso entra
dentro de los parámetros de razonabilidad que utilizan la
jurisprudencia la nuestra Corte Suprema de Justicia y la
Corte
Interamericana
de
Derechos
Humanos.
De
todas
formas, cabe señalar –a todo evento- que la morosidad que
puede dar lugar a la sanción de un magistrado no reside
en el atraso en la instrucción de una causa en particular
–cosa que por el otro lado no se observa en el expediente
que
origina
la
denuncia-
sino
más
bien
en
un
cuadro
sistemático o general de defectuoso funcionamiento del
juzgado o tribunal de que se trate” (fs. 81 vta./82).
Agrega
que
“Tal
es
lo
que
surge
de
la
jurisprudencia pacífica del Jurado de Enjuiciamiento de
la Nación. Así, en el fallo “N.N.A.”, del 30/05/2005, el
Jurado entendió configurado el mal desempeño ante las
reiteradas inasistencias del magistrado a su juzgado y
las repetidas dilaciones injustificadas de los trámites.
En
dicho
exigido
fallo
por
los
remarcó
que
artículos
el
16
requisito
y
99
de
inciso
idoneidad
4°
de
la
Constitución se ve afectado por el incumplimiento grave
de las obligaciones del cargo” (fs. 82/82 vta.).
13
Afirma que “De la misma forma, en ‘Marquevich’,
fallo
del
Jurado
29/09/2003
determinó
reiteradas
(Revista
que
las
negligencias
La
Ley
numerosas
2004-A-670)
el
irregularidades
constituían
un
‘patrón
y
de
conducta’ traducido en un obrar por acción u omisión de
modo perjudicial para el interés y beneficio públicos”
(fs. 82 vta.).
Sostiene que “En definitiva, lo que se exige es
un ‘intolerable apartamiento de la misión confiada a los
jueces’ (J.E.M., ‘Brusa, Víctor H.’, del 30/03/2000, La
Ley 2003-A-212.)” (fs. 82 vta.).
Refiere
insinuado
Juzgado
por
de
que
el
“Ello
–que
denunciante-
Instrucción
a
ni
tampoco
[su]
cargo.
siquiera
acontece
No
fue
en
existe
el
allí
ninguna situación generalizada de retraso o denegación de
justicia, no existiendo queja o reclamo alguno en tal
sentido
ante
la
Cámara
Nacional
en
lo
Criminal
y
Correccional ni ante este Consejo de la Magistratura”
(fs. 82 vta./83).
Manifiesta
que
“Por
el
contrario,
el
funcionamiento de [su] Juzgado es más que adecuado, tanto
cuantitativa como cualitativamente. Prueba de ello es que
la casi totalidad de [sus] resoluciones son confirmadas
por la Alzada” (fs. 83).
Señala que “En conclusión, la causa ‘Castro,
Juan s/ abandono de persona con muerte’ ha sido llevada
correctamente, sin advertirse retraso injustificado en su
tramitación, el que no fue alegado en momento alguno por
las partes procesales, tampoco padeciendo el Juzgado a
[su]
cargo
justicia
un
que
cuadro
sea
de
deficiente
reprochable
o
administración
merecedor
de
de
sanción
la
primera
disciplinaria alguna” (fs. 83).
Resalta
acusación
que
realizada
manifiestamente
“Por
por
el
infundada,
consiguiente,
denunciante
sino
no
que
sólo
además
es
es
evidentemente maliciosa y temeraria, al imputar[le] dolo
y
deliberación
en
la
supuesta
inactividad
que
–como
imputación
sobre
demostr[ó]- no existió (fs. 83 vta.).
Refiere,
con
relación
a
la
falta de idoneidad física y psíquica, que “La segunda
14
Consejo de la Magistratura
acusación –tan falaz como la anterior- se centra en [su]
falta de idoneidad física y psíquica para el ejercicio de
la
judicatura
a
raíz
de
un
supuesto
padecimiento
de
alcoholismo crónico que [le] impediría llevar adelante la
labor
judicial,
afectando
a
su
vez
el
decoro
y
buen
nombre de la magistratura” (fs. 83 vta.).
Manifiesta
señalar
que
“[…]
Juzgado
Nacional
que
se
en
“El
ha
denunciante
difundido
lo
Criminal
que
y
se
la
limita
titular
Correccional
a
del
N°31,
doctora Susana M. Castañera, padece de graves problemas
de adicción al alcohol que, como hemos visto, al menos en
el
ejemplo
de
la
investigación
de
la
muerte
de
Juan
Castro, le impidieron cumplir con rectitud su conducta de
juez y afectaron su capacidad para desempeñar normalmente
su función (fs. 4 vta.)” (fs. 84).
Agrega, luego, que ”’[…] el excesivo consumo de
bebidas alcohólicas crea condiciones patológicas’, entre
las que enumera ‘[…] el ausentismo laboral, la pérdida de
empleo, la disminución de la capacidad productiva y, en
nuestro caso, en las numerosas irregularidades cometidas
por la acusada en el marco de la causa penal referida’”
(fs. 4 vta.) (fs. 84/84 vta.).
crónico
Relata
que
y
embriaguez
la
“Luego
de
definir
habitual,
el
el
alcoholismo
denunciante
concluye: ‘En fin, esta compleja problemática, que padece
la acusada, trascendió claramente el ámbito privado de la
nombrada
y,
sólo
en
los
medios
de
comunicación
sino,
fundamentalmente, en su actividad funcional, con un grave
y evidente daño al servicio de administración de justicia
y menoscabo de su investidura, que según se afirma en el
foro
no se encuentra en condiciones de ejercer en forma
alguna’ (fs. 5)” (fs. 84 vta.).
Señala que “La acusación resulta tan infundada
como
agraviante,
sin
el
mínimo
respeto
y
decoro
que
mere[ce], no sólo como magistrado de la Nación, sino –
antes que ello- como cualquier persona, con sus vínculos
familiares y sociales, que afectada irremediablemente su
buen
nombre
liviandad,
de
y
honor.
ser
Se
[le]
‘alcohólica
tacha,
crónica’
con
y
de
absoluta
padecer
‘embriaguez habitual’. A su vez, se dice al pasar que
15
dicho cuadro patológico [la] habría llevado a cometer
‘numerosas irregularidades’ y que se afirma en el foro
(judicial) que no est[á] en condiciones de ejercer la
magistratura en forma alguna” (fs. 85).
Destaca
que
“El
denunciante
no
sustenta
en
prueba alguna estas gravísimas acusaciones contra [su]
persona” (fs. 85).
Afirma que “Se basa, por el contrario, en meros
dichos de terceros (que no individualiza), poniendo en
boca
de
un
indefinido
y
abstracto
foro
una
lapidaria
valoración sobre [sus] condiciones para ejercer el cargo
de juez” (fs. 85 vta.).
Sostiene que “Más aún, vuelve a insistir sobre
las
‘numerosas
irregularidades’
de
la
causa
sobre
la
muerte de Juan Castro sin señalar, siquiera, una sola de
ellas”.
Reiter[a]
lo
dicho
al
contestar
la
primera
acusación: En la causa ‘Castro’ las partes no plantearon
nulidades procesales (pese a haberse producido numerosas
pruebas) y la Cámara del fuero confirmó (en cuanto al
fondo prácticamente todas las resoluciones que dictara,
ratificando,
en
dispuestos.
su
En
casi
totalidad,
otras
los
palabras,
procesamientos
no
existieron
irregularidades, ni pocas ni muchas. Simplemente no las
hubo” (fs. 86).
Considera
que
“yendo
a
la
más
injuriosa
y
sórdida de las acusaciones levantadas, la que se refiere
al alcoholismo crónico y embriaguez habitual –que nieg[a]
rotundamente-
caben
las
mismas
observaciones:
absoluta
orfandad probatoria” (fs. 86).
Refiere que “Lo dicho por el abogado Moyal se
basa en una mera conjetura, no corroborada por evidencia
alguna”.
Relata que “Pese a la gravedad de las conductas
achacadas
tachar[la]
(véase
de
reiteradamente,
que
el
denunciante
alcohólica,
los
sino
no
que
calificativos
se
además
de
limita
a
emplea,
‘crónica’
y
‘habitual’) no aporta elemento alguno que sustente sus
agravios –más allá de la mención a las internaciones en
16
Consejo de la Magistratura
la Clínica Favaloro y el centro adventista a las que [se]
referiré en el capítulo siguiente” (fs. 86/86 vta.).
Expresa que “En resumidas cuentas, no alega en
que basa su apreciación para calificar[la] no sólo como
alcohólica,
crónica
o
sino
para
habitual.
enrostrar
ese
Alcoholismo,
vicio
es
calidad
definido
por
de
el
Diccionario de la Lengua Española (22° edición), como la
enfermedad ocasionada por el abuso habitual y compulsivo
de
bebidas
alcohólicas,
que
puede
ser
aguda,
como
la
embriaguez , o crónica. Esta última produce trastornos
graves
y
suele
enfermedades,
transmitir
especialmente
por
del
herencia
sistema
otras
nervioso.
Crónico, dicho de un vicio, es lo ‘inveterado, antiguo o
arraigado’. Habitual, por su parte, es aquello ‘que se
hace, padece o posee con continuación o hábito’. Hábito,
es el ‘modo especial de proceder o conducirse adquirido
por repetición de actos iguales o semejantes, u originado
por tendencias instintivas’ ’alcohólico crónico’ es quien
padece ese vicio de antigua data y de forma arraigada; la
‘embriaguez
habitual’
es
la
consecuencia
del
abuso
constante y reiterado de bebidas alcohólicas” (fs. 86
vta./87).
Afirma que “Desde luego que no [es] alcohólica,
ni
mucho
menos
antecedentes
habitual
médicos
en
tal
o
crónica.
sentido,
ni
No
t[iene]
[su]
legajo
médico da cuenta de problemas de alcoholismo (menos aún
con rótulos como crónico o habitual.)”
Señala que “Es decir, que –nuevamente- se trata
de un agravio vacío de respaldo probatorio, que reduce la
acusación a una verdadera blasfemia, un lacerante ataque
personal,
cuyas
reales
motivaciones
descono[ce]
(fs.
87/87 vta.).
Refiere
con
relación
a
la
imputación
sobre
falta de idoneidad moral que “El denunciante no se limita
a acusar[la] de cometer numerosas irregularidades en una
causa que no sólo desconoce sino que no es parte, y de
agraviar[la] como alcohólica crónica y ebria habitual. Va
más allá y llega a decir que false[ó] los motivos por los
cuales solicit[ó] licencias médicas” (fs. 87 vta.).
17
Señala que “En la denuncia afirma: ‘[…] tales
extremos
fueron
puestos
en
evidencia
en
el
programa
televisivo mencionado, en el cual se demostró que los
días
16
y
17
de
agosto
de
2008
la
acusada
estuvo
internada en la Clínica Favaloro por haber consumido, en
exceso, pastillas y alcohol” (fs. 87 vta./88).
“Asimismo, en el mes de septiembre de ese año
estuvo internada en un reconocido centro adventista de la
provincia de Entre Ríos en el que, por vía telefónica le
confirmaron
a
la
producción
del
programa
que
la
Dra.
Susana Castañera había permanecido unos días allí y se
había retirado el domingo anterior” (fs. 88).
“Por último, no pued[e] dejar de denunciar que,
conforme se demostró en ese programa televisivo y es de
público
conocimiento,
la
magistrad(a)
mintió
en
las
diferentes juntas médicas a las que tuvo que someterse
debido a sus reiteradas licencias médicas solicitadas”
(fs. 88).
“En tal sentido, dado que el reconocimiento de
su
enfermedad
y/o
adicción
le
podría
traer
aparejado
varios inconvenientes para mantener su cargo, la Dra.
Susana
M.
Castañera
se
encargó
de
ocultar
dichas
circunstancias y, seguramente, para ello, no tuvo otra
opción que mentir abiertamente en las causales aducidas
para solicitar y obtener sus licencias extraordinarias”
(fs. 5 vta.)” (fs. 88/88 vta.).
“Esto
lo
lleva
a
concluir
que
comet[ió]
un
ilícito en el ejercicio de [su] función, pues ‘[…]la aquí
acusada mintió al no reconocer su adicción y falsear en
las causales de sus licencias’ (fs. 6)” (fs. 88 vta.).
denuncia
Al
respecto,
se
basa,
la
magistrada
nuevamente,
en
destaca
meras
que
“La
conjeturas
y
tergiversaciones de realidad”.
Señala que “A contrario de lo manifestado por
el denunciante, las internaciones médicas y las licencias
por
enfermedad
solicitadas
obedecieron
a
un
problema
delicado de salud que padec[ió], y que [la] obligó a
someter[la]
a
una
operación
quirúrgica,
con
el
consiguiente período de rehabilitación, culminado el cual
reinici[ó] [sus] actividades, todo lo cual oportunamente
18
Consejo de la Magistratura
informado
a
la
Cámara
Nacional
de
Apelaciones
en
lo
salud
no
Criminal y Correccional” (fs. 89).
Manifiesta
que
“[Sus]
problemas
de
tienen nada que ver con el exceso de alcohol, como dicecon evidente mala fe- el denunciante”.
Refiere que “Lo cierto es que los últimos años
experiment[ó]
un
pico
de
estrés
e
hipertensión,
que
derivó en un importante sobrepeso –de aproximadamente 20
kilos
en
cuatro
años-
y
en
serios
trastornos
físicos
agravados por la hipertensión y el sedentarismo. Este
aumento de peso evidentemente derivó en un cambio de [su]
contextura física y, lo que es más grave, trajo problemas
en [su] columna, que redundó en una lumbalgia por hernia
de disco” (fs. 89 vta.).
Sostiene
atendida
que
“En
varias
oportunidades
fu[e]
de urgencia en la sala de primeros auxilios de
tribunales ante picos de presión, que en algunos casos
llegó
a
consultas
los
24
de
alta.
en
la
guardia
A
de
su
la
vez
reali[zó]
Fundación
varias
Favaloro
por
hipertensión y dolores toráxicos”.
Agrega
que
“El
médico
[le]
indicó
ciertos
corticoides para atenuar el dolor de columna. A su vez,
la
administración
de
corticoides
derivó
en
una
disminución en los niveles de sodio y potasio, que llevó
a una antidiuresis, que es lo que produjo ciertos mareos”
(fs. 89 vta./90).
Manifiesta que “En el mes de julio de 2008,
ante los constantes padecimientos físicos, agravados por
un pico de stress producido por la internación de [su]
madre, y con el afán de calmar el dolor de columna y
conciliar
fármacos
el
sueño
lo
antes
(ansiolíticos),
posible,
todos
tom[ó]
ciertos
recetados
(individualizados en [su] legajo médico) creyendo que la
administración del medicamento [le] serviría para paliar
los dolores por lo menos hasta realizar la pertinente
consulta médica” (fs. 90).
Señala que “Resultó que ello no fue así. Por el
contrario, sufr[ió] un desmayo (un síncope) que motivó
una internación de urgencia en la Fundación Favaloro,
donde estuv[o] 2 días (del 17/08/08 al 19/08/08.)”.
19
Menciona
que
“Allí
se
[la]
atendió
por
antidiuresis por la baja del potasio provocada por el uso
de corticoides para paliar los dolores producidos por el
pinzamiento del ciático. Se [le] diagnosticó síndrome de
antidiuresis inapropiada de causa farmacológica, por lo
cual
se
[le]
indicó
suspender
la
carbamazepina
y
la
paroxetina” (fs. 90 vta.).
Afirma que “A su vez se determinó como factores
de
riesgo
la
hipertensión
arterial,
tabaquismo
y
el
consumo de alcohol. No debe confundirse ello, como hace
el denunciante, con un diagnóstico de alcoholismo, el que
no existió. Por lo contrario, se señalaron los factores
de
riesgo
para
una
persona
de
[su]
edad
(53
años,
entonces), de [su] contextura física, con los problemas
de salud que presentaba (lumbalgia por hernia de disco).
Uno de esos factores de riesgo es el consumo de alcohol,
el que –aún con moderación constituye un riesgo por los
problemas
de
recomienda
salud
la
que
suspensión
presentaba.
de
la
Por
ello
medicación
se
[le]
citada
más
arriba”.
Manifiesta
que
“Ante
dicho
cuadro,
reali[zó]
las pertinentes consultas médicas a fin de realizar el
tratamiento adecuado. En el Hospital Británico se [le]
diagnostico lumbociática derecha, por lo cual se [le]
recomendó enfáticamente bajar de peso, el uso de una faja
y, eventualmente, la realización de una cirugía” (fs.
91).
Expresa que “A fin de lograr el deseado control
del peso –que también comporta el control de la ansiedadel 21/11/2008 [se] atend[ió] en el Sanatorio Adventista
del Plata –conocido como sanatorio de Puiggari- en Entre
Ríos. Allí consult[ó] acerca del tratamiento para manejar
el stress y bajar de peso. En el mencionado Sanatorio no
se
atiende
puedan
dar
las
para
adicciones,
dejar
de
más
allá
fumar
de
–sería
la
ayuda
impensado
que
un
tratamiento para tratar adicciones de alcohol o droga en
sólo 10 días. Por el contrario, el establecimiento es más
cercano a un spa, donde uno se recluye para calmar la
ansiedad y controlar el peso” (fs. 91/91 vta.).
20
Consejo de la Magistratura
Agrega que “En la historia clínica del citado
Sanatorio –donde figuran los motivos antes mencionadosse
deja
obedecía
expresamente
–como
constancia
dice
el
que
[su]
denunciante-
a
consulta
no
exceso
de
un
alcohol. Por el contrario, en el cuadro relativo a los
‘hábitos tóxicos’ sólo menciona el tabaco (12 años, 2
pack/día), quedando vacío el casillero correspondiente al
alcohol”.
Menciona
que
“Finalmente,
frente
a
las
dificultades para lograr el adelgazamiento deseado y ante
la
continuidad
atendida
en
el
de
los
Hospital
padecimientos
Italiano
de
físicos,
Buenos
fu[e]
Aires
por
lombociática derecha debido a una hernia de disco lumbar.
La operación se realizó exitosamente el 6/01/09, se [le]
extrajo el disco realizando luego tratamientos periódicos
de kinesiología y rehabilitación hasta que obtuv[o] el
alta, en el mes de mayo de este año” (fs. 91 vta./92).
Concluye
que
“los
problemas
de
salud
que
padec[ió] no guardan relación alguna con la adicción al
alcohol
–como
afirma
con
seguridad
el
denunciante-
obedeciendo a un sobrepeso que generó una lumbalgia por
hernia de disco, de la que felizmente fu[e] operada” (fs.
92).
Señala con relación a las “licencias médicas
que solicitara en los años 2008 y 2009, y que [le] fueran
oportunamente otorgadas, corresponden, en un todo, con el
cuadro de salud antes descripto” (fs. 92).
Destaca que “Debe hacerse notar, no obstante,
una salvedad menor, que no cambia dicha conclusión. El 17
de julio de 2008 solicit[ó] se [le] concediera licencia
desde el día 21 al 25 de ese mes y año –compensatoria con
la feria judicial de enero del año anterior- a fin de
poder atender a [su] madre, Rosa Elena Gancedo, quien
había sufrido una descompensación clínica, habiendo sido
internada en el Sanatorio de la Providencia Somed SA y
externada del mencionado nosocomio el día 23 de julio,
quedando a [sus] cuidados los días 24 y 25 de dicho mes,
todo lo cual fue oportunamente acreditado (vid fs. 277 y
siguientes de [su] legajo médico)” (fs. 92 vta.).
21
Señala que “Con dicha salvedad, la licencia que
se [le] otorgó del 12 de agosto de 2008 al 17 de mayo de
2009
corresponde
al
largo
tratamiento
que
demandó
la
lumbalgia derecha por hernia de disco, de la que fuera
operada a principios de este año y dada de alta en mayo
del corriente, teniéndose[la] por reintegrada en [sus]
funciones el día 18 de mayo del corriente año (fs. 359 de
[su] legajo médico)”.
Manifiesta
que
“Por
todo
ello,
carece
absolutamente de asidero lo afirmado por el denunciante
en cuanto a la supuesta falsedad de [sus] declaraciones
ante
las
juntas
especialistas
que
médicas.
H[a]
coincidieron
sido
examinada
por
las
patologías
que
en
padecía y en la necesidad de otorgar[le] licencia para su
tratamiento. Los informes de la Junta Médica Psiquiátrica
del Departamento de Medicina Preventiva y Laboral del
Poder Judicial de la Nación son claros en ese sentido”
(fs. 93).
Sostiene
absolutamente
denunciante:
que
“Por
descabellado
No
sólo
no
lo
lo
demás
resulta
afirmado
m[intió]
ni
por
ocult[ó]
el
[su]
enfermedad a la Junta Médica, sino que ésta -compuesta
por
especialistas-
[la]
examinó
periódicamente,
concluyendo que ‘[…] Entrevistada la Sra. magistrada, no
existen
síntomas
actividad.
Debe
de
proceso
continuar
psicopatológico
los
actual
tratamientos
de
en
orden
clínico que cumple a la fecha, con evaluación por medio
de la junta médica clínica, en este departamento” (fs.
290 del legajo médico.)” (fs. 93/93 vta.).
Señala que “Idénticos resultados surgieron de
los reconocimientos médicos practicados con posterioridad
(fs. 298, 326, 345, 353, 355, 358), acompañando en todos
los casos los correspondientes certificados médicos” (fs.
93 vta.).
Refiere que “Esta claro que no m[intió] a la
Junta
Médica.
acompañando
en
Tampoco
ocult[ó]
cada
oportunidad
información
el
alguna,
correspondiente
certificado médico. En el caso de la internación en la
Fundación Favaloro, adjunt[ó] la epicrisis expedida por
la médica que allí [la] atendió (fs. 286.). De manera que
22
Consejo de la Magistratura
la
acusación
formulada
por
el
Dr.
Moyal
resulta
absolutamente falsa, careciendo del mínimo sustento” (fs.
94).
Aclara
que
“el
denunciante
no
se
limita
a
señalar que pade[ce] de alcoholismo crónico y ebriedad
habitual,
sino
que
además
asevera
que
ocult[ó]
deliberadamente [su] adicción al alcohol al mentir las
juntas
médicas
del
Poder
Judicial,
y
que
tal
circunstancia es ‘de público conocimiento’” (fs. 94).
Expone que “De las constancias en [su] legajo
médico
resulta
claro
que
no
m[intió]
ni
ocult[ó]
información alguna a la junta médica, compuesta ésta por
especialistas,
quienes
[la]
examinaron
en
más
de
una
oportunidad y siguieron todo el tratamiento por [sus]
dolencias en la columna, recomendando el otorgamiento o
prórroga de la licencia médica”.
Sostiene que “De allí que lo afirmado por el
denunciante, lejos de ser algo ‘de público conocimiento’,
resulta –nuevamente- tan sólo una mera conjetura carente
de respaldo probatorio alguno” (fs. 94/94 vta.).
Afirma que “en la causa sobre la muerte del
periodista
Juan
Castro,
denuncia
por
‘dolosa
inactividad’,
inherentes
a
supuestas
[su]
que
es
‘manifiestas
llev[ó]
cargo
la
en
todo
que
motiva
esta
irregularidades’
adelante
momento
las
con
y
tareas
absoluta
responsabilidad, subrogándo[la] un magistrado sustituto
una vez que [le] otorgaran las licencias médicas” (fs. 94
vta.).
Manifiesta que “El Juez interino prosiguió la
instrucción de la causa desde que se [le] concediera la
primera licencia por atención de familiar (del 21 al 25
de julio de 208, véase fs. 2496 del expediente) y, luego,
por enfermedad de largo tratamiento (del 12 de agosto de
2008 al 17 de mayo de 2009)” (fs. 94 vta./95).
Agrega que “Finalizada la licencia, reinici[ó]
[sus] actividades inmediatamente, el 18 de mayo de 2009,
resolviendo
planteos
formulados
en
la
causa
al
día
siguiente (fs. 2962.)” (fs. 95).
23
Concluye
que
“Por
consiguiente,
hablar
de
inactividad, como lo hace el denunciante, resulta por
demás audaz y temerario”.
IV.
Acompaña
asimismo,
la
magistrada,
copia
simple del legajo médico y constancias de tratamientos en
distintos establecimientos médicos.
Así, obran en estas actuaciones: la Historia
Clínica del Sanatorio Adventista N°383063 del 21/11/2008,
Resonancia
Magnética
realizada
en
el
Centro
de
Diágnóstico Dr. Enrique Rossi del 14/08/2008, constancia
de
atención
del
Dr.
Enrique
Miguens
en
el
Hospital
Británico de fecha 16/09/2008, certificación del Hospital
Italiano expedida por el Dr. Carlos Solá del 9/06/2009,
estudio
realizado
en
la
Fundación
Favaloro
de
fecha
10/06/2009, Historia Clínica en dos fojas del Hospital
Británico del 16/06/2009.
V. Formulado el correspondiente descargo y de
la
compulsa
Comisión
se
magistrada,
de
los
avocó
a
que
se
antecedentes
delimitar
pone
a
si
acompañados,
la
conducta
consideración
como
esta
de
la
objeto
central de la presentación del denunciante, podría ser
objetadas en los términos de mal desempeño conforme lo
establecido en la Constitución Nacional y la ley 24937 y
sus modificatorias.
CONSIDERANDO:
1°)
Que
en
estos
autos
se
ha
denunciado
la
“inactividad demostrada en el marco de la investigación
(…) de los hechos relacionados con la muerte del conocido
periodista Juan Castro”, la cual lleva más de cuatro (4)
años sin haberse arribado a la verdad de lo realmente
ocurrido ni a la identificación de los responsables”.
24
Consejo de la Magistratura
Sin
embargo,
en
oportunidad
de
contestar
el
traslado previsto en el art. 11 del Reglamento de la
Comisión
de
Disciplina
y
Acusación,
la
magistrada
denunciada informó los pasos y temperamentos adoptados en
la
causa
cuestionada,
indicando
que
“el
avance
de
la
causa (…) donde se procesó a varios médicos psiquiatras
por abandono de persona seguido de muerte,
puede haber
generado cierto malestar en la corporación médica (véase,
en
ese
sentido
solicitada
–dice
publicada
la
en
magistrada-
el
diario
la
Clarín
enérgica
por
la
Asociación de Psiquiatras Argentinos el 19 de diciembre
de 2008, obrante a fs. 2693 del expediente)” (fs. 74
vta./75).
Asimismo, asevera la jueza que “el expediente
nunca estuvo inactivo durante la instrucción, habiendo
requerido
la
querella
y
el
Ministerio
Público
la
elevación a juicio en el año 2009, pedido al que se
opusieron los procesados. Tal es la situación en que se
halla actualmente la causa”.
Por otro lado, indica con precisión que “Por el
contrario, en dicha causa –que se inició el 2/03/2004- se
realizaron
en
tiempo
y
forma
todas
las
medidas
probatorias requeridas por la querella y el Ministerio
Público. De la misma forma, la suscripta tomó numerosas
declaraciones
indagatorias,
que
dieron
lugar,
posteriormente, a las declaraciones de falta de mérito y
a
los
autos
correspondientes,
de
y
procesamiento
a
los
y
consiguientes
sobreseimiento
recursos
de
apelación y casación interpuestos en contra de ellos.
Es dable señalar que la Excma. Cámara Nacional
de Apelaciones en lo Criminal y Correccional (Sala VI)
confirmó los procesamientos dictados y embargos trabados,
con la sola excepción del dictado respecto de Ricardo
Handlarz,
de
quien
se
dispuso
su
sobreseimiento
(…)”
(fs. 80/81).
25
En ese mismo sentido, agrega que “Más aún,
los cuatro años de proceso de que se queja el denunciante
tampoco aparecen como exorbitantes en la tramitación de
una
causa
de
cierta
complejidad
–por
las
pericias
practicadas y la gran cantidad de documentos, videos y
casetes secuestrados que ocupan actualmente 15 cuerpos en
el expediente- con numerosas partes intervinientes”.
Estas
asidero
de
circunstancias
la
denuncia
evidencian
la
cuanto
la
en
a
falta
de
supuesta
inactividad de la investigación en cuestión, toda vez que
al
momento
causa
de
presentar
su
correspondiente
informe
se
la
magistrada,
la
pendiente
de
encontraba
elevación a juicio en virtud de los recursos interpuestos
por
los
procesados
correspondientes,
es
decir
con
la
falta
de
instrucción concluida.
2°)
Que
en
cuanto
a
la
supuesta
idoneidad física y psíquica imputada por el denunciante,
cabe
advertir
que
verosímilmente
no
se
permitan
advierten
suponer
tales
elementos
extremos.
que
Esto,
teniendo a la vista los diversos informes y constancias
médicas de reciente data incorporadas por la magistrada
denunciada,
como
se
indican
en
el
resulta
IV,
y
la
ausencia de elementos concretos en este sentido en el
plexo probatorio de esta causa. Todo ello, sin perjuicio
de
indicar
que
cuestionada
la
(conf.
actividad
desarrollada
considerando
1.,
bien
en
la
causa
sirve
como
ejemplo respecto a la tarea realizada por la magistrada
en
cuestión,
que
alejan
toda
duda
o
de
las
sospecha
en
ese
sentido).
3°)
Que,
en
virtud
consideraciones
efectuadas, y toda vez que no surge ninguna irregularidad
en
la
actuación
de
la
magistrada
cuestionada
que
configure alguna de las causales de remoción previstas en
el
artículo
53
de
la
Constitución
Nacional,
ni
falta
disciplinaria alguna de las previstas en el artículo 14
de
la
Ley
N°
24.937
y
modificatorias,
corresponde
desestimar las presentes actuaciones.
4°) Que ha tomado intervención la Comisión de
Disciplina y Acusación –mediante dictamen 365/09-.
26
Consejo de la Magistratura
Por ello,
SE RESUELVE:
1°) Desestimar la denuncia formulada contra la
doctora
Susana
Mabel
Castañera,
titular
del
Juzgado
Nacional en lo Criminal de Instrucción Nº 31.
2°) Notificar al denunciante, a la magistrada
denunciada y archivar las actuaciones.
Regístrese.
Firmado por ante mí, que doy fe.
Fdo:
Luís
María
Bunge
Campos
-
Hernán
L.
Ordiales
(Secretario General)
27
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