Consejo de la Magistratura RESOLUCION N° 663/09 En Buenos Aires, a los 10 días del mes de diciembre del año dos mil nueve, sesionando en la Sala de Plenario del Judicial de Consejo la Nación Presidencia del Dr. de la “Dr. Magistratura Lino E. del Palacio”, Poder con la Luis María Bunge Campos, los señores consejeros presentes, y VISTO: El expediente 48/2009, caratulado “Moyal José Armando c/Dra. Castañera Susana Mabel (jueza de instrucción N° 31)”, del que RESULTA: I. La presentación del Dr. José Armando Moyal, en la que denuncia a la Dra. Susana Mabel Castañera, titular del Juzgado Instrucción N°31, Nacional en lo Criminal de por “mal desempeño” (fs. 1/15) . Manifiesta que “de conformidad con lo previsto en en los arts. 53, 110 114, 115 y concordantes de la Constitución Nacional, leyes 24.937 y (…) el Reglamento para la Justicia Nacional, el Reglamento del Consejo de la Magistratura y el Reglamento de esa Comisión de Acusación, concurre a “radicar formal denuncia, al menos, por ‘mal desempeño’ y ‘mala conducta’ contra la titular del Juzgado Nacional en lo Criminal de Instrucción N° 31, Dra. Susana M. Castañera” (fs. 2). Señala que “La presente denuncia consiste en la exposición de conocimiento, determinados hechos efectivamente que son de producidos, público algunas consideraciones sobre ellos vertidas por el suscripto, el correspondiente ofrecimiento de prueba tendiente a su acreditación y, a partir de allí, la petición expresa a ese Alto Cuerpo de que efectúe la investigación pertinente a fin de dilucidar la efectiva producción de los episodios denunciados y la configuración de ‘mal desempeño’ y ‘mala conducta’ por parte de la magistrada precitada” (fs. 2/2 vta.). 1 Expresa que “H[a] tomado conocimiento, a raíz de trascendidos y de diversos informes televisivos, que la titular del Instrucción Juzgado N° 31, Nacional doctora en Susana lo M. Criminal de Castañera, ha desarrollado gravísimas conductas que resultan a todas luces incompatibles con la investidura y la dignidad que merece el cargo que ocupa. En tal sentido, [es] uno de los tantos ciudadanos que observó azorado las contundentes acusaciones formuladas contra la magistrada que, vale recalcarlo, fueron debidamente fundadas y demostradas en el informe denominado ‘jueces peligrosos’, del programa televisivo conducido por el periodista Rolando Graña y emitido por América TV”(fs. 3). Menciona que “La seriedad y gravedad de las acusaciones [lo] llevaron al convencimiento como ciudadano, mucho más aún como abogado, de recurrir ante este Cuerpo y denunciar formalmente dichas circunstancias fácticas para que se inicie la pertinente investigación. Concretamente, la primera acusación se basa en su irregular desempeño como titular del Juzgado Nacional en lo Criminal de Instrucción N°31 en la investigación de los hechos relacionados con la muerte del conocido periodista Juan Castro” (fs. 3 vta.). Manifiesta que “Al respecto, el mal desempeño de su función y/o mala conducta se habría visto reflejado en la inactividad demostrada en el marco de esa investigación, la cual lleva más de cuatro (4) años sin haberse arribado a la verdad de lo realmente ocurrido ni a la identificación de sus responsables” (fs. 3 vta.). Agrega que “Sobre este aspecto, muchas han sido las denuncias distintos medios magistrada Asimismo, públicas de continúa al menos que se comunicación ejerciendo hasta han y, tan donde lanzado sin en embargo, prestigioso el los suscripto la cargo. conoce, ninguno de los organismos de control y juzgamiento ha realizado el pertinente trámite investigativo sobre la Dra. Susana M. Castañera” (fs. 3 vta.). Refiere que “es evidente que la nombrada, en el ejercicio omitido de su función, adoptarlas, que ha tomado decisiones, manifiestamente se o ha contradicen 2 Consejo de la Magistratura con el espíritu del cargo que ejerce. A ello debe sumársele el segundo aspecto relevante de esta denuncia que consiste en la demostrada falta de idoneidad de la juez mencionada. Ante todo, debemos tener en cuenta que el juicio político tiene como finalidad el control de la rectitud de la conducta de un magistrado, o su capacidad para el normal desempeño de la función. Seguramente nadie negará que para ser juez se requiere de condiciones físicas y psicológicas específicas, sin las cuales se torna muy difícil y hasta imposible la exigente prestación del servicio de justicia. En ese marco, se debe procurar que la jueza cuente con un buen estado de salud física y psíquica, y que tenga: equilibrio emocional, vocación conciliadora, capacidad para escuchar y razonar” (fs. 3 vta./4). Señala que “No cabe duda que en buena medida la ‘autoridad’ de un juez descansa no tanto en sus conocimientos jurídicos sino en esa idoneidad ética que la sociedad reconoce y exige del que se va a desempeñar como juez. Asimismo se requiere que aquel que se desempeña –o vaya a desempeñarse- como juez cuente con: una buena reputación por su integridad; compromiso con la justicia y la dignidad de las personas; carezca de pomposidad y tendencias autoritarias; conozca las normas éticas implícitas en la misión de juzgar; tenga convicción ética de su rol, capacidad para escuchar y vocación de servicios; sea honesto, estudioso, imparcial, independiente, responsable, ponderado, ecuánime, íntegro, perseverante, valiente, respetuoso de los otros, puntual, paciente y conciliador. En nuestro caso, lejos de ello, se ha difundido que la titular del Juzgado Nacional en lo Criminal de Castañera, Instrucción padece de N° graves 31, doctora problemas de Susana M. adicción al alcohol que, como hemos visto, al menos, en el ejemplo de la investigación de la muerte de Juan Castro, le impidieron cumplir con rectitud su conducta de juez y afectaron su capacidad para desempeñar normalmente su función” (fs. 4 vta.). Manifiesta que “esta compleja problemática que la padece la acusada trascendió claramente el ámbito 3 privado de la nombrada y, lamentablemente, se exteriorizó no sólo en los medios de comunicación sino, fundamentalmente, en su actividad funcional, con un grave y evidente daño al servicio de administración de justicia y menoscabado de su investidura, que según se afirma en el foro no se encuentra en condiciones de ejercer en forma alguna” (fs. 5). Sostiene que “Tales extremos fueron puestos en evidencia en el programa televisivo mencionado, en el cual se demostró que los días 16 y 17 de agosto de 2008 la acusada estuvo internada en la Clínica Favaloro por haber consumido, en exceso, pastillas y alcohol” (fs. 5 vta.). Afirma que, asimismo, “en el mes de septiembre de ese año estuvo internada en un reconocido centro adventista de la provincia de Entre Ríos en el que, por vía telefónica, le confirmaron a la producción del programa que la Dra. Susana Castañera había permanecido unos días allí y se había retirado el domingo anterior” (fs. 5 vta.). Agrega que “por último, no pued[e] dejar de denunciar que, conforme se demostró en ese programa televisivo y es de público conocimiento, la magistrada ha mentido en las diferentes juntas médicas a las que tuvo que someterse debido a sus reiteradas licencias médicas solicitadas”. Expresa que “(e)n tal sentido, dado que el reconocimiento de su enfermedad y/o adicción le podría traer aparejado variados inconvenientes para mantener su cargo, la Dra. Susana M. Castañera se encargó de ocultar dichas circunstancias y seguramente, para ello, no tuvo otra opción aducidas que para mentir abiertamente solicitar y obtener en las sus causales licencias extraordinarias” (fs. 5 vta.). Señala “(s)obre este aspecto, en el mencionado programa televisivo reportaje que le pud[o] hicieron obsevar al Dr. un Mariano pasaje del Candioti – Presidente del Consejo de la Magistratura- quien, con absoluta claridad, afirmó que los problemas de adicción deber ser tenidos en cuenta, por la relación que pueden 4 Consejo de la Magistratura tener con la tarea de administrar justicia y agregó que si un magistrado falsea ante la junta médica estamos ante un ilícito y ese magistrado es pasible de las sanciones como cualquier otro magistrado. La contundencia de sus palabras [lo] eximen de mayores comentarios” (fs. 5 vta./6). Hace referencia a “como bien dijo el periodista Rolando Graña en su informe “jueces peligrosos”, un juez puede tener problemas, pero no puede mentir. Y la aquí acusada mintió al no reconocer su adicción y falsear en las causales de sus licencias” (fs. 6). Finalmente, manifiesta que “la magistrad(a) demostró una falta de idoneidad, no sólo profesional o técnica, sino también moral, que, insist[e], determina un daño a la gestión de los intereses generales de la Nación”. Cita doctrina, jurisprudencia y ofrece pruebas. II. corrió La Comisión traslado a la de Disciplina magistrada y Dra. Acusación Susana Mabel Castañera, en los términos del artículo 11 del Reglamento de la Comisión de Disciplina y Acusación, habiendo sido, como consta en estas actuaciones debidamente notificada. III. En virtud de ello, la magistrada realizó su descargo con asistencia letrada, manifestando, en primer lugar, que se proponga al Plenario del Consejo de la Magistratura 71/98). la desestimación Seguidamente, refiere de que: la denuncia “(l)a (fs. denuncia presentada por el doctor Moyal en [su] contra resulta palmariamente infundada y denota evidente mala fe en su formulación” (fs. 71 vta.). Señala causales de magistratura que mal “El denunciante desempeño judicial, en basadas el [le] imputa ejercicio todas ellas de en tres la mera conjeturas y apreciaciones subjetivas carentes de mínimo respaldo argumental y probatorio” (fs. 72). Afirma que “La denuncia se centra en [su] actuación como Juez de Instrucción en la causa seguida por la muerte del periodista Juan Castro, en la que el Doctor Moyal no es parte ni representante de las partes, ya sean el querellante o los procesados. Si bien ello no 5 obsta a Consejo la realización de la de esta Magistratura, presentación lo cierto es ante el que el denunciante desnuda un claro desconocimiento de la causa penal. Ello lo lleva a aludir genéricamente de ‘numerosas irregularidades’ y de ‘ilegítimo proceder’ de [su] parte, cuando en la causa ni siquiera fueron articuladas nulidades procesales por parte de los sujetos que, de haber existido aquéllas, pudieron verse afectados” (fs. 72/72 vta.). Expresa que “Todo lo cual conduce a pensar que el objetivo inconfeso de esta presentación no es otro que pretender torcer el curso de una investigación judicial en marcha no por los caminos recursivos previstos en la legislación, sino mediante el avieso mecanismo del juicio político, el decisiones que no judiciales está –aún previsto en el para caso en enmendar que sean incorrectas o desacertadas- sino para juzgar y sancionar las desviaciones de conducta de los magistrados (tal es la doctrina, no abandonada, del Jurado de Enjuiciamiento de la Nación desde el caso ‘Bustos Fierro’, del 26/04/2000, La Ley, Suplemento de Derecho Constitucional del 4/08/2000, p. 37)” (fs. 72 vta.). Refiere que “lo que es más grave aún, mediante esta infundada y temeraria denuncia, por los términos categóricos en irreversible que a fue [su] redactada, estima se social produce y un daño reputación como magistrad(a)” (fs. 73). Manifiesta que “El abogado Moyal, a quien no cono[ce] ni recuerd[a] que haya intervenido en alguna causa que tramitara ante el Tribunal a [su] cargo, [la] acusa, con total liviandad y con absoluta orfandad probatoria, de ser ‘alcohólica crónica’, ‘ebria habitual’ y ‘adicta al alcohol y las pastillas’, lo cual, asegura, es ‘de público conocimiento’ y sabido en el foro judicial” (fs. 73). Agrega que “Semejantes lacerantes e injuriosas acusaciones –que magistrad(a)- no van se más allá fundan en de [su] otra desempeño cosa que en como las propias palabras del abogado Moyal, quien a su vez, dice, 6 Consejo de la Magistratura las tomó del programa periodístico de Rolando Graña emitido por América TV” (fs. 73/73 vta.). Expresa que “de la simple lectura de la denuncia se advierte que el doctor Moyal no se limita a poner en dudas [sus] condiciones físicas y morales, sino que va más allá, al asegurar que pade[ce] las patologías antes citadas verbos que descartando emplea, todo dando uso por potencial ciertas de sus los graves acusaciones” (fs. 73 vta.). Manifiesta que irremediablemente el conseguir ámbito servicio en el judicial, “De buen tal nombre forense habiéndo[se] y manera honor luego de afecta que 30 incorporado sup[o] años al de Poder Judicial de la Nación el 14 de junio de 1979, sin que exista mácula alguna en [su] hoja de servicio” (fs. 73 vta.). Expone que “[Su] trayectoria en la justicia, donde ocup[ó] sucesivamente los cargos de secretario –por concurso-, defensor oficial y, finalmente juez, da cuenta de un desempeño intachable (rueg[a] se [le] dispense esta falta de humildad ante las graves tachas formulas por el acusante)” (fs. 73 vta./74). Afirma que “Nunca se [le] impusieron sanciones disciplinarias ni se inició sumario administrativo alguno en [su] contra. Desde lo sustancial, el Juzgado a [su] cargo tiene una eficiente gestión en relación con los recursos humanos y materiales que se disponen. En cuanto a la calidad de las decisiones basta decir que la casi totalidad de [sus] resoluciones son confirmadas por la Cámara del fuero”. De allí lo disparatado de la aseveración del doctor Moyal en el sentido que es vox populi en el fuero que care[ce] de idoneidad para ser juez” (fs. 74/74 vta.). Refiere que “Honestamente, descono[ce] cuál puede ser el interés perseguido por el abogado Moyal con esta falsa denuncia, montada sobre el supuesto contenido de un programa periodístico, con patente tergiversación de la realidad” (fs. 74 vta.). Relata que “cuando la causa sobre la investigación de la muerte del periodista Juan Castro 7 recayó en [su] Juzgado sup[o] que [se] vería más expuesta a la opinión pública. Esa exposición a las críticas, sean éstas justas o no, que es consustancial al ejercicio de cualquier función pública, se ve absolutamente trasvasada por la presente denuncia, que transcurre por el ataque personal injurioso” (fs. 74 vta.). Manifiesta que “Recono[ce] que el avance de la causa sobre la muerte de Juan Castro, donde se procesó a varios médicos psiquiatras por abandono de persona, puede haber generado cierto malestar en la corporación médica (véase, en ese sentido, la enérgica solicitada publicada en el diario Clarín por la Asociación de Psiquiatras Argentinos el 19 de diciembre de 2008, obrante a fs. 2693 del expediente.)” (fs. 74 vta./75). Señala que “Independientemente del acierto o error de las decisiones tomadas en el marco de la citada causa –cuya revisión no compete a V.E.- es indudable que el mecanismo escogido por el acusante no resulta apto para torcer o revertir la instrucción penal en curso, debiendo V.E. denuncia por proponer ser al Plenario manifiestamente el rechazo infundada, de la además de falaz y temeraria” (fs. 75). Expresa que “En prieta síntesis, el abogado denunciante [la] acusa de mala conducta y mal desempeño en el ejercicio de la magistratura, solicitando que se proceda a una denunciados y, profunda de investigación corresponder, se de los [le] hechos aplique la sanción pertinente de acuerdo a lo dispuesto en la ley 24937 y normas reglamentarias” (fs. 75 vta.). Sostiene que “Un análisis pormenorizado de los hechos que desordenadamente fueran expuestos en la denuncia –que exhibe altos grados de generalidad y escasa precisión sobre las conductas reprochadas- permite diferenciar tres causa que, aún relacionadas, serían las que motivan la misma, y que deviene necesario escindir a fin de permitir un adecuado descargo. En concreto, el mal desempeño y mala conducta que se [le] imputa puede ser subsumido en las siguientes causales: 1) Inactividad procesal en el marco de la investigación por la muerte del periodista Juan Castro. 8 Consejo de la Magistratura 2) Falta de idoneidad física y psíquica para el ejercicio de la magistratura judicial producido por ‘el excesivo consumo de bebidas alcohólicas’, que [le] habría conducido al ‘alcoholismo crónico’. 3) Falta de idoneidad moral para el ejercicio de la magistratura judicial, al haber ‘mentido en las diferentes juntas médicas a las que tuvo que someterse debido a sus reiteradas licencias médicas solicitadas’” (fs. 75 vta./76). A continuación, la magistrada analiza cada una de estas imputaciones a fin de realizar su pertinente descargo. Refiere, inactividad con procesal, relación que “La a la primera imputación sobre acusación tiene como punto de partida [su] actuación en la causa ‘Castro Juan Alberto s/ abandono de persona con muerte’, expediente No. 14.123/2004, que tramita ante el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N°31, a [su] cargo” (fs. 76 vta./77). Señala que “Se [la] acusa de inactividad en la investigación de la muerte del periodista Juan Castro “[…] la cual lleva cuatro (4) años sin haberse arribado a la verdad de lo realmente ocurrido ni a la identificación de sus responsables,” agregando, a continuación que “[…] es evidente persona], que en el la nombrada ejercicio [en de su referencia función, ha a [su tomado decisiones, o ha omitido adoptarlas, que manifiestamente se contradicen con el espíritu del cargo que ejerce” (fs. 3 vta.)” (fs. 77). Manifiesta que “Más adelante, luego de definir el concepto jurídico de mal desempeño, agrega: ‘Esta es la situación de la doctora Susana M. Castañera porque, más allá de la eventual comisión de algún delito, lo cierto es que su inactividad en la investigación mencionada, afecta directamente el debido proceso y el derecho de defensa de la víctima” (fs. 8 vta.)” (fs. 77/77 vta.). Agrega “Finalmente, en otro pasaje del escrito emplea un demostrado calificativo a lo largo antes de no lo utilizado: expuesto ”[…] en h[a] páginas 9 anteriores vagas o que no difusas delimitada ba[sta] sino, este muy inactividad pedido por dolosa el de en expresiones contrario, la Sra. en la Juez de Instrucción, quien se apartó deliberadamente en un todo de las normas vigentes en la materia… (fs. 10 vta./11)” (fs. 77 vta.). Al respecto, la magistrada manifiesta que “La denuncia carece de un mínimo sustento. El denunciante no identifica dictadas las en actuaciones contra de concretas las que ‘normas habrían vigentes sido en la materia’. Tampoco señala cuáles han sido las decisiones tomadas u omitidas, ‘que manifiestamente se contradicen con el espíritu del cargo que ejerce’” (fs. 77vta./78). Expresa que “En fin, todas estas imprecisiones desnudan la vaguedad y generalidad de la acusación, lanzada sin conocimiento ni el mínimo estudio procesal de la causa, basada en una mera conjetura que demuestra, al contrario de lo sostenido por el acusante, que su pedido sí se apontoca en expresiones vagas o difusas” (fs. 78). Señala que “En definitiva: ¿Qué es -a criterio del abogado Moyal- aquello que deb[ió] hacer o sencillamente no hi[zo]?” (fs. 78). Relata que “Nada dice” (fs. 78). Considera que “Lo que es más grave aún, tampoco aduce qué es lo que lo hace pensar que tal inactividad (que no precisa) ha sido deliberada o dolosa” (fs. 78 vta.). Sostiene que “Se trata de una grave acusación lanzada con liviandad e irresponsabilidad por el abogado denunciante, [su] que prestigio ofende como –gratuita magistrado de e la innecesariamenteNación, con una trayectoria intachable en 30 años de servicio judicial” (fs. 78 vta.). Destaca que “Más aún, tampoco se hace eco de planteo alguno realizado por defensor o letrado en la causa en que se investiga la muerte del periodista Juan Castro. Ello así, pues, sencillamente, en dicha causa no se ha formulado queja alguna por inactividad procesal, retardo de justicia o violación de la garantía a ser juzgado en plazo razonable” (fs. 78 vta.). 10 Consejo de la Magistratura Manifiesta que “Sí, es cierto, que las partes han tenido la oportunidad procesal de recurrir las decisiones que juzgaron erróneas o infundadas, la mayoría de las cuales fueron, a la postre, confirmadas por la Cámara. Volver[á] sobre ello más adelante” (fs. 78 vta./79). Señala que “en definitiva, ése –el judicial- es el ámbito apropiado para debatir (y hasta revertir, llegado el caso) las decisiones adoptadas por el órgano jurisdiccional competente” (fs. 79). Refiere mediante una que vía “Lo oblicua que pretende –la el Dr. presentación Moyal de esta infundada, temeraria y maliciosa denuncia- es lograr una revisión heterodoxa de las actuaciones judiciales por un órgano cuyo juzgar la cometido idoneidad constitucional o conducta de es los bien distinto: jueces, no el acierto o error de sus decisiones (artículos 53 y 115 de la Constitución Nacional; 8.1 y 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos)” (fs. 79). Considera que “Lo más llamativo es que el Dr. Moyal no es parte, ni defensor o letrado de parte alguna en la causa penal. Su calidad es de “[…] uno de los tantos ciudadanos que observó azorado las contundentes acusaciones formuladas contra la magistrad(a) que, vale recalcarlo, fueron debidamente fundadas y demostradas en el informe denominado ‘jueces peligrosos’, del programa televisivo conducido por el periodista Rolando Graña y emitido por América TV” (fs.3) (fs. 79 vta.). Destaca que “es un televidente, un simple ciudadano –dicho ello sin sentido peyorativo- sin acceso o conocimiento de la causa, que monta su acusación en el supuesto contenido de un programa periodístico, cuya copia no acompaña ni solicita” (fs. 79 vta). Afirma que “Con ello quier[e] decir que la supuesta inactividad que alega el Dr. Moyal no sólo no fue invocada querellante, por ni las las partes personas (ni el fiscal, procesadas) ni en el las actuaciones judiciales (menos aún comprobada), sino que ni siquiera se tomó el trabajo de individualizar cuáles a su criterio habrían sido los actos u omisiones que 11 hubieran redundado en un perjuicio ‘al debido proceso o al derecho de defensa de la víctima’. Máxime cuando ni el propio querellante –el hermano de la víctima, Hugo Atanor Castro- se agravió de la mentada violación a las garantías del debido proceso y del derecho de defensa” (fs. 79 vta./80). Agrega que “En conclusión, una acusación esgrimida ligeramente, sin el mínimo respaldo argumental y con evidente mala fe. A mayor abundamiento, cabe señalar que en la causa penal instruida a raíz de la muerte del periodista no se evidencia –ni ha sido alegado por las partes- demora injustificada alguna en su tramitación” (fs. 80/80 vta.). Expresa que “El denunciante se limita a señalar que la causa ‘[…] lleva cuatro (4) años sin haberse arribado a la verdad de lo realmente ocurrido ni a la identificación de sus responsables’. Por el contrario, en dicha causa –que se inició el 2/03/2004- se realizaron en tiempo y forma todas las medidas probatorias requeridas por la querella y el Ministerio Público. De la misma forma, la suscripta indagatorias, que declaraciones de tomó dieron falta numerosas lugar de declaraciones posteriormente mérito y a los a autos las de procesamiento y sobreseimiento correspondientes, y a los consiguientes recursos de apelación y casación interpuestos en contra de ellos” (fs. 80 vta.). Manifiesta que “Es dable señalar que la Cámara Nacional Criminal y Correccional (Sala VI) confirmó los procesamientos dictados y embargos trabados, con la sola excepción del dictado respecto de Ricardo Handlarz, de quien se dispuso su sobreseimiento (fs. 2694/2714). A su vez, los defensas recursos de los de casación procesados interpuestos fueron por las oportunamente desestimados (fs. 2822)” (fs. 80/81 vta.). Afirma que “En otras palabras, el expediente nunca estuvo inactivo durante la instrucción, habiendo requerido la querella y el Ministerio Público la elevación de la causa a juicio en el año 2009, pedido al que se opusieron los procesados. Tal es la situación en que se halla actualmente la causa” (fs. 81). 12 Consejo de la Magistratura Destaca que “Más aún, los cuatro años de proceso de que se queja el denunciante tampoco aparecen como exorbitantes en la tramitación de una causa de cierta complejidad –por las pericias practicadas y la gran cantidad de secuestrados que expediente- con documentos, videos y casetes ocupan actualmente 15 cuerpos en el numerosas partes intervinientes (fs. 81/81 vta.). Manifiesta que “Como es sabido la determinación de la razonabilidad del plazo procesal lejos de ser una cuestión matemática o numérica está supeditada al examen de ciertos parámetros (actividad del tribunal, conducta de las partes y complejidad del asunto), lo que impide precisar ex ante si cuatro años de proceso resulta o no excesivo, debiendo tenerse en particular consideración las circunstancias concretas en que se lleva a cabo la labor, con los recursos humanos y materiales de los que efectivamente se dispone” (fs. 81 vta.). Señala que “En el caso de la instrucción penal por la muerte de Juan Castro, el plazo del proceso entra dentro de los parámetros de razonabilidad que utilizan la jurisprudencia la nuestra Corte Suprema de Justicia y la Corte Interamericana de Derechos Humanos. De todas formas, cabe señalar –a todo evento- que la morosidad que puede dar lugar a la sanción de un magistrado no reside en el atraso en la instrucción de una causa en particular –cosa que por el otro lado no se observa en el expediente que origina la denuncia- sino más bien en un cuadro sistemático o general de defectuoso funcionamiento del juzgado o tribunal de que se trate” (fs. 81 vta./82). Agrega que “Tal es lo que surge de la jurisprudencia pacífica del Jurado de Enjuiciamiento de la Nación. Así, en el fallo “N.N.A.”, del 30/05/2005, el Jurado entendió configurado el mal desempeño ante las reiteradas inasistencias del magistrado a su juzgado y las repetidas dilaciones injustificadas de los trámites. En dicho exigido fallo por los remarcó que artículos el 16 requisito y 99 de inciso idoneidad 4° de la Constitución se ve afectado por el incumplimiento grave de las obligaciones del cargo” (fs. 82/82 vta.). 13 Afirma que “De la misma forma, en ‘Marquevich’, fallo del Jurado 29/09/2003 determinó reiteradas (Revista que las negligencias La Ley numerosas 2004-A-670) el irregularidades constituían un ‘patrón y de conducta’ traducido en un obrar por acción u omisión de modo perjudicial para el interés y beneficio públicos” (fs. 82 vta.). Sostiene que “En definitiva, lo que se exige es un ‘intolerable apartamiento de la misión confiada a los jueces’ (J.E.M., ‘Brusa, Víctor H.’, del 30/03/2000, La Ley 2003-A-212.)” (fs. 82 vta.). Refiere insinuado Juzgado por de que el “Ello –que denunciante- Instrucción a ni tampoco [su] cargo. siquiera acontece No fue en existe el allí ninguna situación generalizada de retraso o denegación de justicia, no existiendo queja o reclamo alguno en tal sentido ante la Cámara Nacional en lo Criminal y Correccional ni ante este Consejo de la Magistratura” (fs. 82 vta./83). Manifiesta que “Por el contrario, el funcionamiento de [su] Juzgado es más que adecuado, tanto cuantitativa como cualitativamente. Prueba de ello es que la casi totalidad de [sus] resoluciones son confirmadas por la Alzada” (fs. 83). Señala que “En conclusión, la causa ‘Castro, Juan s/ abandono de persona con muerte’ ha sido llevada correctamente, sin advertirse retraso injustificado en su tramitación, el que no fue alegado en momento alguno por las partes procesales, tampoco padeciendo el Juzgado a [su] cargo justicia un que cuadro sea de deficiente reprochable o administración merecedor de de sanción la primera disciplinaria alguna” (fs. 83). Resalta acusación que realizada manifiestamente “Por por el infundada, consiguiente, denunciante sino no que sólo además es es evidentemente maliciosa y temeraria, al imputar[le] dolo y deliberación en la supuesta inactividad que –como imputación sobre demostr[ó]- no existió (fs. 83 vta.). Refiere, con relación a la falta de idoneidad física y psíquica, que “La segunda 14 Consejo de la Magistratura acusación –tan falaz como la anterior- se centra en [su] falta de idoneidad física y psíquica para el ejercicio de la judicatura a raíz de un supuesto padecimiento de alcoholismo crónico que [le] impediría llevar adelante la labor judicial, afectando a su vez el decoro y buen nombre de la magistratura” (fs. 83 vta.). Manifiesta señalar que “[…] Juzgado Nacional que se en “El ha denunciante difundido lo Criminal que y se la limita titular Correccional a del N°31, doctora Susana M. Castañera, padece de graves problemas de adicción al alcohol que, como hemos visto, al menos en el ejemplo de la investigación de la muerte de Juan Castro, le impidieron cumplir con rectitud su conducta de juez y afectaron su capacidad para desempeñar normalmente su función (fs. 4 vta.)” (fs. 84). Agrega, luego, que ”’[…] el excesivo consumo de bebidas alcohólicas crea condiciones patológicas’, entre las que enumera ‘[…] el ausentismo laboral, la pérdida de empleo, la disminución de la capacidad productiva y, en nuestro caso, en las numerosas irregularidades cometidas por la acusada en el marco de la causa penal referida’” (fs. 4 vta.) (fs. 84/84 vta.). crónico Relata que y embriaguez la “Luego de definir habitual, el el alcoholismo denunciante concluye: ‘En fin, esta compleja problemática, que padece la acusada, trascendió claramente el ámbito privado de la nombrada y, sólo en los medios de comunicación sino, fundamentalmente, en su actividad funcional, con un grave y evidente daño al servicio de administración de justicia y menoscabo de su investidura, que según se afirma en el foro no se encuentra en condiciones de ejercer en forma alguna’ (fs. 5)” (fs. 84 vta.). Señala que “La acusación resulta tan infundada como agraviante, sin el mínimo respeto y decoro que mere[ce], no sólo como magistrado de la Nación, sino – antes que ello- como cualquier persona, con sus vínculos familiares y sociales, que afectada irremediablemente su buen nombre liviandad, de y honor. ser Se [le] ‘alcohólica tacha, crónica’ con y de absoluta padecer ‘embriaguez habitual’. A su vez, se dice al pasar que 15 dicho cuadro patológico [la] habría llevado a cometer ‘numerosas irregularidades’ y que se afirma en el foro (judicial) que no est[á] en condiciones de ejercer la magistratura en forma alguna” (fs. 85). Destaca que “El denunciante no sustenta en prueba alguna estas gravísimas acusaciones contra [su] persona” (fs. 85). Afirma que “Se basa, por el contrario, en meros dichos de terceros (que no individualiza), poniendo en boca de un indefinido y abstracto foro una lapidaria valoración sobre [sus] condiciones para ejercer el cargo de juez” (fs. 85 vta.). Sostiene que “Más aún, vuelve a insistir sobre las ‘numerosas irregularidades’ de la causa sobre la muerte de Juan Castro sin señalar, siquiera, una sola de ellas”. Reiter[a] lo dicho al contestar la primera acusación: En la causa ‘Castro’ las partes no plantearon nulidades procesales (pese a haberse producido numerosas pruebas) y la Cámara del fuero confirmó (en cuanto al fondo prácticamente todas las resoluciones que dictara, ratificando, en dispuestos. su En casi totalidad, otras los palabras, procesamientos no existieron irregularidades, ni pocas ni muchas. Simplemente no las hubo” (fs. 86). Considera que “yendo a la más injuriosa y sórdida de las acusaciones levantadas, la que se refiere al alcoholismo crónico y embriaguez habitual –que nieg[a] rotundamente- caben las mismas observaciones: absoluta orfandad probatoria” (fs. 86). Refiere que “Lo dicho por el abogado Moyal se basa en una mera conjetura, no corroborada por evidencia alguna”. Relata que “Pese a la gravedad de las conductas achacadas tachar[la] (véase de reiteradamente, que el denunciante alcohólica, los sino no que calificativos se además de limita a emplea, ‘crónica’ y ‘habitual’) no aporta elemento alguno que sustente sus agravios –más allá de la mención a las internaciones en 16 Consejo de la Magistratura la Clínica Favaloro y el centro adventista a las que [se] referiré en el capítulo siguiente” (fs. 86/86 vta.). Expresa que “En resumidas cuentas, no alega en que basa su apreciación para calificar[la] no sólo como alcohólica, crónica o sino para habitual. enrostrar ese Alcoholismo, vicio es calidad definido por de el Diccionario de la Lengua Española (22° edición), como la enfermedad ocasionada por el abuso habitual y compulsivo de bebidas alcohólicas, que puede ser aguda, como la embriaguez , o crónica. Esta última produce trastornos graves y suele enfermedades, transmitir especialmente por del herencia sistema otras nervioso. Crónico, dicho de un vicio, es lo ‘inveterado, antiguo o arraigado’. Habitual, por su parte, es aquello ‘que se hace, padece o posee con continuación o hábito’. Hábito, es el ‘modo especial de proceder o conducirse adquirido por repetición de actos iguales o semejantes, u originado por tendencias instintivas’ ’alcohólico crónico’ es quien padece ese vicio de antigua data y de forma arraigada; la ‘embriaguez habitual’ es la consecuencia del abuso constante y reiterado de bebidas alcohólicas” (fs. 86 vta./87). Afirma que “Desde luego que no [es] alcohólica, ni mucho menos antecedentes habitual médicos en tal o crónica. sentido, ni No t[iene] [su] legajo médico da cuenta de problemas de alcoholismo (menos aún con rótulos como crónico o habitual.)” Señala que “Es decir, que –nuevamente- se trata de un agravio vacío de respaldo probatorio, que reduce la acusación a una verdadera blasfemia, un lacerante ataque personal, cuyas reales motivaciones descono[ce] (fs. 87/87 vta.). Refiere con relación a la imputación sobre falta de idoneidad moral que “El denunciante no se limita a acusar[la] de cometer numerosas irregularidades en una causa que no sólo desconoce sino que no es parte, y de agraviar[la] como alcohólica crónica y ebria habitual. Va más allá y llega a decir que false[ó] los motivos por los cuales solicit[ó] licencias médicas” (fs. 87 vta.). 17 Señala que “En la denuncia afirma: ‘[…] tales extremos fueron puestos en evidencia en el programa televisivo mencionado, en el cual se demostró que los días 16 y 17 de agosto de 2008 la acusada estuvo internada en la Clínica Favaloro por haber consumido, en exceso, pastillas y alcohol” (fs. 87 vta./88). “Asimismo, en el mes de septiembre de ese año estuvo internada en un reconocido centro adventista de la provincia de Entre Ríos en el que, por vía telefónica le confirmaron a la producción del programa que la Dra. Susana Castañera había permanecido unos días allí y se había retirado el domingo anterior” (fs. 88). “Por último, no pued[e] dejar de denunciar que, conforme se demostró en ese programa televisivo y es de público conocimiento, la magistrad(a) mintió en las diferentes juntas médicas a las que tuvo que someterse debido a sus reiteradas licencias médicas solicitadas” (fs. 88). “En tal sentido, dado que el reconocimiento de su enfermedad y/o adicción le podría traer aparejado varios inconvenientes para mantener su cargo, la Dra. Susana M. Castañera se encargó de ocultar dichas circunstancias y, seguramente, para ello, no tuvo otra opción que mentir abiertamente en las causales aducidas para solicitar y obtener sus licencias extraordinarias” (fs. 5 vta.)” (fs. 88/88 vta.). “Esto lo lleva a concluir que comet[ió] un ilícito en el ejercicio de [su] función, pues ‘[…]la aquí acusada mintió al no reconocer su adicción y falsear en las causales de sus licencias’ (fs. 6)” (fs. 88 vta.). denuncia Al respecto, se basa, la magistrada nuevamente, en destaca meras que “La conjeturas y tergiversaciones de realidad”. Señala que “A contrario de lo manifestado por el denunciante, las internaciones médicas y las licencias por enfermedad solicitadas obedecieron a un problema delicado de salud que padec[ió], y que [la] obligó a someter[la] a una operación quirúrgica, con el consiguiente período de rehabilitación, culminado el cual reinici[ó] [sus] actividades, todo lo cual oportunamente 18 Consejo de la Magistratura informado a la Cámara Nacional de Apelaciones en lo salud no Criminal y Correccional” (fs. 89). Manifiesta que “[Sus] problemas de tienen nada que ver con el exceso de alcohol, como dicecon evidente mala fe- el denunciante”. Refiere que “Lo cierto es que los últimos años experiment[ó] un pico de estrés e hipertensión, que derivó en un importante sobrepeso –de aproximadamente 20 kilos en cuatro años- y en serios trastornos físicos agravados por la hipertensión y el sedentarismo. Este aumento de peso evidentemente derivó en un cambio de [su] contextura física y, lo que es más grave, trajo problemas en [su] columna, que redundó en una lumbalgia por hernia de disco” (fs. 89 vta.). Sostiene atendida que “En varias oportunidades fu[e] de urgencia en la sala de primeros auxilios de tribunales ante picos de presión, que en algunos casos llegó a consultas los 24 de alta. en la guardia A de su la vez reali[zó] Fundación varias Favaloro por hipertensión y dolores toráxicos”. Agrega que “El médico [le] indicó ciertos corticoides para atenuar el dolor de columna. A su vez, la administración de corticoides derivó en una disminución en los niveles de sodio y potasio, que llevó a una antidiuresis, que es lo que produjo ciertos mareos” (fs. 89 vta./90). Manifiesta que “En el mes de julio de 2008, ante los constantes padecimientos físicos, agravados por un pico de stress producido por la internación de [su] madre, y con el afán de calmar el dolor de columna y conciliar fármacos el sueño lo antes (ansiolíticos), posible, todos tom[ó] ciertos recetados (individualizados en [su] legajo médico) creyendo que la administración del medicamento [le] serviría para paliar los dolores por lo menos hasta realizar la pertinente consulta médica” (fs. 90). Señala que “Resultó que ello no fue así. Por el contrario, sufr[ió] un desmayo (un síncope) que motivó una internación de urgencia en la Fundación Favaloro, donde estuv[o] 2 días (del 17/08/08 al 19/08/08.)”. 19 Menciona que “Allí se [la] atendió por antidiuresis por la baja del potasio provocada por el uso de corticoides para paliar los dolores producidos por el pinzamiento del ciático. Se [le] diagnosticó síndrome de antidiuresis inapropiada de causa farmacológica, por lo cual se [le] indicó suspender la carbamazepina y la paroxetina” (fs. 90 vta.). Afirma que “A su vez se determinó como factores de riesgo la hipertensión arterial, tabaquismo y el consumo de alcohol. No debe confundirse ello, como hace el denunciante, con un diagnóstico de alcoholismo, el que no existió. Por lo contrario, se señalaron los factores de riesgo para una persona de [su] edad (53 años, entonces), de [su] contextura física, con los problemas de salud que presentaba (lumbalgia por hernia de disco). Uno de esos factores de riesgo es el consumo de alcohol, el que –aún con moderación constituye un riesgo por los problemas de recomienda salud la que suspensión presentaba. de la Por ello medicación se [le] citada más arriba”. Manifiesta que “Ante dicho cuadro, reali[zó] las pertinentes consultas médicas a fin de realizar el tratamiento adecuado. En el Hospital Británico se [le] diagnostico lumbociática derecha, por lo cual se [le] recomendó enfáticamente bajar de peso, el uso de una faja y, eventualmente, la realización de una cirugía” (fs. 91). Expresa que “A fin de lograr el deseado control del peso –que también comporta el control de la ansiedadel 21/11/2008 [se] atend[ió] en el Sanatorio Adventista del Plata –conocido como sanatorio de Puiggari- en Entre Ríos. Allí consult[ó] acerca del tratamiento para manejar el stress y bajar de peso. En el mencionado Sanatorio no se atiende puedan dar las para adicciones, dejar de más allá fumar de –sería la ayuda impensado que un tratamiento para tratar adicciones de alcohol o droga en sólo 10 días. Por el contrario, el establecimiento es más cercano a un spa, donde uno se recluye para calmar la ansiedad y controlar el peso” (fs. 91/91 vta.). 20 Consejo de la Magistratura Agrega que “En la historia clínica del citado Sanatorio –donde figuran los motivos antes mencionadosse deja obedecía expresamente –como constancia dice el que [su] denunciante- a consulta no exceso de un alcohol. Por el contrario, en el cuadro relativo a los ‘hábitos tóxicos’ sólo menciona el tabaco (12 años, 2 pack/día), quedando vacío el casillero correspondiente al alcohol”. Menciona que “Finalmente, frente a las dificultades para lograr el adelgazamiento deseado y ante la continuidad atendida en el de los Hospital padecimientos Italiano de físicos, Buenos fu[e] Aires por lombociática derecha debido a una hernia de disco lumbar. La operación se realizó exitosamente el 6/01/09, se [le] extrajo el disco realizando luego tratamientos periódicos de kinesiología y rehabilitación hasta que obtuv[o] el alta, en el mes de mayo de este año” (fs. 91 vta./92). Concluye que “los problemas de salud que padec[ió] no guardan relación alguna con la adicción al alcohol –como afirma con seguridad el denunciante- obedeciendo a un sobrepeso que generó una lumbalgia por hernia de disco, de la que felizmente fu[e] operada” (fs. 92). Señala con relación a las “licencias médicas que solicitara en los años 2008 y 2009, y que [le] fueran oportunamente otorgadas, corresponden, en un todo, con el cuadro de salud antes descripto” (fs. 92). Destaca que “Debe hacerse notar, no obstante, una salvedad menor, que no cambia dicha conclusión. El 17 de julio de 2008 solicit[ó] se [le] concediera licencia desde el día 21 al 25 de ese mes y año –compensatoria con la feria judicial de enero del año anterior- a fin de poder atender a [su] madre, Rosa Elena Gancedo, quien había sufrido una descompensación clínica, habiendo sido internada en el Sanatorio de la Providencia Somed SA y externada del mencionado nosocomio el día 23 de julio, quedando a [sus] cuidados los días 24 y 25 de dicho mes, todo lo cual fue oportunamente acreditado (vid fs. 277 y siguientes de [su] legajo médico)” (fs. 92 vta.). 21 Señala que “Con dicha salvedad, la licencia que se [le] otorgó del 12 de agosto de 2008 al 17 de mayo de 2009 corresponde al largo tratamiento que demandó la lumbalgia derecha por hernia de disco, de la que fuera operada a principios de este año y dada de alta en mayo del corriente, teniéndose[la] por reintegrada en [sus] funciones el día 18 de mayo del corriente año (fs. 359 de [su] legajo médico)”. Manifiesta que “Por todo ello, carece absolutamente de asidero lo afirmado por el denunciante en cuanto a la supuesta falsedad de [sus] declaraciones ante las juntas especialistas que médicas. H[a] coincidieron sido examinada por las patologías que en padecía y en la necesidad de otorgar[le] licencia para su tratamiento. Los informes de la Junta Médica Psiquiátrica del Departamento de Medicina Preventiva y Laboral del Poder Judicial de la Nación son claros en ese sentido” (fs. 93). Sostiene absolutamente denunciante: que “Por descabellado No sólo no lo lo demás resulta afirmado m[intió] ni por ocult[ó] el [su] enfermedad a la Junta Médica, sino que ésta -compuesta por especialistas- [la] examinó periódicamente, concluyendo que ‘[…] Entrevistada la Sra. magistrada, no existen síntomas actividad. Debe de proceso continuar psicopatológico los actual tratamientos de en orden clínico que cumple a la fecha, con evaluación por medio de la junta médica clínica, en este departamento” (fs. 290 del legajo médico.)” (fs. 93/93 vta.). Señala que “Idénticos resultados surgieron de los reconocimientos médicos practicados con posterioridad (fs. 298, 326, 345, 353, 355, 358), acompañando en todos los casos los correspondientes certificados médicos” (fs. 93 vta.). Refiere que “Esta claro que no m[intió] a la Junta Médica. acompañando en Tampoco ocult[ó] cada oportunidad información el alguna, correspondiente certificado médico. En el caso de la internación en la Fundación Favaloro, adjunt[ó] la epicrisis expedida por la médica que allí [la] atendió (fs. 286.). De manera que 22 Consejo de la Magistratura la acusación formulada por el Dr. Moyal resulta absolutamente falsa, careciendo del mínimo sustento” (fs. 94). Aclara que “el denunciante no se limita a señalar que pade[ce] de alcoholismo crónico y ebriedad habitual, sino que además asevera que ocult[ó] deliberadamente [su] adicción al alcohol al mentir las juntas médicas del Poder Judicial, y que tal circunstancia es ‘de público conocimiento’” (fs. 94). Expone que “De las constancias en [su] legajo médico resulta claro que no m[intió] ni ocult[ó] información alguna a la junta médica, compuesta ésta por especialistas, quienes [la] examinaron en más de una oportunidad y siguieron todo el tratamiento por [sus] dolencias en la columna, recomendando el otorgamiento o prórroga de la licencia médica”. Sostiene que “De allí que lo afirmado por el denunciante, lejos de ser algo ‘de público conocimiento’, resulta –nuevamente- tan sólo una mera conjetura carente de respaldo probatorio alguno” (fs. 94/94 vta.). Afirma que “en la causa sobre la muerte del periodista Juan Castro, denuncia por ‘dolosa inactividad’, inherentes a supuestas [su] que es ‘manifiestas llev[ó] cargo la en todo que motiva esta irregularidades’ adelante momento las con y tareas absoluta responsabilidad, subrogándo[la] un magistrado sustituto una vez que [le] otorgaran las licencias médicas” (fs. 94 vta.). Manifiesta que “El Juez interino prosiguió la instrucción de la causa desde que se [le] concediera la primera licencia por atención de familiar (del 21 al 25 de julio de 208, véase fs. 2496 del expediente) y, luego, por enfermedad de largo tratamiento (del 12 de agosto de 2008 al 17 de mayo de 2009)” (fs. 94 vta./95). Agrega que “Finalizada la licencia, reinici[ó] [sus] actividades inmediatamente, el 18 de mayo de 2009, resolviendo planteos formulados en la causa al día siguiente (fs. 2962.)” (fs. 95). 23 Concluye que “Por consiguiente, hablar de inactividad, como lo hace el denunciante, resulta por demás audaz y temerario”. IV. Acompaña asimismo, la magistrada, copia simple del legajo médico y constancias de tratamientos en distintos establecimientos médicos. Así, obran en estas actuaciones: la Historia Clínica del Sanatorio Adventista N°383063 del 21/11/2008, Resonancia Magnética realizada en el Centro de Diágnóstico Dr. Enrique Rossi del 14/08/2008, constancia de atención del Dr. Enrique Miguens en el Hospital Británico de fecha 16/09/2008, certificación del Hospital Italiano expedida por el Dr. Carlos Solá del 9/06/2009, estudio realizado en la Fundación Favaloro de fecha 10/06/2009, Historia Clínica en dos fojas del Hospital Británico del 16/06/2009. V. Formulado el correspondiente descargo y de la compulsa Comisión se magistrada, de los avocó a que se antecedentes delimitar pone a si acompañados, la conducta consideración como esta de la objeto central de la presentación del denunciante, podría ser objetadas en los términos de mal desempeño conforme lo establecido en la Constitución Nacional y la ley 24937 y sus modificatorias. CONSIDERANDO: 1°) Que en estos autos se ha denunciado la “inactividad demostrada en el marco de la investigación (…) de los hechos relacionados con la muerte del conocido periodista Juan Castro”, la cual lleva más de cuatro (4) años sin haberse arribado a la verdad de lo realmente ocurrido ni a la identificación de los responsables”. 24 Consejo de la Magistratura Sin embargo, en oportunidad de contestar el traslado previsto en el art. 11 del Reglamento de la Comisión de Disciplina y Acusación, la magistrada denunciada informó los pasos y temperamentos adoptados en la causa cuestionada, indicando que “el avance de la causa (…) donde se procesó a varios médicos psiquiatras por abandono de persona seguido de muerte, puede haber generado cierto malestar en la corporación médica (véase, en ese sentido solicitada –dice publicada la en magistrada- el diario la Clarín enérgica por la Asociación de Psiquiatras Argentinos el 19 de diciembre de 2008, obrante a fs. 2693 del expediente)” (fs. 74 vta./75). Asimismo, asevera la jueza que “el expediente nunca estuvo inactivo durante la instrucción, habiendo requerido la querella y el Ministerio Público la elevación a juicio en el año 2009, pedido al que se opusieron los procesados. Tal es la situación en que se halla actualmente la causa”. Por otro lado, indica con precisión que “Por el contrario, en dicha causa –que se inició el 2/03/2004- se realizaron en tiempo y forma todas las medidas probatorias requeridas por la querella y el Ministerio Público. De la misma forma, la suscripta tomó numerosas declaraciones indagatorias, que dieron lugar, posteriormente, a las declaraciones de falta de mérito y a los autos correspondientes, de y procesamiento a los y consiguientes sobreseimiento recursos de apelación y casación interpuestos en contra de ellos. Es dable señalar que la Excma. Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional (Sala VI) confirmó los procesamientos dictados y embargos trabados, con la sola excepción del dictado respecto de Ricardo Handlarz, de quien se dispuso su sobreseimiento (…)” (fs. 80/81). 25 En ese mismo sentido, agrega que “Más aún, los cuatro años de proceso de que se queja el denunciante tampoco aparecen como exorbitantes en la tramitación de una causa de cierta complejidad –por las pericias practicadas y la gran cantidad de documentos, videos y casetes secuestrados que ocupan actualmente 15 cuerpos en el expediente- con numerosas partes intervinientes”. Estas asidero de circunstancias la denuncia evidencian la cuanto la en a falta de supuesta inactividad de la investigación en cuestión, toda vez que al momento causa de presentar su correspondiente informe se la magistrada, la pendiente de encontraba elevación a juicio en virtud de los recursos interpuestos por los procesados correspondientes, es decir con la falta de instrucción concluida. 2°) Que en cuanto a la supuesta idoneidad física y psíquica imputada por el denunciante, cabe advertir que verosímilmente no se permitan advierten suponer tales elementos extremos. que Esto, teniendo a la vista los diversos informes y constancias médicas de reciente data incorporadas por la magistrada denunciada, como se indican en el resulta IV, y la ausencia de elementos concretos en este sentido en el plexo probatorio de esta causa. Todo ello, sin perjuicio de indicar que cuestionada la (conf. actividad desarrollada considerando 1., bien en la causa sirve como ejemplo respecto a la tarea realizada por la magistrada en cuestión, que alejan toda duda o de las sospecha en ese sentido). 3°) Que, en virtud consideraciones efectuadas, y toda vez que no surge ninguna irregularidad en la actuación de la magistrada cuestionada que configure alguna de las causales de remoción previstas en el artículo 53 de la Constitución Nacional, ni falta disciplinaria alguna de las previstas en el artículo 14 de la Ley N° 24.937 y modificatorias, corresponde desestimar las presentes actuaciones. 4°) Que ha tomado intervención la Comisión de Disciplina y Acusación –mediante dictamen 365/09-. 26 Consejo de la Magistratura Por ello, SE RESUELVE: 1°) Desestimar la denuncia formulada contra la doctora Susana Mabel Castañera, titular del Juzgado Nacional en lo Criminal de Instrucción Nº 31. 2°) Notificar al denunciante, a la magistrada denunciada y archivar las actuaciones. Regístrese. Firmado por ante mí, que doy fe. Fdo: Luís María Bunge Campos - Hernán L. Ordiales (Secretario General) 27