DECISIONES E INCERTIDUMBRE1 Riesgo e incertidumbre. Frank Knight (1947) definió tres grados de conocimiento en relación con la posible ocurrencia de un evento futuro, que son el conocimiento perfecto (certeza), el riesgo y la incertidumbre, planteando entre estos dos últimos una diferencia de conocimiento de tipo probabilístico, es decir, en un caso de riesgo se conoce la distribución de probabilidades de ocurrencia de un evento (sería una situación de tipo actuarial) mientras que en un caso de incertidumbre se desconocen esas probabilidades. En el ámbito del análisis económico, y especialmente a partir de una serie de trabajos publicados entre las décadas del ´40 y del ´50, esta distinción entre riesgo e incertidumbre se dejó de lado. Sencillamente, se supone que el decisor tiene “algún grado” de conocimiento probabilístico, y que el mismo debe responder a las leyes de la probabilidad. Esto va de la mano con la idea que las probabilidades son esencialmente “subjetivas”, en el sentido que el decisor debe evaluar (subjetivamente) el grado de confiabilidad que le merecen los datos objetivos para formar su “distribución” de probabilidad. El uso de las probabilidades. El moderno análisis de decisiones está basado en gran parte en el uso de la teoría de la probabilidad. De cualquier manera, la distinción entre riesgo e incertidumbre probablemente mantenga algún grado de validez, en el sentido que no sería totalmente apropiado reducir una situación cuyo rasgo más relevante es el desconocimiento a otra donde se supone conocer la distribución (estadística) de las variables que determinan la decisión. Este tipo de enfoque ha sido también objeto de críticas por parte de aquellos que cuestionan la capacidad de la mente humana para asignar probabilidades a los eventos en forma consistente. En tal sentido, existe una cantidad considerable de evidencia que indica que los individuos cometen ciertos errores en forma sistemática al estimar probabilidades subjetivas a partir de información objetivamente verificable. Riesgo e incertidumbre desde otra perspectiva. El resultado de una acción puede caracterizarse como incierto cuando varias consecuencias son posibles, independientemente del grado de “deseabilidad” de las mismas. Dicha acción se transforma en riesgosa cuando la posibilidad de consecuencias adversas es alta. Según esta definición, una situación incierta no sería necesariamente riesgosa. 1 Material preparado por el Prof. Alejandro Galetto, a partir de distintas fuentes, para ser utilizado exclusivamente en el curso de Introducción a los Agronegocios, MBA en Agronegocios, 2012. Origen del riesgo en la actividad agropecuaria. El riesgo total que enfrenta la empresa agropecuaria puede ser desdoblado en riesgo comercial y riesgo financiero. Este último depende de la estructura patrimonial de la empresa (apalancamiento). El riesgo comercial, que se mide a través de la variabilidad potencial del resultado, puede originarse en: (i) variabilidad de la producción, (ii) variabilidad en los precios o de mercado, (iii) variabilidad en la tecnología, (iv) cuestiones legales, y (v) riesgos humanos. Para el análisis de decisiones nos concentraremos principalmente en los riesgos de producción y de mercado. Respuestas posibles frente al riesgo. El productor dispone de tres formas de respuesta alternativas frente al riesgo. Una de ellas es a través de acciones que reducen el riesgo, otra es tranferirlo y otra es incorporarlo al modelo de decisión. Las acciones de reducción de riesgo pueden ser productivas (riego, diversificación, etc.) o comerciales (contratos). Las acciones de transferencia son básicamente las coberturas y los seguros. La incorporación del riesgo en el modelo de decisión requiere identificar cinco componentes del modelo, que son los siguientes: 1) las alternativas, o cursos de acción posibles, 2) los eventos, o estados de la naturaleza, 3) las consecuencias de cada alternativa ante cada evento, 4) las probabilidades de cada evento, y 5) una regla o criterio de decisión para seleccionar cursos de acción alternativos. Matrices de decisión Una forma simple de representar los componentes de un problema de decisión bajo condiciones de riesgo son las matrices de decisión (o matrices de resultados), tal como se observa en el gráfico siguiente, donde un productor debe seleccionar el nivel de carga animal de su establecimiento (alternativas), baja carga (A1), carga media (A2) y carga alta (A3) y pueden ocurrir tres eventos de la naturaleza, mucha lluvia (S1), lluvia normal (S2) y sequía (S3). Las consecuencias de cada acción ante cada evento se observan en la intersección de las filas y columnas, y son el “resultado” económico. En la última columna se indica la probabilidad esperada de cada evento, es decir, que a la matriz sólo le falta indicar un criterio de decisión (de los cinco elementos del problema). Alternativas Prob (Si) Carga baja (A1) Carga media (A2) Carga alta (A3) S1 (muy húmedo) 5.000 8.000 14.000 0,20 S2 (lluvias normales) 4.500 7.500 6.000 0,60 S3 (sequía) 4.000 1.000 - 5.000 0,20 Eventos Los eventos deben ser definidos de modo tal que cumplan con las leyes de la probabilidad, es decir, que deben ser mutuamente excluyentes (si ocurre S1 no puede ocurrir S2) y colectivamente exhaustivos (los eventos listados en la matriz deben abarcar todos los estados posibles en relación con la decisión bajo estudio). La matriz ofrece un marco lógico adecuado para dividir el problema de decisión en dos partes. Lo que está bajo el control del decisor (las alternativas) y lo que puede ser controlado (los eventos). Lo que le falta a la matriz es un criterio de decisión, que debe ser incorporado “externamente”. Una regla o criterio de decisión consiste en un procedimiento para evaluar y seleccionar cursos de acción alternativos. Bajo condiciones de riesgo, las reglas están estrechamente asociadas con las características personales (actitudes) del tomador de decisiones. Criterios de decisión que no requieren de información probabilística2 Existen una serie de reglas que no requieren información probabilística, que han sido derivadas de la teoría de los juegos y consideran a todos los estados de la naturaleza como igualmente probables, y son las siguientes: a) Maximin: implica una actitud extremadamente conservadora pues selecciona el curso de acción que posee el mínimo más alto (en este caso, A1). b) Maximax: implica una actitud “amante” del riesgo, pues selecciona el curso de acción con el máximo más alto (A3). c) Minimizar el “arrepentimiento”: requiere la construcción de una matriz de costos de oportunidad, que es la diferencia entre la consecuencia de cada acción y la de la mejor acción para un evento determinado, como se ve en el siguiente cuadro, Si bien no pueden ser considerados estrictamente como “criterios de decisión bajo condiciones de riesgo”, las diferentes alternativas de lo que se denomina “análisis de sensibilidad” , incluyendo también los llamados “presupuestos de indiferencia”, son en la práctica el mecanismo más utilizado para la evaluación de decisiones que no tienen resultados ciertos. Ello no desarrollará en estas notas, pero básicamente implica estimar un rango posible de resultados y confrontarlo con el punto de vista del decisor respecto de lo que serían rangos deseables o admisibles. 2 Alternativas Prob (Si) Carga baja (A1) Carga media (A2) Carga alta (A3) S1 (muy húmedo) 9.000 6.000 0 0,20 S2 (lluvias normales) 3.000 0 1.500 0,60 S3 (sequía) 0 3.000 9.000 0,20 Eventos En este caso, la alternativa que minimiza el arrepentimiento es A2. Criterios que requieren de información probabilística: maximización del beneficio esperado Esta regla es una extensión probabilística del criterio de maximización del beneficio bajo condiciones de certeza. Para ello se requiere calcular el beneficio (margen bruto, etc.) esperado correspondiente a cada alternativa y seleccionar el máximo. Siguiendo la información presentada en la matriz de resultados, el beneficio esperado para cada alternativa sería: E (MB1) = 5.000 (0,2) + 4.500 (0,6) + 4.000 (0,2) = 4.500 E (MB2) = 8.000 (0,2) + 7.500 (0,6) + 1.000 (0,2) = 6.300 E (MB3) = 14.000 (0,2) + 6.000 (0,6) – 5.000 (0,2) = 5.400 por lo que la acción a seleccionar sería la A2. Este criterio se basa en el supuesto que el decisor tiene una actitud neutra hacia el riesgo, y sería de aplicación cuando la cuantía de la decisión no es muy significativa en relación con el patrimonio total del decisor. Por otro lado, dada la dificultad para identificar y cuantificar adecuadamente la actitud de los decisores frente a situaciones concretas de riesgo, este modelo ofrece ventajas operativas muy claras. Criterios que requieren de información probabilística: el modelo de la utilidad esperada El modelo postula que si el decisor se comporta según un conjunto de axiomas que reflejan una conducta “racional”, entonces se puede formular una “función de utilidad” que representa sus preferencias y permite re-escalar los valores monetarios de las consecuencias de las acciones ante cada estado de la naturaleza, los que multiplicados por la probabilidad de cada evento, permite estimar la utilidad esperada de cada alternativa o curso de acción y seleccionar la ofrezca el máximo de “utilidad”. La base conceptual de la “función de utilidad” se basa en el hecho que para la mayor parte de los decisores que exhiben diferentes grados de aversión por el riesgo, es preferible una alternativa que ofrece una cifra menor con certeza a otra que ofrece un valor esperado mayor pero en condiciones de incertidumbre. En el siguiente gráfico se muestra la utilidad en el eje vertical y los resultados monetarios de diferentes acciones. Allí se observa que la utilidad de un evento cierto, por ejemplo U(Xm) es superior al promedio de las utilidades de X1 y X2. En este caso, para el decisor que muestra aversión al riesgo, es indiferente entre una alternativa que ofrece en forma aleatoria las posibilidades X1 y X2 y otra que ofrece un resultado cierto igual a Xce. La diferencia entre Xm y Xce se suele denominar “equivalente de certeza”, y mide de alguna manera “el costo del riesgo” para este decisor (es obvio que dicho “costo” sólo tiene sentido en un contexto en el que conocemos la curvatura de la función de utilidad, que depende de cada decisor. U(X2) U(Xm) U(Xce) U(X1) X1 Xce Xm X2 X Existen alternativas que permiten estimar la función de utilidad de los tomadores de decisiones, a veces bajo la forma de coeficientes de aversión al riesgo, e incorporar esta información en un modelo de toma de decisiones. En la práctica, su utilización es casi nula, y lo que sí se han desarrollado son algunas alternativas que utilizan los principios del modelo de utilidad esperada, pero bajo ciertos supuestos simplificadores. Criterios simplificados que requieren de información probabilística El más popular de estos criterios, también conocido como “modelo de Markowitz” o “modelo de portafolio” es el de “media-variancia”, que establece que para maximizar la utilidad, el decisor debe seleccionar la alternativa que minimiza la variancia para cada nivel de beneficio esperado. Este modelo no permite identificar una única decisión sino una “frontera” de decisiones que se denominan “eficientes”. Los dos supuestos que vinculan este criterio con el modelo de utilidad esperada son, alternativamente, que la distribución esperada de los beneficios es normal (es raro, suelen ser sesgadas) o bien que el decisor tiene una función de utilidad cuadrática (también tiene inconvenientes). Una variante del criterio de Markowitz es la que se utiliza en el modelo de programación lineal conocido como MOTAD, que en lugar de utilizar la variancia usa las desviaciones absolutas del beneficio esperado. Existen otras alternativas superadoras de estos modelos, como por ejemplo los llamados de “mediasemivariancia”, o su variante de programación lineal, el Target-MOTAD, que sólo tienen en cuenta las desviaciones negativas del beneficio esperado (es cierto, ¿porqué considerar como riesgoso a una desviación positiva?). Derivaciones de estos modelos son los denominados “lexicográficos” o de “seguridad”, en los que las desviaciones se miden a partir de un punto arbitrario seleccionado por el decisor (por ejemplo, considero como riesgosos todos aquellos planes que generan desviaciones negativas con respecto a un valor establecido de gastos fijos y retiros). La dificultad para identificar la función de utilidad de los decisores ha llevado al desarrollo de “criterios de eficiencia”, que requieren de supuestos muy generales respecto de las preferencias de los individuos. Se denominan de “dominancia estocástica”, y permiten diferenciar dos subconjuntos de alternativas: dominadas y dominantes. Existen tres criterios básicos, de primer grado (el decisor prefiere más y no menos), de segundo grado (el decisor exhibe aversión al riesgo) y de tercer grado (la aversión al riesgo disminuye con la riqueza del individuo). A partir de estos criterios básicos se han desarrollado modelos alternativos para situaciones en las que se conoce algún dato más (o se puede suponer) de la función de utilidad del decisor (ejemplo, el coeficiente de aversión al riesgo).