El gran cronista. Culturals La Vanguardia

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Escrituras
ESCRITURAS
Miércoles, 29 abril 2009
Cultura|s La Vanguardia
6
Documento Dos aproximaciones a la figura y la
obra memorialística del duque Saint-Simon
(1675-1755), gloria de la corte de Luis XIV
El gran
cronista
Carlos Pujol
Leer a Saint-Simon
BACKLIST
366 PÁGINAS
21,50 EUROS
Saint-Simon
Saint-Simon en
España. Memorias
(julio 1721abril 1722)
Introducción de
Mª Ángeles Pérez
Samper.
Traducción de Jaime
Lorenzo Miralles
PUBLICACIONES DE
LA UNIVERSIDAD
DE ALICANTE
555 PÁGINAS
32 EUROS
LAURA FREIXAS
¿Cómo puede ser que un escritor
tan interesante y delicioso como
Saint-Simon siga siendo desconocido entre nosotros?
Las razones las explica muy
bien Carlos Pujol y pueden resumirse en tres. Primero, el engorroso malentendido de su nombre: el
Saint-Simon de que hablamos
(1675-1755), duque y cronista de la
corte de Luis XIV, no tiene nada
que ver (aunque fueran parientes
lejanos) con el Saint-Simon socialista utópico (1760-1825). Segundo: quienes podrían haberle dado
identidad y fama, los críticos literarios y en general los lectores, no
han visto en él un escritor, sino
más bien un historiador. Algunos
novelistas, sin embargo, han sido
sus mejores defensores: Stendhal,
Chateaubriand, Victor Hugo, Bar-
Los reyes en la cama
PATROCINADO POR
Reproducimos un fragmento memorialístico
de Saint-Simon en España:
“Encontrándose en el lecho, sus majestades
católicas nos conceden a Maulévrier (embajador) y a mí una prolongada audiencia contra
todo uso de ser vistos en tal circunstancia por
nadie en absoluto. Atravesamos pues el dilatado y espacioso salón de los Espejos, pasamos
al salir de él a la izquierda a una amplia y bella estancia, y de nuevo a la izquierda fuimos a
dar inmediatamente después a una segunda
estancia muy reducida, paralela a la anterior,
que recibía su luz de la puerta y de dos pequeñas ventanas altas. Había un lecho de cuatro
pies y medio a lo sumo, de damasco rojo con
breves cenefas doradas y cuatro varales y bajo.
A los pies de la cama y del lado del rey, las
cortinas estaban abiertas; el rey descansaba
casi por entero sobre unas almohadas e iba
vestido con un ligero batín de satén blanco; a
la izquierda del rey, la reina se había incorporado; sostenía entre las manos una pequeña
labor de bordado y tenía junto a sí los ovillos.
Había papeles esparcidos sobre la cama y sobre un sillón que estaba junto a la cabecera,
del lado del rey; llevaba el rey gorro de dormir
al igual que la reina y estaban ambos entre las
sábanas, apenas ocultas por los papeles. Nos
mandaron que ahorrásemos formalidades y el
rey, con impaciencia, se incorporó un tanto y
preguntó que ocurría. Únicamente habíamos
entrado Maulévrier y yo; el criado se había
retirado tras indicarnos la puerta. ‘Buenas
noticias, Sire, le respondí, mademoiselle de
Montpensier se puso en camino el 18.’”
bey d'Aurevilly... y sobre todo
Proust, que tanto se inspira en él.
“Fue Saint-Simon quien enseñó a
Proust el arte de ver con profundidad, no la corte de Luis XIV, sino
el salón de Madame Verdurin, (...)
como puede enseñar mañana a un
mente las joyas ocultas entre tanta
morralla.
Historiador, desde luego, SaintSimon lo es, pero eso es justamente uno de sus atractivos. Esa intensa vida intelectual, política, religiosa, artística, mundana y –aspecto
importantísimo por sus consecuencias– sexual, del Versalles de Luis
XIV, él la cuenta como nadie. Estamos hablando, no lo olvidemos,
del grand siècle de la cultura francesa, la época de Racine, Molière,
Madame de Lafayette, Madame de
Sévigné, La Bruyère, La Rochefoucauld, todos ellos protegidos
por el rey o al menos vinculados a
la Corte.
Y no fue el Rey Sol el único al
que nuestro autor trató de cerca:
también a su nieto Felipe V, que
reinaba en España. Precisamente
el extracto de las Memorias que
ahora se publica narra la embajada
extraordinaria –para una doble bo-
Su intensa vida intelectual, política, religiosa,
artística, mundana y sexual le permitió describir
como nadie el ‘grand siècle’ de la cultura francesa
escritor de genio a observar la vida
de un koljós del Tadjikistán”, escribe Claude Roy, citado por Pujol en
Escritor póstumo, uno de los mejores capítulos de su libro Leer a
Saint-Simon. La tercera, su prolijidad: las memorias completas abarcan 7.500 páginas, muchas de ellas
plúmbeas: es imprescindible una
selección que nos entregue directa-
da regia: la del Príncipe de Asturias, futuro Luis I, con la hija del
Regente de Francia, y la del futuro
Luis XV francés con la hija de Felipe V, que tiene entonces tres
años– asumida por el duque y que
le lleva a Madrid en 1721. Hay tanto y tan vivo en estas 500 páginas,
que no sabe una qué destacar. Escenas como la del rey de once años,
ESCRITURAS
Una puerta inmejorable
El Saint-Simon en España que acaba de publicar la universidad de
Alicante es una edición estupenda.
El prólogo es informativo y ameno, aunque lógicamente no tan
completo como el estudio de Carlos Pujol, Leer a Saint-Simon, que
aborda la vida del autor y algunos
de los aspectos de su obra. También la traducción es impecable.
Se echa en falta, sin embargo, para quien no esté familiarizado con
la enrevesada corte de Luis XIV,
un índice de personajes; en su defecto, lo ideal sería conjugar la lectura de Saint-Simon en España con
la consulta del magnífico Dictionnaire du Grand Siècle de François
Bluche (Fayard, París, 1990). Aun
sin tales apoyos, Saint-Simon en España es una lectura apasionante,
una puerta inmejorable para entrar en un monumento de la literatura. |
Los supervivientes de Los Andes, con los restos del avión
‘Luis XIV y
Molière’, óleo de
Jean-Léon Gérôme
(1862)
GETTY IMAGES
CORBIS
GALLIMARD DIGITAL. La editorial francesa, una de las
más prestigiosas de Europa, trabaja en la digitalización de la totalidad de sus fondos, un paquete de
25.000 títulos que representa la flor y nata de la
cultura gala, de Proust a Modiano y de Sartre a Le
Clézio. El encargado del proyecto, Alban Cerisier,
ha explicado que con ello se pretende tanto la salvaguarda de estos textos y una primera valoración del
catálogo como la capacidad de emprender en buenas condiciones y con criterios propios una comercialización digital que en Francia, al igual que en
España, se halla aún en fase muy embrionaria y con
numerosos aspectos por definir. Lo que Gallimard
no quiere es dejar esta tarea en manos de otros operadores –digamos Google– puesto que considera
que el editor en papel debe controlar también la
edición digital, de acuerdo con el autor, y por eso
desde hace diez años pide por contrato a sus escritores los derechos de explotación en este formato.
Una unidad de acción que en España se encuentra
en fase de álgida discusión en estos momentos, con
algunos agentes, como Carmen Balcells, apostando
por la disociación de derechos entre papel y digital.
Por cierto, Alban Cerisier es también el autor de
Una histoire de la Nouvelle Revue Française, que
Gallimard lanza coincidiendo con el centenario de
la legendaria publicación auspiciada por André Gide, y que se complementa con el libro de bolsillo
L´oeil de la NRF, que presenta una selección de cien
críticas de libros publicadas allí en estos años.
Y SIGUEN VIVIENDO. La combinación de superación
humana en circunstancias ultraadversas y el ancestral tabú de la antropofagia provoca un interés irresistible. Por eso hay tantas versiones (doce libros y
tres películas) de la historia del avión uruguayo que
cayó en Los Andes en 1972 y de sus pasajeros. Durante mucho tiempo la única que contaba con testimonios directos de los supervivientes fue la de Piers
Paul Read Viven, publicado en 1974. Pero en los
últimos años han aparecido algunos libros con relatos de primera mano: el de Nando Parrado en Milagro en los Andes (Planeta) y ahora La sociedad de la
nieve, de Pablo Vierci, quien ha vuelto a entrevistar
a los 16 supervivientes (Debate). ¿Por qué ahora sí y
antes no? Pues porque durante mucho tiempo los
supervivientes se vieron ligados por el contrato con
editorial Lippicott, que pagó 250.000 dólares de los
años 70 por su testimonio con carácter exclusivo
para Piers Paul Read. Treinta años después, terminado el contrato, ya pueden volver a hablar.
POR FIN LO ENTREGÓ. Knopf Doubleday ha anunciado
en la feria de Londres que el 15 de septiembre publicará El símbolo perdido, de Dan Brown, nueva entrega de las aventuras de Robert Langdon con una tirada inicial para EE.UU. de cinco millones de ejemplares. Varios editores de todo el mundo respiran, ya
tienen un best séller seguro para otoño.
svilas@lavanguardia.es
Miércoles, 29 abril 2009
SERGIO VILA-SANJUÁN
Cultura|s La Vanguardia
Adaptaciones y revisiones
7
de 1945 o la Aguilar de 1948) reproducen los pasajes relativos a Luis
XIV y Felipe V y sus respectivas
cortes. Las más recientes eligen,
con buen criterio, retratos de personajes menos vistosos, pero apasionantes, como la princesa de los
Ursinos, eminencia gris de quien
se ha dicho que era el verdadero
rey de España. El libro del mismo
título (La princesa de los Ursinos)
publicado por Orbis en 1983, y el
de Tusquets de 1985 Retratos
proustianos de cortesanas, son joyas que valdría la pena reeditar.
Latidos
el futuro Luis XV, echándose a llorar cuando el regente le comunica
que le ha elegido esposa, o la recién casada princesa que a las palabras del embajador responde
con una sonora sucesión de tres
eructos, no se olvidan. Pero hay
mucho más: un fino análisis del carácter de la reina Isabel de Farnesio y su influencia sobre Felipe V,
intrigas palaciegas, frailes impertinentes, un pueblo que reclama toros (prohibidos por el rey), un baile en palacio, la plaza Mayor iluminada...
Entre los motivos por los que Saint-Simon se ha leído tan poco –para el grandísimo escritor que es–,
uno fundamental, decíamos, como
siempre que se trata de clásicos pero aún más en este caso, es la necesidad de una buena edición. Incluso en francés, hubo que esperar a
1990 para que se publicara una selección manejable de las Memorias, en edición de bolsillo, de 650
páginas. Es, por cierto, para quien
pueda leerla, la edición que recomiendo (Mémoires, édition d'Yves
Coirault, Folio). Contiene sus mejores pasajes, vivísimos, brillantes,
sobre todo en lo que el autor mejor
domina: el retrato. Los que hace
del hermano de Luis XIV o de su
hijo, el Gran Delfín, son sencillamente inolvidables.
En español, ha habido varias ediciones, casi todas con traducción y
prólogo de Consuelo Berges, y distintos criterios de selección. Las
más antiguas (como la de Espasa
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