European Society of Cardiology actualiza la evidencia disponible acerca de diagnóstico y manejo de enfermedad cardiovascular en la era de COVID-19 Dra. Cecilia Bahit CONFLICTOS DE INTERÉS 22 de abril de 2020 La European Society of Cardiology (ESC) publicó un documento que provee la mejor evidencia disponible, basada en la práctica clínica acerca del diagnóstico y manejo de pacientes con COVID-19, tratamiento de la infección y la organización y priorización del cuidado de los pacientes.[1] El mismo se irá actualizando a medida que mas evidencia se haga disponible. Los puntos mas destacados del documento se detallan a continuación, pero se recomienda leer el artículo completo para mas detalles. Los pacientes con factores de riesgo y con enfermedad cardiovascular establecida representan una población vulnerable cuando son infectados con COVID-19. Aquellos que tienen injuria cardiaca en el contexto de COVID-19 tienen aumento del riesgo de morbimortalidad. La infección severa por COVID-19 se asocia a daño miocárdico y arritmia cardiaca. El monitoreo de toxicidad cardiaca con drogas antivirales se recomienda. La patobiología de la infección por coronavirus incluye la unión del virus a receptores de enzima de conversión de angiotensina 2 que media el ingreso a la célula. Estos receptores, que se expresan en pulmones, corazón y vasos, son claves en el sistema renina angiotensina. La enfermedad cardiovascular asociada a COVID-19 probablemente incluya la disregulación del sistema renina angiotensina/receptores ECA 2 debido a la infección por COVID19 y las comorbilidades como hipertensión. La enfermedad cardiovascular puede ser un fenómeno primario en la infección pero puede ser secundario a la injuria pulmonar aguda que se asocia a un incremento de post-carga cardiaca, potencialmente problemática en pacientes con insuficiencia cardiaca previa. La tormenta de liberación de citoquinas, que se origina por el desbalance de la activación de células T con liberación no regulada de interleuquina 6 (IL-6), interleuquina 17 y otras citoquinas puede contribuir a la enfermedad cardiovascular en COVID-19. Se esta evaluando opciones terapéuticas dirigidas a IL-6. La activación del sistema inmune junto con alteraciones del inmunometabolismo pueden resultar en inestabilidad de la placa contribuyendo al desarrollo de síndromes coronarios agudos. El diagnostico de COVD-19 requiere una combinación de criterios epidemiológicos (contacto dentro del periodo de incubación), presencia de síntomas clínicos así como de test de laboratorio (test de amplificación de ácidos nucleicos) e imágenes clínicas basadas en los test. Se esta desarrollando test por ELISA para medir anticuerpos y antígenos contra SARS-CoV-2, aun no validados. Testeo masivo ha probado ser eficaz para la fase de contención de la epidemia. La calidad de la muestra (hisopado nasal) y transporte (tiempo) al laboratorio es esencial para evitar falsos negativos. La tomografía computada de pulmones puede ser utilizada como test diagnóstico clave en COVID-19. Los pacientes con enfermedad cardiovascular deberían estar siempre protegidos de la exposición a SARS-CoV-2, en particular debido a la peor evolución para este grupo. Los pacientes deberían ser educados acerca de cómo protegerse ellos mismos del contacto con el virus y las información debería proveerse en formato de ilustración. Los pacientes admitidos al hospital deberían tener una estancia hospitalaria lo mas corta posible minimizando la exposición de los profesionales y pacientes al virus. Deberían asignarse suficientes recursos para mantener activa las posibilidad de atender todas las emergencias cardiovasculares para pacientes libres de COVID-19 y para pacientes infectados. Todos los procedimientos diagnósticos o terapéuticos que pudieran posponerse deberían no ser realizados durante e brote (para no sobrecargar a las instituciones con internaciones no urgentes y para no someter a pacientes estables a riesgo de exposición al virus). Los miembros de los equipos de salud deberían ser educados en como respetar las medidas de barrera y tener lugares dedicados donde el distanciamiento social fuera posible. La alta prioridad dada a los pacientes con COVID-19 puede comprometer el rápido triaje de los pacientes no infectados con enfermedad cardiovascular. Un triaje apropiado de pacientes que favorezca el derecho a admisión hospitalaria basado en el estado de infección y que permita la pronta adopción de medidas de protección para los integrantes del sistema de salud y los pacientes debería ser organizado en cada institución. Los pacientes cardiacos agudos que ingresan a la unidad coronaria o sala de cateterismo de forma acelerada (fast-track) deberían ser considerados como potencialmente COVID-19 positivos hasta que se demuestre que no están infectados. Se debería mantener el rol de centro de manejo de pacientes con enfermedad cardiovascular en un numero determinado de hospitales equipados con cateterismo 24/7 que pudieran cumplir con los tiempos recomendados para el tratamiento. De la misma manera estos centros deberían contar con especialistas para el manejo agudo y las redes de ambulancia deberían reorganizarse de acuerdo con este nuevo esquema de centros específicos para manejo de pacientes cardiovasculares. Las guardias/ salas de emergencias deben tener sectores limpios para pacientes no infectados con COVID-19 y otros sectores para pacientes con sospecha de infección por SARSCoV-2. Cada institución deber contar con protocolos propios para el rápido triaje de pacientes con síntomas respiratorios y estos deben estar disponibles para el personal. Debe haber un lugar especifico donde los pacientes esperen los resultados de testeo. Los pacientes con síntomas leves, estables deberían ser dados de alta rápidamente. Los pacientes con evento cardiovascular agudo y libres de infección por COVID-19 deberían ser admitidos a unidades coronarias o terapias libres de COVID-19. El dolor de pecho y la falta de aire sin síntomas frecuentes de infección por COVID-19. En pacientes con COVID-19 con deterioro de perfusión de órganos con riesgo de choque cardiogénico considerar sepsis como posible mecanismo o etiología mixta. La miocarditis debería ser considerada como causa precipitante de síndrome coronario. Los síntomas de bradi o taquiarritmias no difieren de las presentaciones habituales. La neumonía, influenza y SARS se asocian con incremento de riesgo de eventos cardiovasculares a corto plazo como síndrome coronario agudo. Por lo tanto debe haber una alta alerta para eventos cardiovasculares como síndrome coronario agudo y eventos tromboembólicos inmediatamente luego de una neumonía. Los criterios electrocardiográficos son los mismos que los habituales en pacientes con COVID-19. La injuria miocárdica cuantificada por troponina cardiaca y el stress hemodinámico, cuantificado por BNP /NT-proBNP pueden ocurrir en pacientes con COVID-19 así como también en otras neumonías. Los niveles de estos marcadores se correlacionan con a severidad de la enfermedad y mortalidad. En pacientes hospitalizados con COVID-19, elevaciones leves de troponina T/I y/o BNP /NT-proBNP son en general resultados de enfermedad cardiaca preexistente y/o de injuria aguda/stress agudo relacionado con infección por COVID-19. En ausencia de dolor precordial típico y /o cambios ECG isquémicos, pacientes con elevaciones leves ( por debajo de 2-3 veces el valor superior de lo normal) no requiere estudios ni tratamientos para infarto de miocardio tipo 1. En pacientes con COVID-19, así como en pacientes con otras neumonías, se sugiere medir troponina T/I solo si se considera diagnostico de infarto de miocardio tipo 1 en base a la presentación clínica o aparición de disfunción de VI. Independientemente del diagnostico, monitorear valores de troponina T/I puede ayudar para evaluar pronóstico. El dímero D puede estar incrementado en un tercio de los pacientes con COVID-19 por motivos misceláneos. Monitorear dímero D puede ayudar a anticipar casos que se deterioraran pero también puede causar confusión acerca de la presencia de embolia pulmonar aguda. Por lo tanto, el dímero D solo deber determinarse en casos de sospecha clínica de embolia pulmonar y de acuerdo a los algoritmos diagnósticos. Otros marcadores de activación de la coagulación podrían monitorearse para evaluar pronóstico. No realizar imágenes cardiacas de rutina en pacientes con sospecha o infección confirmada por COVID-19 Prevenir la contaminación de pacientes a otros pacientes, técnicos y equipo de imágenes. Realizar estudios de imágenes en pacientes con sospecha o infección confirmada por COVID-19 solo si el manejo de ellos estaría determinado por la imagen. Los protocolos de imágenes deberían ser lo mas cortos posibles. El ecocardiograma transesofágico aumenta el riesgo de diseminar el COVID-19 por la exposición del personal de salud a la aerosolización de una gran carga viral y no debería realizarse si hubiera alguna otra alternativa de imágenes. Un estudio ecocardiográfico focalizado realizado en la cama del paciente son opciones efectivas para evaluar las complicaciones de la infección por COVID-19. La tomografía computada cardiaca debería realizarse en pacientes hospitalizados solo con indicaciones en las cuales los resultados de las imágenes cambien el manejo del paciente. En pacientes con insuficiencia respiratoria, la tomografía computada de tórax es recomendada para evaluar las características atípicas de COVID-19. Utilizar protocolos cortos de resonancia magnética cardiaca focalizado para atender el problema clínico. Esta es la técnica preferida en miocarditis. La presencia de infección por COVID-19 no debería impedir la realización de una búsqueda sistemática de eventos cardiovasculares, incluyendo síndrome coronario agudo. La injuria por infección por COVID-19 deber ser considerada como diagnostico diferencial. Otras manifestaciones y complicaciones de infección por COVID-19 que simulan enfermedad cardiaca deberían evaluarse La insuficiencia cardiaca aguda puede complicar el curso clínico de COVID-19, particularmente en casos graves. El tratamiento de insuficiencia cardiaca aguda es el mismo para pacientes con o sin COVID-19. Considerar anticoagulación en dosis profiláctica pata todos los pacientes admitidos con COVID-19. Si se confirma embolia pulmonar en un paciente con infección por COVID-19 , el tratamiento debe seguir las guías prácticas de manejo de la patología. Los anticoagulantes directos pueden tener interacciones con algunas de las drogas que se utilizan en el manejo de COVID-19 como lopinavir-ritonavir. En estos casos dichos anticoagulantes deberían ser evitados. No se han reportado interacciones con heparina y dichos antivirales Se debe considerar también las interacciones fármaco-fármaco con antiarrítmicos. En pacientes que reciban tratamiento antiviral (hidroxicloroquina más azitromicina), es de suma importancia corregir factores modificables que pudieran prolongar el QT (desequilibrio electrolítico, uso concomitante de fármacos innecesarios y bradicardia), así como el control del intervalo QT en forma serial. El documento provee un comprensivo y exhaustivo detalle de las medidas preventivas y de protección del personal de salud en las diferentes áreas, categorización de los procedimientos invasivos en emergentes o de urgencia, algoritmos para manejo de infarto, síndrome coronario agudo, choque cardiogénico y otras presentaciones. Evidencia actual para apoyar el tratamiento del arco plantar en la enfermedad arterial periférica La enfermedad vascular evolucionó desde prácticamente los años ochenta, cuando el doctor Graziani inicia con la enfermedad a nivel infrapoplíteo, que en ese momento era un territorio intocable para el cirujano vascular. Cuando tratábamos endovascularmente los vasos tibiales prácticamente para el cirujano vascular significaba condenar el pie, es decir, quitar colaterales; quitar básicamente vascularizaciones más proximales brindaba beneficio, pero no así las distales. Entonces nace el concepto ya propuesto incluso por cirujanos vasculares en cuanto a cirugía abierta, donde lo importante era llevar el flujo lo más directo a la úlcera, lo más directo al pie; posteriormente vamos evolucionando, y ya en los años 90-2000 las técnicas nos han permitido de la mano con la tecnología de cardiología que al inicio era lo que teníamos, llegar a tratar de revascualizar los pies lo más distal que pudiéramos. Quienes no hacen intervención tan distal deben familiarizarse con el arco plantar que en realidad tiene una anatomía un poco compleja, pero también muy bendita, por decirlo así. Es una anatomía que nos permite tener diferentes cruces por vías directas e indirectas para tratar de revascularizar este arco. Es importante mencionar que inicialmente hablamos mucho del concepto de agiosoma; yo creo que prácticamente desde hace cinco años hablamos del angiosoma; teníamos que revascularizar el vaso meta en lo que fuera posible, llegar lo más cerca que se pudiera a la úlcera. En los últimos años, publicaciones muy serias desde 2012-2013, y una incluso de 2018, propuesta por un grupo italiano, en Florencia, hacen una comparación sobre el impacto más grande en estos pacientes: si impactaba más llevar el vaso que estaba directamente en relación a la úlcera, o impactaba más que el arco del pie de este paciente estuviera completamente permeable, o pudiéramos arreglarlo y dejarlo en mejores condiciones. Ahí se vio que estadísticamente había una diferencia significativa en tratar este arco; en completar este arco; es decir, pacientes que tenían el arco completo frente a pacientes que no lo tenían, independientemente del agiosoma. Esto es lo que hace un poco de diferencia; siempre que tratamos un paciente, lo que queremos es impactar, que nuestro tratamiento impacte clínicamente. ¿Cómo impacta clínicamente? promoviendo una cicatrización temprana, deteniendo el estado de isquemia, y secundariamente ayudando al proceso quirúrgico de control de infección con lo que hayamos logrado desde el punto de vista de revascularización. Y ahí es donde realmente el arco plantar ha sido el pilar. Muchas veces comento con mis colegas que prácticamente ahora hablar de no tratar de conectar estos arcos del pie, no hacer algo tan simple como una angiografía, es realmente absurdo. ¿Cómo demostrar una angiografía sin siquiera mostrar la angiografía del pie? En la actualidad no es posible hablar de angiografías que terminan a nivel de la mitad de pierna. Es importantísimo revisar siempre las arterias del pie, tratar de optimizar en lo que sea posible estos arcos del pie, con lo cual estaremos muy satisfechos con lo que estamos haciendo, pero lo más importante: nuestro paciente va a estar muy satisfecho. Exploración física: clave para el diagnóstico oportuno de la enfermedad vascular arterial periférica Dr. Gustavo Rubio Arguello: El día de hoy comentaremos sobre las mejores recomendaciones para llevar a cabo un examen inicial de enfermedad vascular arterial periférica. Dr. Fernando Gabriel Mejía Villate: Claro, es muy importante destacar que la enfermedad vascular arterial periférica es prevalente en el mundo. Por ello, el médico general debe estar atento a los datos clínicos, identificar como es que el paciente camina, si hay una limitación en la distancia, si al caminar ya no es como antes o si hay alguna alteración por dolor. Asimismo, también es muy importante el examen físico en el que se debe evaluar el estado de la piel, los anexos de la piel (uña y pelo), el color, la temperatura, la forma de los pies, evaluar los pulsos palpando los pulsos en ambas extremidades con una técnica apropiada. Y ayudarse de otros elementos como los exámenes diagnósticos para evaluar de manera integral la patología. Dr. Gustavo Rubio Arguello: Claro, en este momento donde la tecnología está tan presente en todos los ámbitos; a veces olvidamos las bases más importantes de la clínica tradicional. Es muy importante que el médico tenga la capacidad de poder dilucidar claramente una enfermedad vascular al interrogar y explorar al paciente. Por esto es importante orientar al médico de primer contacto con la mejor forma de diagnosticar la enfermedad vascular arterial periférica que abarca toda la integridad del organismo. Usted le da mucho valor al interrogatorio clínico de los pacientes. Dr. Fernando Gabriel Mejía Villate: Así es, principalmente a la manera en la que el paciente camina y su sintomatología. Además, se deben considerar los factores de riesgo, consumo de tabaco, hipertensión, diabetes; estos factores de riesgo que pueden comprometer a la extremidad así como la vida del paciente, por el riesgo cardiovascular que confieren. Las bases son el interrogatorio clínico y la exploración física, apoyados en la tecnología según la integración del clínico. Dr. Gustavo Rubio Arguello: ¿Cuáles son las recomendaciones, mediante el uso de tecnología relativamente accesible, para el diagnóstico temprano de la enfermedad vascular arterial periférica? ¿Cuál es el papel del oxímetro de pulso? Dr. Fernando Gabriel Mejía Villate: Claro, la palpación de los pulsos es muy importante, pero a veces es muy subjetivo o el médico puede interpretarlo en una manera inadecuada. Existe un examen muy sencillo que requiere un dispositivo que no está disponible para todos los médicos, un Doppler portátil. En Colombia realizamos un programa en el cual en vez de utilizar el Doppler para revisar el índice tobillo brazo (presión sistólica del tobillo sobre la presión sistólica del brazo) utilizamos un oxímetro, que está más fácilmente disponible y accesible por costo. Simplemente se le ubica en el segundo ortejo, se toma la presión sistólica, evaluando la curva del oxímetro, cuando la curva se aplana se determina que esa es la presión sistólica. Se determina en ambos pies y en un brazo para poder determinar el índice tobillo brazo. Considero que esta es una de las pruebas más importantes y con la estrategia de utilizar el oxímetro se puede masificar de una manera más importante para poder llegar a determinar en un paciente, especialmente aquel que no sea tan claro por la clínica, determinar si presenta enfermedad vascular arterial periférica. Dr. Gustavo Rubio Arguello: Excelente, porque sabemos que en Latinoamérica esta infradiagnosticada la enfermedad vascular arterial periférica. Muchas veces acude el paciente con estadios terminales, por eso es importante que el médico de primer contacto considere estas recomendaciones para poder basar en forma objetiva la exploración e interrogatorio de los pacientes. Dr. Fernando Gabriel Mejía Villate: Exacto; y poder referir al cirujano vascular a su paciente cuando realmente lo necesite. Uno de los grandes problemas que tenemos todos es que cualquier dolor en las piernas se asume que es un problema circulatorio y acude el paciente a nuestra consulta con esa impresión diagnóstica, pero con pulsos adecuados, entonces probablemente el paciente presente una alteración en la rodilla. Entonces, si podemos tomar un índice tobillo brazo que sea por debajo de 0,9 la posibilidad de que sea una enfermedad vascular arterial periférica es muy alta y probablemente tenemos un punto de tamizaje muy fácil de realizar por los médicos de primer contacto. Dr. Gustavo Rubio Arguello: Excelente muchas gracias por su participación Dr. Mejía y a ustedes muchas gracias por seguirnos en Medscape en Español, hasta la próxima. Enfermedad vascular periférica Antecedentes La enfermedad vascular periférica (PVD) es una afección casi pandémica que tiene el potencial de causar la pérdida de una extremidad o incluso la pérdida de la vida. La PVD se manifiesta como una perfusión tisular insuficiente iniciada por la aterosclerosis existente, agravada de forma aguda por émbolos o trombos. Muchas personas viven diariamente con grados significativos de PVD; Sin embargo, en entornos como la isquemia aguda de las extremidades, esta enfermedad latente puede convertirse en una amenaza para la vida y necesita una intervención de emergencia para minimizar la morbilidad y la mortalidad. [ 1 , 2 ] Fisiopatología La PVD, también conocida como arteriosclerosis obliterante, es principalmente el resultado de la aterosclerosis. El ateroma consiste en un núcleo de colesterol unido a proteínas con una cubierta intravascular fibrosa. El proceso aterosclerótico puede progresar gradualmente para completar la oclusión de arterias medianas y grandes. La enfermedad generalmente es segmentaria, con una variación significativa de paciente a paciente. La enfermedad vascular puede manifestarse agudamente cuando los trombos, los émbolos o el trauma agudo comprometen la perfusión. Las trombosis son a menudo de naturaleza ateromatosa y ocurren en las extremidades inferiores con más frecuencia que en las extremidades superiores. Múltiples factores predisponen a los pacientes a trombosis. Estos factores incluyen sepsis, hipotensión, bajo gasto cardíaco (consulte la calculadora de gasto cardíaco ), aneurismas, disección aórtica, injertos de derivación y estrechamiento aterosclerótico subyacente de la luz arterial. Los émbolos, la causa más común de isquemia repentina, generalmente son de origen cardíaco (80%); También pueden originarse a partir de ateroma proximal, tumor u objetos extraños. Los émbolos tienden a alojarse en las bifurcaciones de las arterias o en áreas donde los vasos se estrechan abruptamente. La bifurcación de la arteria femoral es el sitio más común (43%), seguida de las arterias ilíacas (18%), la aorta (15%) y las arterias poplíteas (15%). El sitio de la oclusión, la presencia de circulación colateral y la naturaleza de la oclusión (trombo o émbolo) determinan la gravedad de la manifestación aguda. Los émbolos tienden a tener una mayor morbilidad porque la extremidad no ha tenido tiempo de desarrollar circulación colateral. Ya sea causada por émbolos o trombos, la oclusión da como resultado la formación de trombos proximales y distales como consecuencia del estancamiento del flujo. Pronóstico El sexo femenino parece tener un efecto en los resultados después de las intervenciones de las extremidades inferiores para la enfermedad arterial periférica (PAD). En un estudio retrospectivo (2004-2009) que evaluó datos de 12,379 pacientes (41% mujeres) en 16 centros que participaron en el registro PVI del Consorcio Cardiovascular Blue Cross Blue Shield of Michigan que se sometieron a estos procedimientos, el sexo femenino se asoció con una mayor tasa de vascularización complicaciones, transfusiones y embolia, pero no se observaron diferencias para la mortalidad hospitalaria, el infarto de miocardio (IM) o el accidente cerebrovascular o el ataque isquémico transitorio. [ 3 ] A pesar de las tasas más altas de complicaciones en las mujeres, los investigadores informaron tasas similares de éxito en el procedimiento general entre los sexos. En otro estudio retrospectivo que evaluó datos a lo largo de 6 años de 23.870 procedimientos de acceso vascular transfemoral de índice de coincidencia cruzada del Registro del corazón danés oriental con el Registro vascular danés, Dencker et al notaron un bajo riesgo de complicaciones vasculares mayores (0,54%) con acceso femoral después de la angiografía coronaria y la intervención coronaria percutánea (PCI). [ 4 ] Los factores de riesgo para tales complicaciones incluyeron el acceso del lado izquierdo, la presencia de PAD y el sexo femenino. [ 4 ] Presentación clínica de la enfermedad vascular periférica Historia El factor principal para desarrollar enfermedad vascular periférica (PVD) es la aterosclerosis. Otras condiciones que a menudo coexisten con PVD son la enfermedad de la arteria coronaria (CAD), la fibrilación auricular , la enfermedad cerebrovascular y la enfermedad renal. La PVD que coexiste con CAD puede indicar una mayor carga de ateroma. [ 5 ] Los estudios han sugerido que incluso la enfermedad arterial periférica asintomática (EAP) se asocia con una mayor mortalidad por CAD. [ 6 ] Las pruebas no invasivas de enfermedad vascular (velocidad de la onda del pulso e índice tobillo-brazo (ABI)) se han relacionado con la cantidad de vasos obstruidos con CAD. [ 7 ] Los factores de riesgo para PVD incluyen fumar, hiperlipidemia, diabetes mellitus e hiperviscosidad. Otras etiologías para desarrollar PVD pueden incluir flebitis, lesión o cirugía, y enfermedades autoinmunes, que incluyen vasculitis, artritis o coagulopatía. La PVD rara vez presenta un inicio agudo; en cambio, manifiesta una progresión más crónica de los síntomas. Los pacientes con émbolos agudos que causan isquemia de las extremidades pueden tener fibrilación auricular nueva o crónica, enfermedad valvular o infarto de miocardio (IM) reciente, mientras que un historial de claudicación, dolor en reposo o ulceración sugiere trombosis de PVD existente. La EAP inducida por la radiación se está volviendo más común, quizás debido a la eficacia del tratamiento antineoplásico actual y al aumento de la supervivencia. [ 8 ] La claudicación intermitente puede ser la única manifestación de PVD sintomática temprana. El nivel de compromiso arterial y la ubicación de la claudicación están estrechamente relacionados, como sigue: La enfermedad aortoiliaca se manifiesta como dolor en el muslo y las nalgas, mientras que la enfermedad femoropoplítea se manifiesta como dolor en la pantorrilla. Los síntomas se precipitan al caminar una distancia predecible y se alivian con el descanso. Puede desarrollarse circulación colateral, reduciendo los síntomas de claudicación intermitente, pero la falta de control de factores precipitantes y factores de riesgo a menudo causa su resurgimiento. La claudicación también puede presentarse cuando la cadera o la pierna "ceden" después de un cierto período de esfuerzo y pueden no demostrar el síntoma típico de dolor al hacer ejercicio. El dolor de la claudicación generalmente no ocurre al sentarse o pararse El dolor isquémico en reposo es más preocupante; se refiere al dolor en la extremidad que se debe a una combinación de PVD y una perfusión inadecuada. El dolor de reposo isquémico a menudo se ve exacerbado por un gasto cardíaco deficiente. La afección a menudo se alivia parcial o totalmente colocando la extremidad en una posición dependiente, de modo que los efectos de la gravedad mejoran la perfusión. La disfunción eréctil (DE) se ha relacionado como un posible indicador temprano de CAD y PVD. [ 9 ] Mientras que muchos factores pueden contribuir a la disfunción eréctil (incluyendo obesidad, estilo de vida, actividad física, diabetes y factores psiquiátricos), la etiología de la causa vasculogénica de la disfunción eréctil es paralela a la etiología de CAD y PVD. El síndrome de Leriche es un síndrome clínico descrito por claudicación intermitente, impotencia y pulsos femorales significativamente disminuidos o ausentes. Este síndrome indica insuficiencia arterial periférica crónica debido al estrechamiento de la aorta distal. Los medicamentos del paciente pueden proporcionar una pista sobre la existencia de PVD. La pentoxifilina es un medicamento de uso común específicamente recetado para PVD. La aspirina diaria se usa comúnmente para la prevención de la enfermedad cardíaca (CAD), pero la PVD a menudo coexiste, hasta cierto punto, en pacientes con CAD. Examen físico Un examen sistemático de la vasculatura periférica es crítico para una evaluación adecuada. Los signos periféricos de la enfermedad vascular periférica son los clásicos "cinco P", como sigue: Falta de pulso Parálisis Parestesia Dolor Palidez La parálisis y la parestesia sugieren isquemia que amenaza las extremidades y exige una evaluación y consulta rápidas. Evaluar el corazón en busca de soplos u otras anormalidades. Investigue todos los vasos periféricos, incluidos la carótida, abdominal y femoral, para determinar la calidad del pulso y el soplo. Tenga en cuenta que la arteria dorsal del pie está ausente en el 5-8% de los sujetos normales, pero la arteria tibial posterior generalmente está presente. Ambos pulsos están ausentes en solo alrededor del 0,5% de los pacientes. El ejercicio puede causar la destrucción de estos pulsos. La prueba de Allen puede proporcionar información sobre las arterias radial y cubital. La piel puede tener un aspecto atrófico y brillante y puede mostrar cambios tróficos, incluida la alopecia; piel seca, escamosa o eritematosa; cambios crónicos de pigmentación; y uñas quebradizas. La PVD avanzada puede manifestarse como moteado en un "patrón de red" (livedo reticularis), falta de pulso, entumecimiento o cianosis. La parálisis puede seguir, y la extremidad puede enfriarse; eventualmente se puede ver gangrena. Las lesiones o úlceras de cicatrización deficiente en las extremidades ayudan a proporcionar evidencia de PVD preexistente. El ABI se puede determinar al lado de la cama. La presión se mide con una ecografía Doppler en la arteria braquial y en la arteria tibial posterior. La presión sistólica del tobillo se divide por la presión braquial, ambas medidas en posición supina. Normalmente, la proporción es mayor que 1. En la enfermedad grave, es menor que 0.5. Una evaluación semicuantitativa del grado de palidez también puede ser útil. Mientras el paciente está en decúbito supino, se evalúa el grado de palidez. Si la palidez se manifiesta cuando la extremidad está nivelada, la palidez se clasifica como nivel 4. Si no, la extremidad se eleva 60 °. Si la palidez ocurre en 30 segundos o menos, es un nivel 3; si en menos de 60 segundos, nivel 2; y si en 60 segundos, el nivel 1. Si no se produce palidez dentro de los 60 segundos, es el nivel 0. Diagnósticos diferenciales Trombosis Venosa Profunda (TVP) Trastornos de disco lumbar (intervertebral) Dolor de espalda mecánico Lesiones vasculares periféricas Tromboflebitis séptica Tromboflebitis Superficial Estudios de laboratorio Los análisis de sangre de rutina pueden estar indicados en la evaluación de pacientes con sospecha de compromiso grave del flujo vascular hacia una extremidad. Los estudios de recuento sanguíneo completo (CBC), nitrógeno ureico en sangre (BUN), creatinina y electrolitos ayudan a evaluar los signos de lesión del órgano terminal y los factores que pueden conducir al empeoramiento de la perfusión periférica. Los factores de riesgo para el desarrollo de enfermedad vascular (perfil lipídico, pruebas de coagulación) también se pueden evaluar, aunque no necesariamente en el entorno del departamento de emergencias (DE). Los niveles elevados de marcadores sanguíneos inflamatorios como el dímero D, la proteína C reactiva, la interleucina-6 y la homocisteína se han relacionado con la disminución de la tolerancia al ejercicio en las extremidades inferiores. [ 10 ] Los niveles más altos de actividad en la vida diaria han demostrado disminuir estos niveles. [ 11 ] La aplicabilidad a la práctica en medicina de emergencia no está clara, pero es poco probable que tenga importancia clínica. Estudios de imagen Las películas simples son de poca utilidad en el contexto de la enfermedad vascular periférica (PVD). El criterio estándar para la obstrucción intraluminal siempre ha sido la arteriografía, aunque es potencialmente riesgoso y, a menudo, no se puede obtener en el contexto de emergencia. El retraso asociado con la obtención de una arteriografía en el contexto de una isquemia obvia de las extremidades puede retrasar el tratamiento definitivo a efectos nocivos. Si el tiempo lo permite, la arteriografía puede resultar útil para discriminar la enfermedad trombótica de la enfermedad embólica. Los estudios ecográficos Doppler son útiles como estudios no invasivos primarios para determinar el estado del flujo. Las extremidades superiores se evalúan sobre las arterias axilar, braquial, cubital y radial. Las extremidades inferiores se evalúan sobre las arterias femoral, poplítea, dorsal del pie y tibial posterior. Tenga en cuenta la presencia de la señal Doppler y la calidad de la señal (es decir, monofásica, bifásica, trifásica). La presencia de flujo distal no excluye émbolos o trombos porque la circulación colateral puede proporcionar estos hallazgos. La resonancia magnética (MRI) puede ser de algún beneficio clínico en virtud de su alto detalle visual. Las placas se graban fácilmente, al igual que la diferencia entre la pared del vaso y el flujo sanguíneo. La resonancia magnética también tiene los beneficios de la angiografía, ya que proporciona detalles aún mayores y es capaz de reemplazar la arteriografía tradicional. La utilidad de la resonancia magnética es limitada en la configuración de emergencia, a menudo debido a la ubicación del dispositivo y la habilidad técnica requerida para interpretar las imágenes altamente detalladas. La tomografía computarizada (TC) puede ser útil para el médico de urgencias, ya que no tiene las limitaciones de tiempo y disponibilidad que tiene la resonancia magnética. Aunque los estudios sin contraste pueden ser útiles para la calcificación de imágenes y la arteriosclerosis, los estudios de contraste son más útiles para obtener imágenes de la insuficiencia arterial. La función renal debe confirmarse antes de la administración de contraste; La PVD a menudo coexiste con factores de riesgo de insuficiencia renal inducida por contraste. Los estudios de TC de alta definición en pacientes que presentan síntomas de PVD pueden ser beneficiosos para guiar las decisiones y modalidades de tratamiento. [ 12 ] La angiografía por CT (CTA) y la angiografía por resonancia magnética (MRA) representan desarrollos significativos en la imagen axial de PVD. Los beneficios de CTA incluyen adquisición rápida no invasiva, amplia disponibilidad, alta resolución espacial y la capacidad de generar conjuntos de datos isotrópicos en escáneres CT de 64 filas de detectores y mayores; Los inconvenientes incluyen la exposición al contraste yodado y la radiación ionizante. Los beneficios de la ARM incluyen una alta precisión diagnóstica y evitar la exposición a la radiación ionizante; Los inconvenientes incluyen disponibilidad limitada y mayor costo. [ 13 ] Las imágenes moleculares con enfoques basados en radionúclidos pueden proporcionar potencialmente una nueva evaluación no invasiva de los procesos biológicos en PVD, como la angiogénesis y la aterosclerosis. [ 14 ] Otras pruebas El índice tobillo-brazo (ABI) es una prueba útil para comparar presiones en la extremidad inferior con presiones en la extremidad superior. La presión arterial normalmente es ligeramente más alta en las extremidades inferiores que en las superiores. La comparación con el lado contralateral puede sugerir el grado de isquemia. El ITB se obtiene aplicando manguitos de presión arterial en la pantorrilla y la parte superior del brazo. Se mide la presión sanguínea y la presión sistólica del tobillo se divide por la presión braquial sistólica. El ABI normal es mayor que 1; un valor inferior a 0,95 se considera anormal. Esta prueba puede verse influenciada por la arteriosclerosis y la enfermedad de los vasos pequeños (p. Ej., Diabetes), lo que reduce su confiabilidad. La enfermedad arterial periférica progresiva (PAD), indicada por una disminución de ABI de más de 0,15, se ha asociado con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular. [ 15 ] La oximetría transcutánea permite la evaluación del flujo alterado secundario a la interrupción microvascular y macrovascular. Su uso está aumentando, especialmente en el ámbito del cuidado de heridas y pacientes con diabetes. La oximetría transcutánea no se ha estudiado ampliamente en la oclusión emergente. Se puede obtener un electrocardiograma (ECG) para buscar evidencia de disritmia, lesión cardíaca previa o incluso infarto agudo de miocardio. Tratamiento y manejo de enfermedades vasculares periféricas Consideraciones de aproximación Las recomendaciones terapéuticas incluyen agentes antiplaquetarios de agente único para la prevención de eventos cardiovasculares en pacientes con enfermedad arterial periférica asintomática y sintomática (EAP). [ 2 ] Estos medicamentos deben usarse junto con los esfuerzos para reducir los factores de riesgo, como dejar de fumar y hacer ejercicio. [ 16 ] Las estatinas se han relacionado con un mejor pronóstico en otras vasculopatías, incluidos los eventos renovasculares y cardiovasculares. [ 17 ] Aunque carecen de un efecto inmediato sobre cualquier proceso vascular, las estatinas son prometedoras para frenar la progresión de la enfermedad aterosclerótica sistémicamente. Cuando las medidas conservadoras no mejoran la calidad de vida y la función, se consideran los procedimientos endovasculares. [ 1 ] Sin embargo, el momento y la necesidad de revascularización están relacionados con las presentaciones primarias generales de claudicación, isquemia crítica de las extremidades e isquemia aguda de las extremidades, en las que se justifica una intervención urgente para la isquemia crítica de las extremidades. [ 1 , 2 ] Un tratamiento emergente para la enfermedad vascular periférica (PVD) es el uso del factor de crecimiento (administrado como genes o proteínas) y la terapia celular. La entrega de factores de crecimiento o células al tejido isquémico puede estimular localmente la regeneración de la red de vasculatura funcional, reperfundir el tejido isquémico y salvar la extremidad. [ 18 ] La American Heart Association y el American College of Cardiology han formulado una guía sobre el tratamiento de pacientes con EAP de las extremidades inferiores Atención prehospitalaria y urgencias La atención prehospitalaria para PVD implica lo básico: controlar el ABC (vía aérea, respiración, circulación), obtener acceso intravenoso y administrar oxígeno. En general, no eleve la extremidad. Tenga en cuenta y registre los pulsos distales y la condición de la piel. Realizar y documentar un examen neurológico de las extremidades afectadas. La atención temprana en el departamento de emergencias implica la atención al ABC, el acceso intravenoso y la obtención de estudios de laboratorio de referencia. Obtenga un electrocardiograma (ECG) y una radiografía de tórax. El tratamiento de trombos o émbolos en el contexto de enfermedad vascular periférica es similar. Empíricamente, inicie una infusión de heparina con el objetivo de aumentar el tiempo de tromboplastina parcial activada a 1,5 veces los niveles normales. El dolor agudo en las piernas correlacionado con una extremidad distal fría, pulsos distales disminuidos o ausentes, y una presión sanguínea en el tobillo inferior a 50 mm Hg debe provocar la consideración de una derivación quirúrgica emergente. En algunos casos de émbolos, los agentes trombolíticos intraarteriales pueden ser útiles. La técnica exacta de administración varía, tanto en la dosis como en el tiempo de administración. Recuerde que la trombolisis intraarterial sigue siendo de investigación. Obviamente, dicha terapia trombolítica está contraindicada en presencia de hemorragia interna activa, hemorragia intracraneal o hemorragia en sitios no compresibles. Directriz AHA / ACC sobre enfermedad arterial periférica de las extremidades inferiores En noviembre de 2016, la American Heart Association (AHA) y el American College of Cardiology (ACC) publicaron las siguientes recomendaciones sobre la enfermedad arterial periférica de las extremidades inferiores (PAD) [ 19 ] : El examen vascular para PAD incluye palpación de pulso, auscultación de soplos femorales e inspección de piernas y pies; los pulsos de las extremidades inferiores se evalúan y califican de la siguiente manera: 0, ausente; 1, disminuido; 2, normal; o 3, delimitador Para confirmar el diagnóstico de PAD, los resultados anormales del examen físico deben confirmarse con pruebas de diagnóstico, generalmente con el índice tobillo-brazo (ITB) como prueba inicial Los pacientes con diagnóstico confirmado de EAP tienen un mayor riesgo de estenosis de la arteria subclavia; una diferencia de presión arterial entre brazos de> 15 a 20 mm Hg es anormal y sugiere estenosis de la arteria subclavia (o innominada); La medición de la presión arterial en ambos brazos identifica el brazo con la presión sistólica más alta, un requisito para la medición precisa del ITB Los resultados de ABI en reposo deben informarse como anormales (ABI ≤0.90), límite (ABI 0.91-0.99), normales (1.00-1.40) o no compresibles (ABI> 1.40) No se recomienda el ITB en pacientes que no tienen un mayor riesgo de PAD y que no tienen antecedentes o hallazgos de exámenes físicos que sugieran PAD El índice del dedo del pie-braquial (TBI) debe medirse para diagnosticar pacientes con sospecha de EAP cuando el ITB es> 1,40 Los pacientes con síntomas de esfuerzo no relacionados con las articulaciones de las piernas y ABI normal o límite en reposo (> 0.90 y ≤1.40) deben someterse a pruebas de ABI en cinta de correr para evaluar la EAP. Los pacientes con EAP deben recibir un programa integral de terapia médica dirigida por las pautas, que incluya ejercicio estructurado y modificación del estilo de vida, para reducir los eventos isquémicos cardiovasculares y mejorar el estado funcional Se recomienda la terapia antiplaquetaria con aspirina sola (rango, 75-325 mg / día) o clopidogrel solo (75 mg / día) para reducir el infarto de miocardio (IM), accidente cerebrovascular y muerte vascular en pacientes con EAP sintomática El tratamiento con una estatina está indicado para todos los pacientes con EAP Los pacientes con EAP que fuman cigarrillos o usan otras formas de tabaco deben ser aconsejados en cada visita para dejar de fumar. El cilostazol es una terapia eficaz para mejorar los síntomas y aumentar la distancia a pie en pacientes con claudicación. Los procedimientos endovasculares son efectivos como una opción de revascularización para pacientes con claudicación que limita el estilo de vida y enfermedad oclusiva aortoilíaca hemodinámicamente significativa. Cuando se realiza la revascularización quirúrgica, se recomienda la derivación a la arteria poplítea con vena autógena con preferencia al material de injerto protésico Medicamento para la enfermedad vascular periférica Anticoagulantes Resumen de clase Los anticoagulantes reducen la generación de trombina y la formación de fibrina y minimizan la propagación del coágulo. Heparina Aumenta la actividad de antitrombina III y evita la conversión de fibrinógeno a fibrina. No lisa activam-ente, pero puede inhibir la trombogénesis adicional. Previene la reacumulación del coágulo después de la fibrinólisis espontánea Dosificación y Usos PEDIATRÍA ADULTA Formas de dosificación y fortalezas solución de bloqueo de heparina 1 unidad / ml 2 unidades / ml 10 unidades / ml 100 unidades / ml solución inyectable 1000unidades / mL 2500unidades / mL 5000 unidades / ml 10.000 unidades / ml 20,000 unidades / mL solución IV premezclada 12,500 unidades / 250 ml 20,000units / 500mL 25,000unidades / 250mL 25,000unidades / 500mL DVT y PE Profilaxis 5000 unidades SC q8-12hr, OR 7500 unidades SC q12hr Tratamiento 80 unidades / kg de bolo IV, ENTONCES infusión continua de 18 unidades / kg / hora, O 5000 unidades de bolo IV, ENTONCES infusión continua de 1300 unidades / hora, O 250 unidades / kg (alternativamente, 17,500 unidades) SC, ENTONCES 250 unidades / kg q12hr Consideraciones de dosificación Numerosas concentraciones disponibles; Se requiere extrema precaución para evitar errores de medicación SÍNDROMES CORONARIOS AGUDOS PCI Sin inhibidor GPIIb / IIIa: bolo IV inicial de 70-100 unidades / kg (objetivo ACT 250-300 seg) Con inhibidor GPIIb / IIIa: bolo IV inicial de 50-70 unidades / kg (objetivo ACT> 200 segundos) STEMI Paciente con fibrinolíticos: bolo IV de 60 unidades / kg (máx .: 4000 unidades), ENTONCES 12 unidades / kg / h (máx. 1000 unidades / h) como infusión intravenosa continua La dosis debe ajustarse para mantener un aPTT de 50-70 segundos Angina inestable / NSTEMI Bolo IV inicial de 60-70 unidades / kg (máx .: 5000 unidades), ENTONCES infusión IV inicial de 12-15 unidades / kg / h (máx .: 1000 unidades / h) La dosis debe ajustarse para mantener un aPTT de 50-70 segundos Consideraciones de dosificación Numerosas concentraciones disponibles; Se requiere extrema precaución para evitar errores de medicación Anticoagulación Inyección IV intermitente 8000-10,000 unidades IV inicialmente, ENTONCES 50-70 unidades / kg (5000-10,000 unidades) q4-6hr Infusión IV continua Inyección intravenosa de 5000 unidades, seguida de una infusión intravenosa continua de 20,000-40,000 unidades / 24 h Consideraciones de dosificación Numerosas concentraciones disponibles; Se requiere extrema precaución para evitar errores de medicación La heparina sódica puede prolongar el tiempo de protrombina en una etapa; cuando se administra heparina sódica con dicumarol o warfarina sódica, debe transcurrir un período de al menos 5 horas después de la última dosis intravenosa o 24 horas después de la última dosis subcutánea antes de extraer la sangre si se va a obtener un tiempo de protrombina válido Permeabilidad del catéter Prevención de la formación de coágulos en catéteres venosos y arteriales. Use 100 unidades / ml; inculcar suficiente volumen para llenar la luz del catéter Consideraciones de dosificación Numerosas concentraciones disponibles; Se requiere extrema precaución para evitar errores de medicación La cantidad y la frecuencia dependen del volumen y el tipo de catéter. Las cerraduras de heparina periféricas generalmente se limpian cada 6 a 8 h Modificaciones de dosificación Insuficiencia hepática: se recomienda precaución; puede ser necesario un ajuste de dosis Interacciones Contraindicado (4) corticorelina defibrotida mifepristona concentrado de complejo de protrombina, humano Grave - Alternativa de uso (63) abciximab amobarbital anagrelida antitrombina alfa antitrombina III apixaban argatroban azitromicina bazedoxifeno / estrógenos conjugados bemiparina bivalirudina butabarbital butalbital cefamandol cefazolin cefdinir cefditoren cefotetan cefoxitina cefpodoxime ceftriaxona cefuroxima cilostazol estrógenos conjugados dabigatrán dalteparina dipiridamol edoxabán enoxaparina eptifibatida base de eritromicina eritromicina etilsuccinato lactobionato de eritromicina estearato de eritromicina estradiol estrógenos conjugados sintéticos estropipato etinilestradiol Factor X, humano fondaparinux levonorgestrel intrauterino levonorgestrel oral levotiroxina liothyronine mestranol pentobarbital fenindiona fenobarbital piperacilina prasugrel primidona protamina quinina roxitromicina secobarbital sulfadiazina sulfametoxazol sulfisoxazol tiroides desecada tibolona ticlopidina tirofiban warfarina Trombosis Venosa Profunda (TVP) Practica lo esencial La trombosis venosa profunda (TVP) es una manifestación de tromboembolismo venoso (TEV). Aunque la mayoría de las TVP son ocultas y se resuelven espontáneamente sin complicaciones, la muerte por embolia pulmonar masiva (EP) asociada con TVP causa hasta 300,000 muertes al año en los Estados Unidos. [ 1 ] Ver la imagen a continuación. Trombosis venosa profunda (TVP). El venograma de tomografía computarizada muestra trombosis venosa profunda bilateral (flechas). Ver galería de medios Signos y síntomas Los síntomas de la TVP pueden incluir los siguientes: Edema: síntoma más específico Dolor en las piernas: ocurre en el 50% de los pacientes pero no es específico Sensibilidad: ocurre en el 75% de los pacientes Calor o eritema de la piel sobre el área de trombosis. Síntomas clínicos de EP como la manifestación primaria. Hasta el 46% de los pacientes con síntomas clásicos tienen venogramas negativos, [ 2 ] y hasta el 50% de aquellos con trombosis venosa documentada por imágenes carecen de síntomas específicos. [ 2 , 3 ] Ningún hallazgo físico o combinación de síntomas y signos es lo suficientemente preciso como para establecer el diagnóstico de TVP, pero los hallazgos físicos en TVP pueden incluir lo siguiente: Dolor en la pantorrilla en la dorsiflexión del pie (signo de Homans) Un segmento venoso subcutáneo sensible, palpable, endurecido, en forma de cordón Decoloración variable de la extremidad inferior Apariencia blanqueada de la pierna debido a edema (relativamente raro) Las posibles complicaciones de la TVP incluyen las siguientes: Hasta el 40% de los pacientes tienen EP silenciosa cuando se diagnostica TVP sintomática [ 4 ] Émbolos paradójicos (poco frecuentes) TVP recurrente Síndrome post trombótico (PTS) Ver presentación clínica para más detalles. Diagnóstico Las recomendaciones de la Academia Estadounidense de Médicos de Familia (AAFP) / Colegio Americano de Médicos (ACP) para el estudio de pacientes con TVP probable son las siguientes [ 5 ] : Las reglas de predicción clínica validadas (p. Ej., Wells) deben usarse para estimar la probabilidad previa de TEV e interpretar los resultados de la prueba En pacientes adecuadamente seleccionados con baja probabilidad previa de TVP o EP, es razonable obtener un dímero D de alta sensibilidad En pacientes con probabilidad pretest intermedia a alta de TVP de extremidades inferiores, se recomienda la ecografía En pacientes con probabilidad de PE previa a prueba intermedia o alta, se requieren estudios de diagnóstico por imagen (p. Ej., Escáner de ventilación-perfusión, TC helicoidal multidetector y angiografía pulmonar) Los principales estudios de laboratorio a considerar incluyen los siguientes: Prueba de dímero D Estudios de coagulación (p. Ej., Tiempo de protrombina y tiempo de tromboplastina parcial activada) para evaluar un estado hipercoagulable Ver Workup para más detalles. administración Las opciones de tratamiento para TVP incluyen lo siguiente: Anticoagulación (pilar de la terapia): heparinas, warfarina, inhibidores del factor Xa y diversos anticoagulantes emergentes. Trombolisis farmacológica Intervenciones endovasculares y quirúrgicas. Medidas físicas (p. Ej., Medias de compresión elásticas y deambulación) Los productos de heparina utilizados en el tratamiento de la TVP incluyen los siguientes: Heparina de bajo peso molecular (HBPM; p. Ej., Enoxaparina) Heparina no fraccionada (UFH) Los inhibidores del factor Xa utilizados en el tratamiento de la TVP incluyen los siguientes: Fondaparinux: este agente parece ser comparable a la enoxaparina con respecto a la eficacia y la seguridad [ 6 ] Rivaroxabán: este agente parece prevenir la recurrencia de TEV tan eficazmente como la enoxaparina seguida de un antagonista de la vitamina K y puede asociarse con menos sangrado [ 7 , 8 , 9 ] ; Además, parece ser utilizable en grupos de alto riesgo La terapia endovascular se realiza para reducir la gravedad y la duración de los síntomas de las extremidades inferiores, prevenir la EP, disminuir el riesgo de TEV recurrente y prevenir el SPT. El tratamiento percutáneo transcatéter de TVP incluye lo siguiente: Eliminación de trombos con trombólisis dirigida por catéter: el American College of Chest Physicians (ACCP) recomienda la terapia trombolítica solo para pacientes con trombosis venosa iliofemoral masiva asociada con isquemia de las extremidades o compromiso vascular Trombectomía mecánica Angioplastia Stent de obstrucciones venosas Las recomendaciones de la American Heart Association (AHA) para los filtros de la vena cava inferior incluyen las siguientes [ 10 ] : TVP proximal aguda confirmada o EP aguda en pacientes contraindicados para anticoagulación Tromboembolismo recurrente durante la anticoagulación. Complicaciones hemorrágicas activas que requieren la terminación de la terapia anticoagulante. Ver Tratamiento y Medicación para más detalles. Tratamiento y manejo de la trombosis venosa profunda (TVP) Consideraciones de aproximación Los objetivos principales para el tratamiento de la trombosis venosa profunda (TVP) son prevenir la embolia pulmonar (EP) , reducir la morbilidad y prevenir o minimizar el riesgo de desarrollar el síndrome post trombótico (STP). El pilar de la terapia médica ha sido la anticoagulación desde la introducción de la heparina en la década de 1930. [ 112 ] Otros medicamentos anticoagulantes se han agregado posteriormente al arsenal de tratamiento a lo largo de los años, como los antagonistas de la vitamina K y la heparina de bajo peso molecular (HBPM). Más recientemente, la trombólisis mecánica se ha utilizado cada vez más a medida que aumentan las terapias endovasculares. Las contraindicaciones absolutas para el tratamiento anticoagulante incluyen hemorragia intracraneal, hemorragia activa grave, cirugía reciente de cerebro, ojos o médula espinal, embarazo e hipertensión maligna. Las contraindicaciones relativas incluyen cirugía mayor reciente, accidente cerebrovascular reciente y trombocitopenia grave. Los síntomas inmediatos de la TVP a menudo se resuelven solo con la anticoagulación, y la justificación de la intervención es a menudo la reducción del 75% del riesgo a largo plazo de STP. La trombólisis intravenosa sistémica una vez mejoró la tasa de recanalización de la vena trombosada; sin embargo, ya no se recomienda debido a una elevada incidencia de complicaciones hemorrágicas, un riesgo ligeramente mayor de muerte y una mejora insignificante en el STP. La falta de una incidencia significativamente reducida de STP después de la trombólisis sistémica (40-60%) probablemente refleja la insuficiencia del volumen umbral relativamente bajo de extracción del trombo que se consideró exitoso. Se recomienda la terapia trombolítica (se prefiere por vía sistémica a la dirigida por catéter) en individuos hipotensos con EP aguda. [ 113 ] Las personas con EP de alto riesgo que se presentan en estado de shock deben someterse a trombólisis sistémica; cuando la trombolisis está contraindicada debido a un alto riesgo de sangrado, considere la trombectomía quirúrgica o la trombolisis directa con catéter. [ 114 ] El riesgo de hemorragia de trombólisis sistémica es similar al de la trombólisis dirigida por catéter, y el riesgo de STP puede disminuir aún más el riesgo. Sin embargo, no se ha examinado si se prefiere la trombolisis dirigida por catéter a la anticoagulación. La adición de trombectomía mecánica percutánea a las opciones de intervención puede facilitar la toma de decisiones, ya que la recanalización se puede lograr más rápido que antes y con una dosis disminuida de lítico; por lo tanto, el riesgo de sangrado puede disminuir. Hospitalización versus tratamiento ambulatorio La TVP aguda se puede tratar de forma ambulatoria con HBPM. Los pacientes con EP de bajo riesgo pueden ser dados de alta de forma segura desde el hospital o recibir solo tratamiento ambulatorio con HBPM, seguido de antagonistas de la vitamina K, aunque los anticoagulantes orales no dependientes de la vitamina K pueden ser tan efectivos pero más seguros que el régimen de antagonista de la HBPM / vitamina K. [ 115 ] La terapia anticoagulante se recomienda durante 3-12 meses, dependiendo del sitio de la trombosis y de la presencia continua de factores de riesgo. Si la TVP recurre, si se identifica una hipercoagulabilidad crónica, o si la EP es potencialmente mortal, se puede recomendar la terapia de anticoagulación de por vida. Este protocolo de tratamiento tiene un riesgo acumulado de complicaciones hemorrágicas de menos del 12%. La mayoría de los pacientes con TVP venosa proximal confirmada pueden tratarse de forma segura de forma ambulatoria. Los criterios de exclusión para el tratamiento ambulatorio son los siguientes: PE concomitante sospechada o comprobada Comorbilidad cardiovascular o pulmonar significativa TVP iliofemoral Contraindicaciones para la anticoagulación. Trastorno de coagulación familiar o heredado: deficiencia de antitrombina III (ATIII), protrombina 20210A, deficiencia de proteína C o proteína S, o factor V Leiden Trastorno hemorrágico familiar El embarazo Obesidad mórbida (> 150 kg) Insuficiencia renal (creatinina> 2 mg / dL) No disponible o no puede organizar una atención de seguimiento cercana Incapaz de seguir instrucciones Vagabundo Sin teléfono de contacto Geográfico (demasiado lejos del hospital) Paciente / familia resistente a la terapia ambulatoria Los pacientes ingresados pueden ser tratados con HBPM, fondaparinux o heparina no fraccionada (HNF). Se inicia Warfarina 5 mg PO al día y se superpone durante aproximadamente 5 días hasta que la relación internacional normalizada (INR) sea terapéutica> 2 durante al menos 24 horas. Para los pacientes ingresados tratados con UFH, el tiempo de tromboplastina parcial activada (aPTT) o el nivel de actividad de heparina deben controlarse cada 6 horas mientras el paciente está tomando heparina intravenosa (IV) hasta que la dosis se estabilice en el rango terapéutico. Los pacientes tratados con HBPM o fondaparinux no requieren monitoreo del aPTT. Las plaquetas deben ser monitoreadas. La heparina o HBPM debe suspenderse si el recuento de plaquetas cae por debajo de 75,000. Fondaparinux no está asociado con la trombocitopenia inducida por hepatina (HIT). Consultas Se indican consultas con los siguientes especialistas: Hematólogo Cirujano vascular Radiólogo Radiólogo intervencionista Principios generales de anticoagulación La terapia anticoagulante sigue siendo el pilar de la terapia médica para la trombosis venosa profunda (TVP) porque no es invasiva, trata a la mayoría de los pacientes (aproximadamente el 90%) sin secuelas físicas demostrables inmediatas de TVP, tiene un bajo riesgo de complicaciones y sus datos de resultado demostrar una mejora en la morbilidad y mortalidad. La anticoagulación a largo plazo es necesaria para prevenir la alta frecuencia de trombosis venosa recurrente o eventos tromboembólicos. La anticoagulación tiene problemas. Aunque inhibe la propagación, no elimina el trombo y se observa un riesgo variable de hemorragia clínicamente significativa. La terapia de primera línea para el tromboembolismo venoso (TEV) o la embolia pulmonar (EP) de alto riesgo consiste en anticoagulantes orales directos (dabigatrán, rivaroxabán, apixabán o edoxabán) sobre los antagonistas de la vitamina K (AVK). [ 113 , 114 ] Los VKA también se recomiendan sobre la heparina de bajo peso molecular (LMWH), a menos que el VTE esté asociado con malignidad, en cuyo caso se prefiere LMWH sobre los VKA o cualquier anticoagulante oral directo. [ 113 ] Cuando el riesgo de recurrencia de TEV es alto en pacientes con EP subsegmental sin TVP, el American College of Chest Physicians (ACCP) recomienda la anticoagulación sobre la vigilancia; cuando el riesgo de recurrencia de TEV es bajo en estos pacientes, se sugiere la vigilancia de la anticoagulación. [ 113 ] Los filtros de la vena cava inferior no se recomiendan en pacientes con TEV agudo en tratamiento anticoagulante. [ 113 ] Salvo contraindicaciones para el tratamiento con aspirina, la aspirina se recomienda para prevenir el TEV recurrente en pacientes con TVP o EP proximal no provocada después del cese de la anticoagulación. [ 113 ] Park y Byun indican que las posibilidades de avances en los sistemas de administración de anticoagulantes incluyen la expansión de nuevos agentes orales y sus antídotos, reduciendo el tamaño de las heparinas, desarrollando heparinas orales o tópicas y modificando las formulaciones físicas o químicas. [ 116 ] Por ejemplo, Ita sugiere que el suministro transdérmico puede potencialmente evitar problemas conocidos con el uso de heparina, como una vida media corta y una biodisponibilidad impredecible, y ofrecer un mejor cumplimiento del paciente, conveniencia, facilidad de finalización de la dosificación, así como evitar la primera pasar efecto. [ 112 ] Para obtener más información, consulte Principios generales de anticoagulación en la trombosis venosa profunda . Ventajas de la terapia anticoagulante La terapia anticoagulante sigue siendo el pilar de la terapia médica para la trombosis venosa profunda (TVP) porque no es invasiva, trata a la mayoría de los pacientes (aproximadamente el 90%) sin secuelas físicas demostrables inmediatas de TVP, tiene un bajo riesgo de complicaciones y sus datos de resultado demostrar una mejora en la morbilidad y mortalidad. Los metanálisis de ensayos aleatorios de heparina no fraccionada (HNF) y heparina de bajo peso molecular (HBPM) han demostrado que son similares, con un riesgo del 4% de TVP recurrente, un riesgo del 2% de embolia pulmonar (EP) y un 3% de riesgo de sangrado mayor Terapia de anticoagulación inicial La terapia de primera línea para el tromboembolismo venoso (TEV) o la embolia pulmonar (EP) de alto riesgo consiste en anticoagulantes orales directos (dabigatrán, rivaroxabán, apixabán o edoxabán) sobre los AVK. [ 3 , 4 , 5 ] Los antagonistas de la vitamina K (VKA) también se recomiendan sobre la heparina de bajo peso molecular (HBPM), a menos que el TEV esté asociado con malignidad, en cuyo caso se prefiere la HBPM sobre los AVK o cualquier anticoagulante oral directo. [ 3 ] Tenga en cuenta que no se recomienda colocar filtros de vena cava inferior en pacientes con TEV agudo que estén en tratamiento anticoagulante. [ 3 ] Heparina La terapia de anticoagulación inicial para tratar la TVP tradicionalmente involucra heparina intravenosa (IV) continua hasta que se logra una anticoagulación sistémica adecuada. La anticoagulación rápida es esencial dentro de las primeras 24 horas del diagnóstico, reduciendo la incidencia de trombosis venosa recurrente durante los primeros 3 meses del 25% al 5%. [ 6 , 7 ] La heparina IV continua para el inicio de la terapia se ha reemplazado cada vez más por inyecciones subcutáneas (SC) únicas o dos veces al día de HBPM. Los efectos antitrombóticos de HBPM se correlacionan con el peso corporal y permiten una dosificación fija sin monitoreo de laboratorio; La HBPM también permite el tratamiento ambulatorio de TVP sin complicaciones. [ 8 , 9 , 10 ] Sin embargo, la heparina IV sigue siendo el tratamiento de elección para aquellos con insuficiencia renal terminal. Las guías recomiendan anticoagulación a corto plazo con LMWH SC, heparina no fraccionada (UFH) IV, dosis fija de UFH SC o fondaparinux SC. [ 11 ] El tratamiento inicial con HBPM, UFH o fondaparinux debe continuar durante al menos 5 días y hasta que la relación internacional normalizada (INR) sea 2 o superior durante al menos 24 horas. Un antagonista de la vitamina K (AVK) como la warfarina debe iniciarse junto con HBPM, UFH o fondaparinux el primer día de tratamiento. [ 11 ] Los pacientes con TEV recurrente mientras están en tratamiento con un anticoagulante no HBPM deben cambiarse a terapia con HBPM. [ 3 ] Aquellos que sufren TEV recurrente mientras reciben tratamiento con HBPM deben recibir una dosis mayor de HBPM. [ 3 ] Factor Xa e inhibidores directos de la trombina Rivaroxabán El rivaroxabán (Xarelto) es un inhibidor oral del factor Xa aprobado por la FDA en noviembre de 2012 para el tratamiento de TVP o EP y para la reducción del riesgo de TVP y EP recurrentes después del tratamiento inicial. [ 12 , 13 ] La aprobación de esta indicación se basó en estudios con un total de 9478 pacientes con TVP o EP. Los participantes fueron asignados aleatoriamente para recibir rivaroxabán, una combinación de enoxaparina y un AVK (p. Ej., Warfarina) o un placebo. Los puntos finales del estudio fueron diseñados para medir el número de pacientes que experimentaron síntomas recurrentes de TVP, EP o muerte después de recibir tratamiento. Los datos de un análisis agrupado de los ensayos EINSTEIN-DV [ 12 ] y EINSTEIN-PE [ 13 ] sugirieron que el uso de rivaroxaban es tan eficaz en la prevención de la recurrencia del tromboembolismo venoso (TEV) como la administración de enoxaparina seguida de un AVK, y puede estar asociado con menos sangrado; Además, los datos sugieren que no hay motivos para evitar el uso de rivaroxabán en grupos de alto riesgo (p. ej., pacientes frágiles, pacientes con cáncer y pacientes con un coágulo grande). Aproximadamente el 2.1% de los pacientes tratados con rivaroxaban experimentaron TVP o EP recurrente, en comparación con el 1.8-3% tratados con la combinación de enoxaparina y VKA. [ 12 , 13 ] Además, los resultados del tratamiento prolongado demostraron un riesgo reducido de TVP y EP recurrentes. Aproximadamente el 1.3% en el grupo de rivaroxabán experimentó TVP o EP recurrente, en comparación con el 7.1% en el grupo de placebo. [ 14 , 15 ] Apixaban En marzo de 2014, la FDA aprobó apixaban (Eliquis) para la indicación adicional de profilaxis de TVP y EP en adultos que se sometieron a cirugía de reemplazo de cadera o rodilla. El apoyo a esta nueva indicación fue el resultado de los ensayos clínicos ADVANCE 1, 2 y 3 que inscribieron a casi 12,000 pacientes. [ 16 , 17 , 18 ] Apixaban fue aprobado originalmente por la FDA en diciembre de 2012 para la prevención del accidente cerebrovascular y la embolia sistémica en pacientes con fibrilación auricular no valvular (FANV). En agosto de 2014, apixaban fue aprobado para el tratamiento de TVP y EP. La aprobación para el tratamiento de la EP y la prevención de la recurrencia se basó en el resultado de los estudios AMPLIFY (Apixaban para el tratamiento inicial de la embolia pulmonar y la trombosis venosa profunda como terapia de primera línea) y AMPLIFY-EXT, en los que se comparó la terapia con apixaban con tratamiento con enoxaparina y warfarina. El estudio AMPLIFY mostró que, en comparación con el régimen anticoagulante estándar, la terapia con apixaban resultó en una reducción del 16% en el riesgo de un criterio de valoración compuesto que incluía TEV sintomático recurrente o muerte asociada a TEV. [ 19 , 20 ] Los datos del ensayo AMPLIFY-EXT mostraron que la anticoagulación prolongada (12 meses) con apixabán acortó las estancias hospitalarias, redujo el tromboembolismo venoso recurrente sintomático o la muerte por todas las causas sin un aumento asociado en los episodios mayores de hemorragia en comparación con el placebo. [ 21 ] Dabigatrán Dabigatrán (Pradaxa) inhibe la trombina libre y unida al coágulo y la agregación plaquetaria inducida por la trombina. Fue aprobado por la FDA en 2010 para reducir el riesgo de accidente cerebrovascular en pacientes con NVAF. En abril de 2014, la FDA lo aprobó para el tratamiento de TVP y EP en pacientes que han sido tratados con un anticoagulante parenteral durante 5-10 días. Además, se aprobó para reducir el riesgo de recurrencia de TVP y EP en pacientes que han sido tratados previamente. La aprobación se basó en los resultados de cuatro ensayos globales de fase III que mostraron que el dabigatrán no era inferior a la warfarina y tenía un menor riesgo de hemorragia grave o clínicamente relevante en comparación con la warfarina. [ 22 , 23 , 24 ]Ha habido informes de hemorragias graves y fatales en usuarios de la droga. Los ensayos RE-COVER y RE-COVER II incluyeron pacientes con TVP y EP que fueron tratados con terapia anticoagulante parenteral durante 510 días. Los resultados mostraron que el dabigatrán no fue inferior a la warfarina en la reducción de la TVP y la EP después de una mediana de 174 días de tratamiento con un menor riesgo de sangrado en comparación con la warfarina. [ 22 , 23 ] El ensayo RE-SONATE y los ensayos RE-MEDY incluyeron a 2856 pacientes con TVP aguda y EP que habían completado al menos 3 meses de terapia anticoagulante. Los resultados de este ensayo mostraron que el dabigatrán no era inferior a la warfarina en el tratamiento prolongado de TEV y conllevaba un menor riesgo de hemorragia grave o clínicamente relevante que la warfarina. [ 24 ] Edoxabán Edoxaban (Savaysa) fue aprobado por la FDA en enero de 2015 para el tratamiento de TVP y EP en pacientes que inicialmente fueron tratados con un anticoagulante parenteral durante 5-10 días. La aprobación se basó en el estudio Hokusai-VTE que incluyó a 4.921 pacientes con TVP y 3.319 pacientes con EP. [ 25 ] Entre los pacientes con EP, 938 tenían disfunción ventricular derecha, según lo evaluado mediante la medición de los niveles de péptido natriurético pro-cerebro N-terminal (NTproBNP). La tasa de TEV recurrente en este subgrupo fue del 3,3% en el grupo de edoxabán y del 6,2% en el grupo de warfarina. Edoxabán no fue inferior al tratamiento estándar de alta calidad con warfarina y causó significativamente menos sangrado en un amplio espectro de pacientes con TEV, incluidos aquellos con EP grave. [ 25 ] Betrixaban Betrixaban (Bevyxxa), un inhibidor de FXa, fue aprobado por la FDA en junio de 2017. [ 26 ] Está indicado para la profilaxis de TEV en adultos hospitalizados por enfermedad médica aguda que están en riesgo de complicaciones tromboembólicas debido a la movilidad restringida moderada o severa. y otros factores de riesgo que pueden causar TEV. [ 26 ] La aprobación de betrixaban se basó en datos de los estudios APEX de fase 3. [ 27 , 28 ] Estos ensayos clínicos aleatorizados, doble ciego y multinacionales compararon betrixabán de larga duración (35-42 días) con enoxaparina de corta duración (6-14 días) para TEV en 7.513 pacientes hospitalizados con enfermedades agudas con factores de riesgo de TEV . [ 26 , 27 , 28 ] Los pacientes en el grupo de betrixaban recibieron una dosis inicial de 160 mg por vía oral en el día 1, seguido de 80 mg una vez al día durante 35-42 días, y recibieron una inyección de placebo una vez al día durante 6-14 días. Los pacientes en el grupo de enoxaparina recibieron 40 mg por vía subcutánea una vez al día durante 6-14 días y tomaron un placebo oral una vez al día durante 35-42 días. [ 26 , 27 , 28 ] La eficacia se midió en 7.441 pacientes utilizando una puntuación de resultado compuesta compuesta por la aparición de TVP proximal asintomática o sintomática, EP no fatal, accidente cerebrovascular o muerte relacionada con TEV. [ 26 , 27 , 28 ] Los que recibieron betrixaban mostraron disminuciones significativas en los eventos de TEV (4,4%) en comparación con los pacientes en el grupo de enoxaparina (6%). Anticoagulación a largo plazo La anticoagulación a largo plazo es necesaria para prevenir la alta frecuencia de trombosis venosa recurrente o eventos tromboembólicos. La interrupción de la anticoagulación dentro de las primeras 12 semanas de tratamiento parece dar como resultado una incidencia del 25% de trombosis recurrente. [ 8 ] Los antagonistas orales de la vitamina K (AVK) (warfarina) siguen siendo el enfoque preferido para el tratamiento a largo plazo, lo que permite la terapia oral de dosis única que puede continuar de forma ambulatoria. El American College of Chest Physicians (ACCP) recomienda el cese de la terapia anticoagulante después de 3 meses de tratamiento en aquellos con (1) trombosis venosa profunda proximal aguda (TVP) asociada a cirugía, (2) una TVP proximal aguda o embolia pulmonar (EP) provocado por un factor de riesgo transitorio no quirúrgico, y (3) un primer TEV no provocado y un alto riesgo de hemorragia. [ 3 ] (En aquellos con un riesgo de sangrado bajo o moderado, extienda la anticoagulación sin una fecha de finalización programada). [ 3 ] Cuando el riesgo de recurrencia de tromboembolismo venoso (TEV) es alto en pacientes con EP subsegmental sin TVP, el ACCP recomienda la anticoagulación en lugar de la vigilancia; cuando el riesgo de recurrencia de TEV es bajo en estos pacientes, se sugiere la vigilancia de la anticoagulación. [ 3 ] Salvo contraindicaciones para el tratamiento con aspirina, la aspirina se recomienda para prevenir el TEV recurrente en pacientes con TVP o EP proximal no provocada después del cese de la anticoagulación. [ 3 ] La warfarina interrumpe la producción de factor de coagulación dependiente de la vitamina K por el hígado. El efecto se retrasa 72 horas hasta que se eliminen o utilicen los factores de coagulación circulantes existentes. El efecto inicial crea un estado hipercoagulable porque los anticoagulantes dependientes de la vitamina K (proteínas C y S) se eliminan primero del cuerpo, mientras que los procoagulantes dependientes de la vitamina K continúan circulando. Durante este período, la anticoagulación con heparina es importante para prevenir el empeoramiento de la trombosis. Se recomienda un mantenimiento de la relación internacional normalizada (INR) en 2-3; las proporciones más altas no mejoran la efectividad, y las proporciones más bajas no reducen las complicaciones hemorrágicas. [ 10 , 29 ] La duración de la terapia con warfarina se ha evaluado mediante múltiples ensayos clínicos aleatorios prospectivos. [ 8 , 30 , 31 ] La duración de la terapia varía según los factores de riesgo del paciente y la presunta etiología. Un primer episodio de trombosis venosa o evento trombótico debido a un factor de riesgo reversible transitorio debe tratarse durante al menos 3 meses. La interrupción de la terapia antes de las 12 semanas produce un aumento absoluto del 8% en la trombosis recurrente en los siguientes 12 meses. El tratamiento durante los 3 meses completos da como resultado una incidencia anual recurrente de TVP del 3%. La aprobación de los inhibidores del factor Xa (p. Ej., Rivaroxabán, apixaban) e inhibidores directos de la trombina (p. Ej., Dabigatrán) para la prevención de la TVP recurrente después de la terapia inicial permite más opciones terapéuticas para la anticoagulación a largo plazo. Para los pacientes con trombosis venosa idiopática del primer episodio, la duración del tratamiento debe ser de 6-12 meses. [ 8 ] Sin embargo, el beneficio de la anticoagulación se pierde después de suspender el tratamiento al año, lo que lleva a muchos médicos a continuar el tratamiento indefinidamente. [ 32 ] La decisión de continuar la anticoagulación debe adaptarse a cada paciente, teniendo en cuenta el riesgo de hemorragia y la preferencia del paciente, con una reevaluación del tratamiento a intervalos periódicos. Para pacientes con un primer episodio de trombosis venosa y anticuerpos antifosfolípidos documentados o dos o más afecciones trombofílicas (mutaciones genéticas combinadas del factor V Leiden y protrombina 20210A), está indicado al menos 12 meses de tratamiento. Se indica de seis a 12 meses de terapia inicial en aquellos pacientes con cualquiera de los siguientes: deficiencias de antitrombina, proteína C o proteína S; factor V Leiden; protrombina 20210A; hiperhomocisteinemia; o niveles altos de factor VIII (> percentil 90). La terapia indefinida también se considera en ambas poblaciones de pacientes. [ 8 ] Limitaciones de la anticoagulación La anticoagulación tiene sus limitaciones. Aunque inhibe la propagación, no elimina el trombo y se observa un riesgo variable de hemorragia clínicamente significativa. En 2-4% de los pacientes, la trombosis venosa profunda (TVP) progresa a embolia pulmonar sintomática (EP) a pesar de la anticoagulación. En el contexto de una EP, el 8% de los pacientes tienen recurrencias a pesar de la anticoagulación, de los cuales el 30-45% son mortales. Aunque la anticoagulación reduce notablemente el riesgo de EP y la extensión de la TVP, no reduce la incidencia del síndrome postrombótico (STP), que requiere la extracción acelerada del trombo existente sin dañar las válvulas venosas subyacentes. Los principales efectos adversos de la terapia con heparina incluyen sangrado y trombocitopenia. Aproximadamente el 2% de los pacientes experimentan sangrado mayor dentro de los primeros 3 meses de tratamiento y 1-3% a partir de entonces por año. [ 33 ] La tasa de mortalidad estimada para cada episodio de hemorragia mayor es del 13%. [ 33 ] El desarrollo de trombocitopenia debe alertar a los médicos sobre el diagnóstico de trombocitopenia inducida por heparina (HIT), que puede ocurrir hasta en un 3% de los pacientes tratados con heparina durante más de 4 días. Existen dos tipos: la forma más común es una trombocitopenia mediada no inmunitaria autolimitante que se resuelve con el cese de la terapia; la trombocitopenia inmunomediada menos común tiene complicaciones tromboembólicas potencialmente catastróficas. Anticoagulación para la TVP de vena de ternera El tratamiento de la trombosis venosa profunda (TVP) aislada de la vena de la pantorrilla se individualiza mejor, teniendo en cuenta las preferencias locales, la confiabilidad del paciente, la disponibilidad de atención de seguimiento y una evaluación de los factores de riesgo en curso. A pesar del menor (pero no 0) riesgo de embolia pulmonar (EP) y mortalidad asociada con la TVP de la vena de la pantorrilla, las guías actuales recomiendan la anticoagulación a corto plazo durante 3 meses en pacientes sintomáticos, aunque con una recomendación relativamente baja de Grado 2B. Los pacientes asintomáticos con TVP aislada de la vena de la pantorrilla no requieren anticoagulación, y en su lugar se recomiendan estudios de ultrasonido de vigilancia durante 10-14 días para detectar la extensión proximal. En ciertos centros, los pacientes con TVP aislada de la vena de la pantorrilla son tratados con terapia anticoagulante completa. Con la introducción de heparina de bajo peso molecular (HBPM) o fondaparinux, los pacientes seleccionados califican para el tratamiento ambulatorio solo si se puede organizar una atención domiciliaria adecuada y un seguimiento médico cercano. Como se discutió, la heparina no fraccionada subcutánea (HNF) puede ser sustituida por HBPM o fondaparinux si los problemas de seguro son un factor limitante. La terapia ambulatoria con UFH conlleva un mayor riesgo de trombocitopenia inducida por heparina y sigue siendo un fármaco de segunda línea. Mientras el paciente está iniciando la terapia con warfarina, el tiempo de protrombina (TP) o la relación normalizada internacional (INR) deben controlarse de cerca (diariamente o en días alternos) hasta alcanzar el objetivo, luego semanalmente durante varias semanas. Cuando el paciente está estable, vigilar mensualmente. La incapacidad para monitorear el INR impide el tratamiento ambulatorio de la TVP. Los pacientes con sospecha o diagnóstico de TVP aislada de la vena de la pantorrilla pueden ser dados de alta de manera segura con un medicamento antiinflamatorio no esteroideo (AINE) o aspirina , con un seguimiento minucioso y repetir los estudios de diagnóstico (es decir, la ecografía) en 7 días para evaluar la extensión proximal. Los pacientes con sospecha de TVP pero con resultados negativos iniciales no invasivos del estudio deben ser reevaluados por su proveedor de atención primaria dentro de los 7 días. Los pacientes con factores de riesgo continuos deben ser reevaluados a la semana para detectar la extensión proximal debido a la precisión limitada de las pruebas no invasivas para TVP de vena de la pantorrilla. Uso de heparina en trombosis venosa profunda Los productos de heparina utilizados en el tratamiento de la trombosis venosa profunda (TVP) incluyen heparina no fraccionada y heparina de bajo peso molecular (HBPM). La eficacia y seguridad de la heparina de bajo peso molecular (HBPM) para el tratamiento inicial de la TVP se han establecido en varios juicios. Tradicionalmente, la heparina se ha utilizado solo para pacientes ingresados con TVP. La heparina no fraccionada regular era el estándar de atención hasta la introducción de los productos de HBPM. La heparina previene la extensión del trombo y se ha demostrado que reduce significativamente (pero no elimina) la incidencia de embolia pulmonar mortal y no fatal y trombosis recurrente. La heparina es una mezcla heterogénea de fragmentos de polisacáridos con pesos moleculares variables pero con actividad biológica similar. Los fragmentos más grandes ejercen su efecto anticoagulante al interactuar con la antitrombina III (ATIII) para inhibir la trombina. ATIII, el anticoagulante primario del cuerpo, inactiva la trombina e inhibe la actividad del factor X activado en el proceso de coagulación. Los fragmentos de bajo peso molecular ejercen su efecto anticoagulante al inhibir la actividad del factor X activado. Se cree que las complicaciones hemorrágicas atribuidas a la heparina surgen de los fragmentos más grandes de mayor peso molecular. La HBPM se prepara tratando selectivamente la heparina no fraccionada para aislar los fragmentos de bajo peso molecular (<9000 Da). Los pacientes con tromboembolismo venoso recurrente (TEV) mientras están en tratamiento con un anticoagulante no HBPM deben cambiarse a terapia con HBPM. [ 113 ] Aquellos que sufren TEV recurrente mientras reciben tratamiento con HBPM deben recibir una dosis mayor de HBPM. [ 113 ] Para obtener más información, consulte Uso de heparina en trombosis venosa profunda . Factor Xa e inhibidores directos de la trombina Fondaparinux Fondaparinux, un inhibidor selectivo directo del factor Xa, supera muchas de las desventajas antes mencionadas de las heparinas de bajo peso molecular (HBPM). Los estudios farmacocinéticos de fondaparinux revelan que solo se requiere una dosis subcutánea diaria. Además, una dosis única de 7,5 mg es efectiva en una amplia gama de pesos de pacientes entre 50 y 100 kg. Las dosis diarias de 5 mg o 10 mg son apropiadas para pacientes que pesan menos o más que ese rango de peso. No se ha informado de trombocitopenia inducida por heparina (HIT). Tampoco se requiere la monitorización terapéutica de parámetros de laboratorio, como el tiempo de protrombina o el tiempo de tromboplastina parcial activada (aPTT). En algunas regiones, el costo de la terapia con fondaparinux es menor que la enoxaparina cuando se usa para unir la terapia a un antagonista de la vitamina K (AVK). La combinación de dos inhibidores del factor Xa puede ser una estrategia de tratamiento eficaz para el tromboembolismo venoso agudo (TEV). [ 117 ] En un estudio observacional, 80 de 87 pacientes japoneses consecutivos con TEV que recibieron fondaparinux SC durante 7-10 días y luego cambiaron a rivaroxabán oral durante 7-14 días tuvieron éxito con el tratamiento. Tanto los niveles de dímero D como las puntuaciones cuantitativas de trombosis por ultrasonido (QUT) mejoraron con el uso de fondaparinux, y se lograron reducciones adicionales usando rivaroxabán. [ 117 ] Buller y sus coautores, en nombre de los investigadores de Matisse, realizaron un estudio internacional aleatorizado, doble ciego, de fondaparinux versus enoxaparina en 2.205 pacientes con trombosis venosa profunda aguda (TVP) objetivamente confirmada y encontraron que los dos agentes son comparables en seguridad y eficacia. [ 6 ]Los pacientes fueron asignados al azar para recibir terapia con fondaparinux o enoxaparina. Fondaparinux se administró como una dosis diaria subcutánea única de 7.5 mg, con ajustes realizados para aquellos pacientes que pesan menos de 50 kg (5 mg) o más de 100 kg (10 mg). A la enoxaparina se le administró 1 mg / kg por vía subcutánea dos veces al día. Ambos agentes se puentearon con un VKA hasta que se logró una relación terapéutica internacional normalizada (INR). La anticoagulación con un AVK se continuó durante 3 meses. La eficacia se midió por la tasa de TEV recurrente en el período de seguimiento de 3 meses después de la inscripción. La seguridad se evaluó por la incidencia de hemorragias graves y mortalidad durante el mismo intervalo. [ 6 ] La tasa de recurrencia mostró una tendencia no significativa a favor de fondaparinux (3.9%) en comparación con enoxaparina (4.1%) (diferencia absoluta = 0.15%; IC 95%, 1.8% a -1.5%). [ 6 ]Se logró el margen conservador de no inferioridad, y se determinó que fondaparinux era igual de efectivo que la enoxaparina para el tratamiento de la TVP. Las principales tasas de sangrado fueron esencialmente idénticas, y las tasas de mortalidad también fueron comparables. En un análisis de subgrupos, los autores también evaluaron la relación entre la tasa de recurrencia, los riesgos de sangrado y el peso corporal de los pacientes. En general, la seguridad y la eficacia de fondaparinux fueron independientes del peso corporal. Sin embargo, los pacientes con insuficiencia renal leve y un bajo aclaramiento de creatinina tenían el mismo riesgo de sangrado en los grupos de HBPM y fondaparinux. En general, los autores concluyeron que el fondaparinux una vez al día era tan efectivo y seguro como la enoxaparina ajustada al peso dos veces al día. [ 6 ] El ensayo Matisse DVT confirmó que fondaparinux y enoxaparina tienen una seguridad y eficacia similares para el tratamiento inicial de la TVP. Solo se requiere un régimen de dosificación fija para fondaparinux para pacientes que pesan entre 50 kg y 100 kg, y solo se requiere una dosis subcutánea por día. Esto simplifica enormemente el tratamiento de la TVP y facilita la terapia ambulatoria. En el estudio original, aproximadamente un tercio de los pacientes fueron tratados parcial o totalmente como pacientes ambulatorios sin ningún riesgo mayor en comparación con los tratados como pacientes hospitalizados. En la insuficiencia renal con un aclaramiento de creatinina inferior a 30 ml / min, se produjo una hemorragia importante en 2 de 25 pacientes (8%) con fondaparinux versus 1 de 18 pacientes (5,6%) tratados con enoxaparina ( P = NS). Debido al pequeño tamaño de la muestra y al mayor riesgo de hemorragia, el fondaparinux está contraindicado en pacientes con insuficiencia renal y un aclaramiento de creatinina inferior a 30 ml / min. En caso de una hemorragia importante, el sulfato de protamina revierte parcialmente el efecto anticoagulante de la enoxaparina. Sin embargo, no hay un antídoto específico para fondaparinux disponible. Un estudio reciente reveló que una dosis en bolo de 90 mcg / kg de factor VIIa recombinante revirtió el efecto anticoagulante de fondaparinux, al menos en voluntarios sanos que recibieron una dosis mayor de 10 mg. [ 118 ] Rivaroxabán El rivaroxabán (Xarelto) es un inhibidor oral del factor Xa aprobado por la FDA en noviembre de 2012 para el tratamiento de TVP o embolia pulmonar (EP) y para la reducción del riesgo de TVP recurrente y EP después del tratamiento inicial. [ 7 , 8 , 9 ] La aprobación de esta indicación se basó en estudios con un total de 9478 pacientes con TVP o EP. Los participantes fueron asignados aleatoriamente para recibir rivaroxabán, una combinación de enoxaparina y un AVK (p. Ej., Warfarina) o un placebo. Los puntos finales del estudio fueron diseñados para medir el número de pacientes que experimentaron síntomas recurrentes de TVP, EP o muerte después de recibir tratamiento. Los datos de un análisis agrupado de los ensayos EINSTEIN-DVT [ 7 ] y EINSTEIN-PE [ 8 ] sugirieron que el rivaroxabán es tan efectivo para prevenir la recurrencia de TEV como la enoxaparina seguida de un AVK y puede estar asociado con menos sangrado [ 9 ] ; Además, los datos sugieren que no hay motivos para evitar el uso de rivaroxabán en grupos de alto riesgo (p. ej., pacientes frágiles, pacientes con cáncer y pacientes con un coágulo grande). Aproximadamente el 2.1% de los pacientes tratados con rivaroxaban experimentaron TVP o EP recurrente, en comparación con el 1.8-3% tratados con la combinación de enoxaparina y VKA. [ 7 , 8 ] Además, los resultados del tratamiento prolongado demostraron un riesgo reducido de TVP y EP recurrentes. Aproximadamente el 1.3% en el grupo de rivaroxabán experimentó TVP o EP recurrente, en comparación con el 7.1% en el grupo de placebo. [ 119 , 120 ] Apixaban En marzo de 2014, la FDA aprobó apixaban (Eliquis) para la indicación adicional de profilaxis de TVP y EP en adultos que se sometieron a cirugía de reemplazo de cadera o rodilla. El apoyo a esta nueva indicación fue el resultado de los ensayos clínicos ADVANCE 1, 2 y 3 que inscribieron a casi 12,000 pacientes. [ 121 , 122 , 123 ] Apixaban fue aprobado originalmente por la FDA en diciembre de 2012 para la prevención del accidente cerebrovascular y la embolia sistémica en pacientes con fibrilación auricular no valvular. En agosto de 2014, apixaban fue aprobado para el tratamiento de TVP y EP. [ 124 ] La aprobación para el tratamiento de la EP y la prevención de la recurrencia se basó en el resultado de los estudios AMPLIFY (Apixaban para el tratamiento inicial de la embolia pulmonar y la trombosis venosa profunda como terapia de primera línea) y AMPLIFY-EXT (tratamiento extendido) , en el que la terapia con apixaban se comparó con el tratamiento con enoxaparina y warfarina. El estudio AMPLIFY mostró que, en comparación con el régimen anticoagulante estándar, la terapia con apixaban resultó en una reducción del 16% en el riesgo de un criterio de valoración compuesto que incluía tromboembolismo venoso sintomático recurrente (TEV) o muerte asociada a TEV. [ 125 , 126 ] Los datos del ensayo AMPLIFY-EXT mostraron que la anticoagulación prolongada (12 meses) con apixabán acortó las estancias hospitalarias, redujo el tromboembolismo venoso recurrente sintomático o la muerte por todas las causas sin un aumento asociado en los episodios mayores de hemorragia en comparación con el placebo. [ 127 ] Dabigatrán Dabigatrán (Pradaxa) inhibe la trombina libre y unida al coágulo y la agregación plaquetaria inducida por la trombina. Este agente fue aprobado por la FDA en 2010 para reducir el riesgo de accidente cerebrovascular y embolia sistémica en pacientes con fibrilación auricular no valvular. En abril de 2014, se aprobó para el tratamiento de TVP y EP en pacientes que han sido tratados con un anticoagulante parenteral durante 5-10 días. Además, fue aprobado para reducir el riesgo de recurrencia de TVP y EP en pacientes que han sido tratados previamente. La aprobación se basó en los resultados de 4 ensayos globales de fase III que mostraron que el dabigatrán no era inferior a la warfarina y tenía un menor riesgo de hemorragia grave o clínicamente relevante en comparación con la warfarina. [ 128 , 129 , 130 ]Ha habido informes de hemorragias graves y fatales en usuarios de la droga. Los ensayos RE-COVER y RE-COVER II incluyeron pacientes con TVP y EP que fueron tratados con terapia anticoagulante parenteral durante 5-10 días. Los resultados mostraron que el dabigatrán no fue inferior a la warfarina en la reducción de la TVP y la EP después de una mediana de 174 días de tratamiento con un menor riesgo de sangrado en comparación con la warfarina. [ 128 , 129 ] El ensayo RE-SONATE y los ensayos RE-MEDY incluyeron pacientes (n = 2856) con TVP aguda y EP que habían completado al menos 3 meses de terapia anticoagulante. Los resultados de este ensayo mostraron que el dabigatrán no era inferior a la warfarina en el tratamiento prolongado de TEV y conllevaba un menor riesgo de hemorragia grave o clínicamente relevante que la warfarina. [ 130 ] Edoxabán Edoxaban (Savaysa) fue aprobado por la FDA en enero de 2015 para el tratamiento de TVP y EP en pacientes que fueron tratados inicialmente con un anticoagulante parenteral durante 5-10 días. [ 131 ] La aprobación se basó en el estudio Hokusai-VTE que incluyó a 4.921 pacientes con TVP y 3.319 pacientes con EP. [ 131 , 132 ] Entre los pacientes con EP, 938 tenían disfunción ventricular derecha, según lo evaluado mediante la medición de los niveles de péptido natriurético pro-cerebro N-terminal (NT-proBNP). [ 132 ] Hubo una tasa de 3.3% de TEV recurrente en este subgrupo en aquellos que recibieron edoxabán en comparación con 6.2% en el grupo que recibió warfarina. Los investigadores concluyeron que el edoxabán no solo no era inferior al tratamiento con warfarina estándar de alta calidad, sino que también causaba un sangrado significativamente menor en un amplio espectro de pacientes con TEV, incluidos aquellos con EP grave. [ 132 ] Betrixaban Betrixaban (Bevyxxa), un inhibidor de FXa, fue aprobado por la FDA en junio de 2017. [ 133 ] Está indicado para la profilaxis de TEV en adultos hospitalizados por enfermedad médica aguda que están en riesgo de complicaciones tromboembólicas debido a la movilidad restringida moderada o severa. y otros factores de riesgo que pueden causar TEV. [ 133 ] La aprobación de betrixaban se basó en datos de los estudios APEX de fase 3. [ 134 , 135 ] Estos ensayos clínicos aleatorizados, doble ciego y multinacionales compararon betrixabán de duración prolongada (35-42 días) con enoxaparina de corta duración (6-14 días) para TEV en 7.513 pacientes hospitalizados con enfermedades agudas con factores de riesgo de TEV . [ 133 , 134 , 135 ] Los pacientes en el grupo de betrixaban recibieron una dosis inicial de 160 mg por vía oral en el día 1, seguido de 80 mg una vez al día durante 35-42 días, y recibieron una inyección de placebo una vez al día durante 6-14 días. Los pacientes en el grupo de enoxaparina recibieron 40 mg por vía subcutánea una vez al día durante 6-14 días y tomaron un placebo oral una vez al día durante 35-42 días. [ 133 , 134 , 135 ] La eficacia se midió en 7.441 pacientes utilizando una puntuación de resultado compuesta compuesta por la aparición de TVP proximal asintomática o sintomática, EP no fatal, accidente cerebrovascular o muerte relacionada con TEV. [ 133 , 134 , 135 ] Los que recibieron betrixaban mostraron disminuciones significativas en los eventos de TEV (4,4%) en comparación con los pacientes en el grupo de enoxaparina (6%). Duración de la anticoagulación Para el primer episodio de trombosis venosa profunda (TVP), los pacientes deben recibir tratamiento durante 3-6 meses. Los episodios recurrentes deben tratarse durante al menos 1 año. El American College of Chest Physicians (ACCP) recomienda el cese de la terapia anticoagulante después de 3 meses de tratamiento en aquellos con (1) TVP proximal aguda asociada a cirugía, (2) una TVP o EP proximal aguda provocada por un factor de riesgo transitorio no quirúrgico, y (3) un primer TEV no provocado y un alto riesgo de sangrado. [ 113 ] (En aquellos con un riesgo de sangrado bajo o moderado, extienda la anticoagulación sin una fecha programada de interrupción). [ 113 ] Prandoni et al encontraron que el uso de la ecografía para determinar la duración de la anticoagulación puede reducir las recurrencias del tromboembolismo venoso después de un primer episodio de TVP proximal aguda. En el estudio, 538 pacientes ambulatorios consecutivos que habían completado un período de anticoagulación sin incidentes de 3 meses fueron aleatorizados para recibir anticoagulación de duración fija (<9 meses para TVP secundaria y hasta 21 meses para trombosis no provocada) o anticoagulación de duración flexible, con el tratamiento se interrumpió una vez que la ecografía mostró la recanalización de las venas afectadas. El tromboembolismo venoso recurrente se desarrolló en el 17.2% de los pacientes asignados a la anticoagulación de duración fija y el 11.9% de los pacientes asignados a la anticoagulación de duración flexible; No se observaron diferencias significativas en la tasa de hemorragias graves. [136 ] Los pacientes con cáncer tienen una tasa particularmente mayor de recurrencia de TVP que los pacientes no cancerosos. Se recomienda encarecidamente la terapia a largo plazo para la TVP. Los estudios han demostrado una tasa más baja de recurrencia de tromboembolismo venoso (TEV) sin aumentar el riesgo de hemorragia con la terapia de heparina de bajo peso molecular (HBPM). Los informes también describen que los compuestos de HBPM pueden disminuir la tasa de mortalidad por todas las causas. El autor recomienda la terapia de HBPM sola sin cruce a warfarina si el seguro del paciente la cubre. La terapia indefinida se recomienda para pacientes con episodios recurrentes de trombosis venosa, independientemente de la causa. El riesgo de tromboembolismo recurrente durante un período de seguimiento de 4 años se redujo del 21% al 3% con la anticoagulación continua. Sin embargo, la incidencia de hemorragia mayor aumentó del 3% al 9%. [ 137 ] Se ha demostrado que la terapia a largo plazo con HBPM es tan efectiva como la warfarina en el tratamiento de la trombosis venosa, excepto en aquellos pacientes con un tumor maligno concurrente. En este subgrupo, se demostró que la HBPM es más efectiva que la terapia oral. [ 138 , 139 ] Los estudios iniciales también han demostrado que la HBPM es efectiva en pacientes embarazadas, pero aún no se han completado grandes ensayos aleatorios a largo plazo. [ 140 ] Complicaciones de la terapia anticoagulante Las complicaciones hemorrágicas son los efectos adversos más comunes de la terapia anticoagulante. La terapia de anticoagulación durante 3-6 meses produce complicaciones hemorrágicas importantes en el 3-10% de los pacientes. [ 141 ] Las poblaciones de alto riesgo (> 65 años con antecedentes de accidente cerebrovascular, hemorragia gastrointestinal [GI], insuficiencia renal o diabetes) tienen un riesgo de 5-23% de sufrir una hemorragia mayor a los 90 días. Los pacientes que requieren anticoagulación indefinida o de un año de duración (debido a factores de riesgo crónicos) tienen el doble de riesgo de hemorragia. El sangrado significativo (es decir, hematemesis, hematuria, hemorragia gastrointestinal) debe investigarse a fondo porque la terapia anticoagulante puede desenmascarar una enfermedad preexistente (por ejemplo, cáncer, enfermedad de úlcera péptica, malformación arteriovenosa). El tratamiento de la hemorragia mientras se toma heparina depende de la gravedad de la hemorragia y del grado en que el tiempo de tromboplastina parcial activada (aPTT) se eleva por encima del rango terapéutico. Los pacientes que sufren hemorragia mientras reciben heparina se tratan mejor descontinuando el medicamento. La vida media es relativamente corta, y el aPTT generalmente vuelve al rango de referencia en unas pocas horas. El tratamiento con plasma fresco congelado o infusiones de plaquetas es ineficaz. Para hemorragia severa, como sangrado gastrointestinal intracraneal o masivo, la protamina puede neutralizar la heparina a una dosis de 1 mg por cada 100 unidades. La protamina debe administrarse al mismo tiempo que se detiene la infusión. El tratamiento de la hemorragia mayor asociada con la heparina de bajo peso molecular (HBPM) es similar a la heparina. Sin embargo, la vida media de estos agentes es más larga (4-6 h). Al igual que con la heparina, el plasma fresco congelado o las transfusiones de plaquetas son ineficaces. Se puede usar protamina, pero solo revierte el 60% de los efectos del medicamento. El riesgo de hemorragia con warfarina no está relacionado linealmente con la elevación de la razón internacional normalizada (INR). El riesgo está condicionado por otros factores, que incluyen un seguimiento deficiente, interacciones farmacológicas, edad y trastornos preexistentes que predisponen al sangrado. Los pacientes que sufren hemorragia mientras reciben warfarina oral se tratan mediante la suspensión del medicamento y la administración de vitamina K. La hemorragia grave que pone en peligro la vida se maneja con plasma fresco congelado además de vitamina K. El factor VIIa recombinante es otra opción especialmente para la hemorragia del sistema nervioso central. Las complicaciones adicionales incluyen lo siguiente: Embolia sistémica Insuficiencia venosa crónica Síndrome post trombótico (es decir, dolor y edema en la extremidad afectada sin formación de coágulos nuevos) Isquemia de tejidos blandos asociada con coágulos masivos y presiones venosas muy altas - flegmasia cerulea dolens Tratamiento percutáneo transcatéter de trombosis venosa profunda Mecanismo de acción y beneficios de la trombólisis dirigida por catéter La trombolisis dirigida por catéter implica la aceleración de la vía trombolítica natural del cuerpo. El mecanismo básico de acción es la activación del plasminógeno unido a la fibrina, que promueve la resolución del trombo. [ 4 ] Los estudios de observación de la Universidad de Washington demostraron que la lisis temprana dio como resultado una función valvular preservada, mientras que el trombo persistente resultó en las formas más graves de morbilidad postrombótica Trombolisis dirigida por catéter versus terapia trombolítica intravenosa sistémica La inyección directa del agente trombolítico dentro del trombo protege el medicamento de la desactivación por inhibidores circulantes y logra una mayor concentración del fármaco en el sitio de la trombosis con una dosis total más baja que la que se usaría para la terapia trombolítica intravenosa sistémica. Los niveles más bajos de fármaco circulante son el mecanismo sugerido para la menor incidencia de complicaciones hemorrágicas sistémicas y, en particular, intracraneales notificadas con la trombólisis dirigida por catéter. Trombolisis dirigida por catéter versus terapia anticoagulante convencional La terapia trombolítica ofrece ventajas significativas sobre la terapia anticoagulante convencional, incluida la resolución rápida de los síntomas, la prevención de la EP, la restauración de la circulación venosa normal, la preservación de la función valvular venosa y la prevención del SPT. Sin embargo, la terapia trombolítica no previene la propagación del coágulo, la trombosis o la embolización posterior. La terapia con heparina y la terapia anticoagulante oral siempre deben seguir un curso de trombolisis. Tasas de éxito de la trombólisis dirigida por catéter Las tasas de éxito con trombolíticos dirigidos por catéter varían según la edad del trombo y la proximidad a la vena cava inferior. Se ha informado que el éxito con el uso trombolítico en la trombosis venosa iliofemoral aguda es del 80-85%, con permeabilidad a 1 año al 60-65%. Las tasas de complicaciones hemorrágicas mayores varían de 5 a 11%; La mayor parte del sangrado ocurre en el sitio de punción. [ 6 , 7 ] Un registro prospectivo de 287 pacientes tratados con una infusión media de 53 horas de activador de plasminógeno de tipo uroquinasa (uPA) mostró un éxito anatómico en el 83%. Alrededor del 34% de los pacientes recibieron colocación de stent complementario para lesiones subyacentes. Se observó hemorragia mayor y trombosis en el 11% y el 25% de los pacientes, respectivamente, a los 30 días de seguimiento. [ 7 , 8 ] Tres estudios demostraron una mejor función venosa a largo plazo después de la trombólisis dirigida por catéter versus la anticoagulación sola. Dos mostraron una disminución en el reflujo o síntomas del 41-70% al 11-22%. En un estudio retrospectivo de casos y controles, las puntuaciones de calidad de vida (incluidos estigmas, problemas de salud, función física y síntomas) fueron superiores a los 22 meses de seguimiento después de la trombólisis dirigida con catéter con anticoagulación que después de la anticoagulación sola. [ 9 ] El enfoque transcatéter facilita el diagnóstico de lesiones anatómicas predisponentes o anomalías. En pacientes con TVP iliofemoral, la trombólisis dirigida por catéter fue exitosa para la recanalización en 92-100% de los pacientes, y reveló una lesión subyacente en 50-66%. El tratamiento de estas estenosis con angioplastia y colocación de stent restableció el flujo sin obstrucciones y logró una pronta respuesta clínica. Los estudios con un seguimiento de 2 años documentaron una incidencia del 5-11% de incompetencia valvular. Indicaciones para el tratamiento percutáneo transcatéter Las indicaciones para la intervención incluyen la flemasia relativamente rara o la trombosis sintomática de la vena cava inferior que responde mal a la anticoagulación sola, o la TVP iliofemoral o femoropoplítea sintomática en pacientes con bajo riesgo de hemorragia. En los últimos grupos, el objetivo es reducir el alto riesgo de STP o lograr un alivio sintomático junto con la angioplastia o la colocación de un stent. Tratamiento de flemasia cerulea dolens La flemasia cerúlea dolens es una indicación de trombólisis dirigida por catéter de emergencia en pacientes con riesgo de sangrado moderado o bajo. [ 10 ] Esta recomendación se basa en informes de recuperación de extremidades, que contrastan con las altas tasas de amputación y muerte de extremidades observadas con las terapias estándar. [ 11 ] La trombectomía quirúrgica sigue siendo una opción efectiva en pacientes con alto riesgo de complicaciones hemorrágicas, aunque a menudo resulta en la eliminación incompleta del trombo, TVP recurrente y una mayor incidencia de complicaciones sistémicas. Tratamiento de trombosis de vena cava inferior La trombosis aguda o subaguda de la vena cava inferior que causa congestión pélvica al menos moderada, síntomas en las extremidades o drenaje venoso visceral comprometido justifica la trombólisis dirigida por catéter. La participación del cava suprarrenal, las venas renales y / o las venas hepáticas puede precipitar la insuficiencia renal o hepática aguda. El trombo que involucra la vena cava inferior superior puede hacer que sea imposible colocar un filtro de vena cava inferior para la profilaxis de la EP. Tratamiento de TVP iliofemoral subagudo y crónico La TVP iliofemoral subaguda y crónica se acompaña de síntomas pélvicos o de extremidades de moderados a graves con un bajo riesgo de hemorragia. Debido a que la recanalización de la vena ilíaca es poco probable, la TVP iliofemoral a menudo produce reflujo valvular. Esta combinación de obstrucción del flujo de salida y reflujo está asociada con las formas más sintomáticas de STP. En esta situación, los pacientes tienen daño venoso y la alternativa es el bypass venoso. En estos casos, rara vez se espera que la trombólisis dirigida por catéter despeje completamente la vena, pero a menudo se usa para eliminar cualquier componente agudo del trombo y para descubrir estenosis crónicas o anomalías anatómicas subyacentes como un complemento de la angioplastia o la colocación de un stent. En comparación con la trombólisis sistémica, la trombólisis dirigida por catéter mejora la preservación de la competencia valvular (44% frente a 13%). Tratamiento de TVP iliofemoral o femoropoplítea aguda Si la trombólisis dirigida por catéter está indicada en el evento relativamente común de TVP iliofemoral o femoropoplítea aguda es algo controvertido. La trombólisis dirigida por catéter puede ser superior a la anticoagulación con respecto a la disminución de la incidencia de TVP y STP recurrentes. Sin embargo, la evidencia no es concluyente. La trombólisis dirigida por catéter mejora la eliminación del trombo en comparación con la trombólisis sistémica. Pocos casos de TVP se resuelven después de la terapia con heparina, pero la trombólisis sistémica mejora la tasa al 30%, y la trombólisis dirigida por catéter elimina el 80% de los trombos. [ 12 ] Los informes de trombólisis dirigida por catéter para el tratamiento de la TVP aguda entre 1994 y 2004 describieron tasas de éxito anatómico y clínico de 76100%. La incidencia de complicaciones hemorrágicas mayores fue de 0-24%. TVP asintomática La TVP asintomática no se considera una indicación de intervención endovascular en este momento. La incidencia de STP a los 5 años después de la pantorrilla asintomática o TVP proximal es baja, al 5%. [ 13 ] La ausencia de síntomas puede reflejar la falta del efecto obstructivo que se propone para iniciar el síndrome. Por otro lado, aunque la incidencia de STP puede no justificar el tratamiento endovascular, algunos informes sugieren que el tratamiento de la TVP asintomática puede ser necesario para prevenir la mayoría de los casos de EP que se diagnostican en la autopsia. La TVP proximal asintomática tenía un riesgo de mortalidad del 13,7% frente al 2% en pacientes sin TVP. Contraindicaciones para el tratamiento percutáneo transcatéter Las contraindicaciones para el tratamiento percutáneo transcatéter son las mismas que para la trombólisis en general. Las contraindicaciones absolutas incluyen hemorragia interna activa o coagulación intravascular diseminada, un evento cerebrovascular, trauma y neurocirugía dentro de los 3 meses. Las contraindicaciones relativas incluyen cirugía mayor dentro de los 10 días, parto obstétrico, trauma mayor, biopsia de órganos, tumor intracraneal o de la médula espinal, hipertensión no controlada, hemorragia gastrointestinal mayor (dentro de los 3 meses), reacción alérgica grave a un agente trombolítico, conocida de derecha a izquierda derivación cardíaca o pulmonar o trombo del corazón izquierdo y un trombo venoso infectado. Desafortunadamente, la mayoría de los pacientes con TVP tienen contraindicaciones absolutas para la terapia trombolítica. La terapia trombolítica tampoco es efectiva una vez que el trombo se adhiere y comienza a organizarse. Los trombos venosos en las piernas a menudo son grandes y están asociados con una oclusión venosa completa. En estos casos, los agentes trombolíticos actúan sobre la superficie del coágulo, pero es posible que no puedan penetrar y lisar todo el trombo. ¿Cuál es el papel de rivaroxaban (Xarelto) en la terapia de anticoagulación inicial para la trombosis venosa profunda (TVP)? der El rivaroxabán (Xarelto) es un inhibidor oral del factor Xa aprobado por la FDA en noviembre de 2012 para el tratamiento de TVP o EP y para la reducción del riesgo de TVP y EP recurrentes después del tratamiento inicial. [ 12 , 13 ] La aprobación de esta indicación se basó en estudios con un total de 9478 pacientes con TVP o EP. Los participantes fueron asignados aleatoriamente para recibir rivaroxabán, una combinación de enoxaparina y un AVK (p. Ej., Warfarina) o un placebo. Los puntos finales del estudio fueron diseñados para medir el número de pacientes que experimentaron síntomas recurrentes de TVP, EP o muerte después de recibir tratamiento. Los datos de un análisis agrupado de los ensayos EINSTEIN-DV [ 12 ] y EINSTEIN-PE [ 13 ] sugirieron que el uso de rivaroxaban es tan eficaz en la prevención de la recurrencia del tromboembolismo venoso (TEV) como la administración de enoxaparina seguida de un AVK, y puede estar asociado con menos sangrado; Además, los datos sugieren que no hay motivos para evitar el uso de rivaroxabán en grupos de alto riesgo (p. ej., pacientes frágiles, pacientes con cáncer y pacientes con un coágulo grande). Aproximadamente el 2.1% de los pacientes tratados con rivaroxaban experimentaron TVP o EP recurrente, en comparación con el 1.8-3% tratados con la combinación de enoxaparina y VKA. [ 12 , 13 ] Además, los resultados del tratamiento prolongado demostraron un riesgo reducido de TVP y EP recurrentes. Aproximadamente el 1.3% en el grupo de rivaroxabán experimentó TVP o EP recurrente, en comparación con el 7.1% en el grupo de placebo. [ 14 , 15 ] ¿Cuál es el papel del dabigatrán (Pradaxa) en la terapia de anticoagulación inicial para la trombosis venosa profunda (TVP)? Dabigatrán (Pradaxa) inhibe la trombina libre y unida al coágulo y la agregación plaquetaria inducida por la trombina. Fue aprobado por la FDA en 2010 para reducir el riesgo de accidente cerebrovascular en pacientes con NVAF. En abril de 2014, la FDA lo aprobó para el tratamiento de TVP y EP en pacientes que han sido tratados con un anticoagulante parenteral durante 5-10 días. Además, se aprobó para reducir el riesgo de recurrencia de TVP y EP en pacientes que han sido tratados previamente. La aprobación se basó en los resultados de cuatro ensayos globales de fase III que mostraron que el dabigatrán no era inferior a la warfarina y tenía un menor riesgo de hemorragia grave o clínicamente relevante en comparación con la warfarina. [ 22 , 23 , 24 ]Ha habido informes de hemorragias graves y fatales en usuarios de la droga. Los ensayos RE-COVER y RE-COVER II incluyeron pacientes con TVP y EP que fueron tratados con terapia anticoagulante parenteral durante 5-10 días. Los resultados mostraron que el dabigatrán no fue inferior a la warfarina en la reducción de la TVP y la EP después de una mediana de 174 días de tratamiento con un menor riesgo de sangrado en comparación con la warfarina. [ 22 , 23 ] El ensayo RE-SONATE y los ensayos RE-MEDY incluyeron a 2856 pacientes con TVP aguda y EP que habían completado al menos 3 meses de terapia anticoagulante. Los resultados de este ensayo mostraron que el dabigatrán no era inferior a la warfarina en el tratamiento prolongado de TEV y conllevaba un menor riesgo de hemorragia grave o clínicamente relevante que la warfarina. [ 24 ] ¿Cuál es la terapia de anticoagulación inicial para el tratamiento de la trombosis venosa profunda (TVP)? La terapia de primera línea para el tromboembolismo venoso (TEV) o la embolia pulmonar (EP) de alto riesgo consiste en anticoagulantes orales directos (dabigatrán, rivaroxabán, apixabán o edoxabán) sobre los AVK. [ 3 , 4 , 5 ] Los antagonistas de la vitamina K (VKA) también se recomiendan sobre la heparina de bajo peso molecular (HBPM), a menos que el TEV esté asociado con malignidad, en cuyo caso se prefiere la HBPM sobre los AVK o cualquier anticoagulante oral directo. [ 3 ] Tenga en cuenta que no se recomienda colocar filtros de vena cava inferior en pacientes con TEV agudo que estén en tratamiento anticoagulante. Nueva opción para la profilaxis de tromboembolia en pacientes con cáncer: anticoagulantes orales de acción directa Pam Harrison CONFLICTOS DE INTERÉS 20 de agosto de 2019 En la guía clínica actualizada para prevención y tratamiento de la tromboembolia venosa en pacientes con cáncer, dada a conocer por la American Society of Cinical Oncology, el cambio más notable es la recomendación específica de los anticoagulantes orales de acción directa como una nueva opción de tratamiento.[1] Estos son apixabán, edoxabán y rivaroxabán para prevención y tratamiento de tromboembolia venosa en pacientes con cáncer. La guía actualizada fue publicada en versión electrónica el 5 de agosto en Journal of Clinical Oncology. Un panel de expertos bajo la dirección del Dr. Nigel Key, autor principal, de la University of North Carolina, en Chapel Hill, Estados Unidos, señala que la guía continúa recomendando profilaxis de la tromboembolia venosa en la mayoría de los pacientes hospitalizados con cáncer cuando se asocia a una enfermedad médica aguda. También se debe valorar la profilaxis de tromboembolia venosa en pacientes hospitalizados que tienen un tumor maligno activo, pero sin factores de riesgo adicionales, añaden los miembros del panel. En cambio, no se debe administrar tromboprofilaxis en pacientes que se han hospitalizado con el único propósito de someterse a un procedimiento menor o quimioterapia o en la mayoría de los pacientes ambulatorios que reciben tratamiento de cáncer como pacientes externos. Tampoco se ha de utilizar profilaxis para tromboembolia venosa en quienes se someten a un trasplante de médula ósea de células progenitoras, añaden los miembros del panel. Pacientes ambulatorios con alto riesgo Por otra parte, pacientes ambulatorios con alto riesgo que van a comenzar quimioterapia sistémica pueden valorarse para tromboprofilaxis con uno de los anticoagulantes directos orales, como apixabán, rivaroxabán o heparina de bajo peso molecular, siempre y cuando no tengan riesgo de hemorragia o de interacciones farmacológicas. La tromboprofilaxis puede ser más importante en quienes reciben determinados tratamientos para tipos específicos de cáncer. Por ejemplo, personas con mieloma múltiple que reciben un esquema a base de talidomida o lenalidomida o dexametasona o ambos, se les ha de ofrecer tromboprofilaxis, añaden. Esta se efectúa con ácido acetilsalicílico o heparina de bajo peso molecular si estos pacientes tienen bajo riesgo de tromboembolia venosa. Se administrará heparina de bajo peso molecular a los que tienen riesgo más alto. "A todos los individuos con enfermedad maligna que se someterán a un procedimiento de cirugía mayor se les debe ofrecer tromboprofilaxis farmacológica con heparina no fraccionada o heparina de bajo peso molecular, a menos que tengan contraindicaciones por hemorragia", continúan los miembros del panel. En este contexto, el esquema profiláctico debe iniciar en el periodo preoperatorio y se continuará por un mínimo de 7 a 10 días después de la intervención quirúrgica, añaden. En pacientes con alto riesgo de tromboembolia venosa, entre ellos los que tienen movilidad restringida u obesidad, debe prolongarse la heparina de bajo peso molecular hasta por 4 semanas después de un procedimiento de cirugía mayor abdominal o pélvica abierto o laparoscópico. Se pueden utilizar métodos mecánicos para complementar medidas farmacológicas, señalan los miembros del panel, pero no se utilizarán únicamente para la prevención de tromboembolia venosa, a no ser que existan contraindicaciones para intervenciones farmacológicas. Recidiva de tromboembolia venosa Para prevenir la recidiva de tromboembolia venosa en pacientes con tromboembolia venosa establecida, los miembros del panel recomiendan utilizar heparina de bajo peso molecular, heparina no fraccionada, fondaparinux o rivaroxabán. Señalan que heparina de bajo peso molecular es preferible a heparina no fraccionada en quienes necesitan anticoagulación parenteral. "Para la anticoagulación a largo plazo se prefiere heparina de bajo peso molecular, edoxabán o rivaroxabán durante un mínimo de 6 meses, dada su mayor eficacia con respecto a antagonistas de vitamina K", indican los miembros del panel. Después de seis meses se ha de ofrecer anticoagulación con heparina de bajo peso molecular, anticoagulantes orales de acción directa o antagonistas de vitamina K, pero solo en algunos pacientes, como aquellos con metástasis. No se debe utilizar un filtro en la vena cava en caso de trombosis documentada o crónica, recomiendan los miembros del panel. Y se debe utilizar un filtro en pacientes con contraindicaciones temporales para tratamiento anticoagulante, como los que requieren cirugía. Por otra parte, se puede ofrecer un filtro de vena cava como un complemento a la anticoagulación a pacientes con tromboembolia venosa recurrente o a aquellos en quienes se extiende un trombo existente, afirman los miembros de la American Society of Cinical Oncology. Los integrantes del panel también consideran que el empleo de anticoagulación se debe considerar en personas con tumores malignos primarios o metastásicos del sistema nervioso central y tromboembolia venosa documentada, según se describe para otros pacientes con cáncer. También recomiendan que la embolia pulmonar y la trombosis venosa profunda incidentales se traten de la misma manera que la tromboembolia venosa sintomática, dado que los resultados en pacientes con estos trastornos son similares. Al mismo tiempo, si no hay tromboembolia venosa no se recomienda el uso de anticoagulantes para mejorar la sobrevida de pacientes con cáncer. "A las personas con cáncer se les debe valorar el riesgo de tromboembolia venosa al principio y luego en forma periódica, sobre todo al iniciar tratamiento antineoplásico sistémico o en el momento de la hospitalización", recomiendan los miembros del panel. Se debe informar a los pacientes sobre los riesgos de la tromboembolia venosa, sobre todo cuando están programados para cirugía mayor, durante la hospitalización y mientras reciben tratamiento antineoplásico sistémico, añaden. A los pacientes con cáncer se les obliga a pagar una proporción cada vez mayor de sus costos de tratamiento por deducibles y coseguro acordados en los contratos con las compañías de seguros. "El análisis de los costos puede ser una parte importante de la toma de decisiones compartida", escriben los miembros del panel. "Y los médicos deben comentar con los pacientes el uso de alternativas menos costosas cuando sea práctico y factible en el tratamiento de su enfermedad", concluyen. Cuidados personales en caso de úlceras venosas Las úlceras venosas (llagas abiertas) pueden ocurrir cuando las venas en las piernas no impulsan la sangre de nuevo hasta el corazón tan bien como deberían hacerlo. La sangre se represa en las venas, acumulando presión. Sin tratamiento, el aumento de la presión y el exceso de líquido en la zona afectada pueden causar la formación de una llaga abierta. La mayoría de las úlceras venosas se producen en la pierna, por encima del tobillo. Este tipo de herida puede ser lenta para sanar. Causas La causa de las úlceras venosas es la presión alta en las venas de la parte inferior de la pierna. Las venas tienen válvulas unidireccionales que mantienen la sangre circulando hacia el corazón. Cuando estas válvulas se debilitan o las venas presentan cicatrices y se bloquean, la sangre puede devolverse y represarse en las piernas. Esto se llama insuficiencia venosa. Esto lleva a presión alta en las venas de la parte inferior de la pierna. El aumento de la presión y la acumulación de líquido impiden que los nutrientes y el oxígeno lleguen a los tejidos. La falta de nutrientes provoca la muerte celular, dañando el tejido, y se puede formar una herida. Signos y síntomas Cuando la sangre se represa en las venas de la parte inferior de la pierna, el líquido y las células sanguíneas se escapan hacia la piel y otros tejidos. Esto puede causar piel delgada con picazón y conducir a cambios en la piel, conocidos como dermatitis por estasis. Esto es un síntoma inicial de insuficiencia venosa. Otros síntomas iniciales abarcan: Hinchazón, pesadez y calambres en las piernas Piel endurecida y de color rojo oscuro, morado, marrón (esta es una señal de que la sangre se está represando) Picazón y hormigueo Los signos y síntomas de las úlceras venosas abarcan: Úlcera superficial con una base roja, a veces cubierta por tejido amarillo. Bordes formados irregularmente. La piel circundante puede estar brillante, tensa, tibia o caliente y descolorida. Dolor de pierna. Si la úlcera resulta infectada, puede tener un mal olor y puede drenar pus de la herida. ¿Quién está en riesgo? Los factores de riesgo para las úlceras venosas abarcan: Venas varicosas Antecedentes de coágulos sanguíneos en las piernas (trombosis venosa profunda) La obstrucción de los vasos linfáticos, lo que causa la acumulación de líquido en las piernas Hinchazón en las piernas La edad avanzada, ser mujer o ser alto Antecedentes familiares de insuficiencia venosa Obesidad Embarazo Tabaquismo Sentarse o pararse por períodos prolongados (generalmente por el trabajo) Fracturas de huesos largos en las piernas u otras lesiones graves, como quemaduras o daño muscular Cuidado de la herida Su proveedor de atención médica le mostrará cómo cuidar de su herida. Las instrucciones básicas son: Siempre mantenga la herida limpia y vendada para prevenir la infección. Su proveedor le dirá cada cuánto necesita cambiar el vendaje. Mantenga secos el vendaje y la piel alrededor. Trate de no humedecer mucho el tejido sano alrededor de la herida. Esto podría ablandar el tejido sano y expandir la herida. Antes de colocar un vendaje, limpie bien la herida, según las instrucciones de su proveedor. Proteja la piel alrededor de la herida manteniéndola limpia y humectada. Usted usará medias de compresión o vendajes sobre el apósito. Su proveedor le puede enseñar cómo colocar los vendajes. Para ayudar a tratar una úlcera venosa, necesita aliviar la presión alta en las venas de las piernas. Use medias de compresión o vendajes todos los días como se le indicó. Estos ayudan a evitar que la sangre se represe, reducen la hinchazón, ayudan con la cicatrización y reducen el dolor. Ponga sus pies por encima del nivel del corazón tan a menudo como sea posible. Por ejemplo, puede acostarse con los pies apuntalados sobre almohadas. Camine o haga ejercicio todos los días. Estar activo le ayuda a mejorar la circulación. Tome medicamentos según lo indicado para ayudar con la sanación. Si las úlceras NO sanan bien, el proveedor puede recomendar ciertos procedimientos o cirugía para mejorar la circulación por las venas. Prevención Si usted está en riesgo de úlceras venosas, siga los pasos mencionados anteriormente en la sección Cuidado de la herida. También revise sus pies y piernas todos los días: la parte superior y por debajo, los tobillos y los talones. Busque grietas y cambios en el color de la piel. Ciertos cambios de estilo de vida pueden ayudar a prevenir las úlceras venosas. Las siguientes medidas pueden ayudar a mejorar la circulación y ayudar a sanar. Deje de fumar. El tabaquismo es malo para los vasos sanguíneos. Si tiene diabetes, mantenga los niveles de azúcar en la sangre bajo estricto control. Esto le ayudará a sanar más rápido. Haga ejercicio lo más que pueda. Permanecer activo ayuda con la circulación. Consuma alimentos saludables y duerma mucho por la noche. Baje de peso si tiene sobrepeso. Controle la presión arterial y los niveles de colesterol. Cuándo llamar al médico Llame a su proveedor si tiene cualquier signo de infección, como: Enrojecimiento, aumento del calor o hinchazón alrededor de la herida Exceso de drenaje o de color amarillento y turbio Sangrado Pus Olor Fiebre o escalofríos Aumento del dolor Nombres alternativos Úlceras venosas en las piernas - cuidados personales; Úlceras por insuficiencia venosa - cuidados personales; Úlceras en las piernas por estasis - cuidados personales; Venas varicosas - úlceras venosas - cuidados personales; Dermatitis por estasis - úlcera venosa Referencias Hafner A, Sprecher E. Ulcers. In: Bolognia JL, Schaffer JV, Cerroni L, eds. Dermatology. 4th ed. Philadelphia, PA: Elsevier; 2018:chap 105. Leong M, Murphy KD, Phillips LG. Wound healing. In: Townsend CM Jr, Beauchamp RD, Evers BM, Mattox KL, eds. Sabiston Textbook of Surgery: The Biological Basis of Modern Surgical Practice. 20th ed. Philadelphia, PA: Elsevier; 2017:chap 6. Smith SF, Duell DJ, Martin BC, Gonzalez L, Aebersold M. Wound care and dressings. In: Smith SF, Duell DJ, Martin BC, Gonzalez L, Aebersold M, eds. Clinical Nursing Skills: Basic to Advanced Skills. 9th ed. New York, NY: Pearson; 2016:chap 25. Guia para el Cuidado del Pie Diabetico La diabetes puede causar problemas en sus pies; incluso una pequeña cortada puede tener consecuencias serias. La diabetes puede causar daños en los nervios, lo cual reduce la sensibilidad en los pies. La diabetes también puede reducir el flujo de sangre a los pies, de modo que una herida puede demorar más tiempo en sanar o bien una infección puede ser más difícil de combatir. A raíz de estos problemas, es posible que usted no perciba algún objeto extraño en su zapato; éste podría causar una ampolla o una ulceración y finalmente una infección crónica que concluya en la amputación del pie o incluso de la pierna. Para evitar estos serios problemas en los pies que deriven en la pérdida de un dedo, pie o pierna, siga las siguientes indicaciones: Revise sus pies diariamente. Asegúrese de que no tengan heridas, ampollas, enrojecimiento, hinchazón o problemas de uñas. Utilice un espejo de mano con aumento para revisar la planta de sus pies. Póngase en contacto con su médico si nota cualquier anomalía. Lave sus pies en agua tibia (¡nunca caliente!). Mantenga los pies limpios lavándolos diariamente. Pero sólo utilice agua tibia; la temperatura que utilizaría para bañar a un bebé recién nacido. Tenga cuidado cuando lave sus pies. Lávelos utilizando una toalla suave o una esponja. Séquelos sin frotar, dejando que la toalla absorba el agua o con suaves golpecitos con la toalla. Humecte los pies evitando la zona entre los dedos. Utilice una crema hidratante diariamente para evitar que la piel seca cause escozor o que se agriete. Pero NO aplique crema hidratante entre los dedos; esto podría causar una infección por hongos. Corte las uñas con cuidado. Córtelas en forma recta y despunte las esquinas. No las recorte demasiado ya que eso podría causar que la uña se encarne. Si tiene alguna inquietud sobre sus uñas, consulte a su doctor. Nunca se corte los callos ni las callosidades. No realice “cirugías de cuarto de baño” ni use almohadillas medicadas. Visite a su doctor para el tratamiento apropiado. Use medias limpias y secas. Cámbielas todos los días. Elija bien el tipo de medias que usa. Evite las medias con elásticos apretados, ya que reducen la circulación. No use medias gruesas o abultadas (no se ajustan bien y pueden irritar la piel). Use medias en la cama. Si se le enfrían los pies durante la noche, use medias. NUNCA use almohadillas eléctricas o bolsas de agua caliente. Antes de ponerse los zapatos, sacúdalos y revíselos por dentro. Recuerde: es posible que no sienta una piedra en el zapato, por lo tanto sacúdalos antes de ponérselos. Mantenga los pies secos y abrigados. No deje que se le mojen los pies en la nieve o en la lluvia. En invierno use medias y zapatos abrigados. Nunca camine descalzo. ¡Ni siquiera en casa! Siempre use zapatos o pantuflas. Podría pisar algo que lo lastime o corte. Controle su diabetes. Mantenga bajo control sus niveles de azúcar en la sangre. No fume. El fumar restringe la circulación de la sangre a los pies. Consulte a su podiatra periódicamente. Hágase revisar regularmente los pies por un médico especialista en pie y tobillo, quien lo ayudará a prevenir las complicaciones que causa la diabetes en los pies. Cuidado del pie diabético (Care of the Diabetic Foot) Los problemas de pie diabético son una preocupación importante en la atención médica y una causa común de hospitalización. La mayoría de los problemas de pie que enfrentan las personas con diabetes surgen a raíz de dos complicaciones serias de la enfermedad: daño de los nervios y mala circulación. La falta de sensibilidad y el flujo de sangre reducido permiten que una ampolla pequeña avance hasta convertirse en una infección seria en cuestión de días. El daño crónico de los nervios (neuropatía) puede causar piel seca y agrietada, lo que da una oportunidad para que las bacterias ingresen y causen infección. Las consecuencias pueden ir desde la hospitalización para administrar antibióticos a la amputación de un dedo del pie o del pie completo. Para las personas con diabetes, la inspección diaria y cuidadosa del pie es esencial para la salud general y la prevención de problemas que dañan el pie. Cuidado general del pie diabético Jamás camine descalzo. El daño de los nervios disminuye la sensación, así puede ocurrir que usted no sienta piedritas u objetos pequeños atrapados en su pie. Esto puede llevar a una infección masiva. Usar siempre zapatos o pantuflas reduce este riesgo. Lave sus pies todos los días con un jabón suave y agua tibia. Primero pruebe la temperatura del agua con su mano. No ponga sus pies en remojo. Cuando los seca, dé golpecitos suaves en cada pie con una toalla en vez frotarlos vigorosamente. Sea cuidadoso con el secado entre los dedos de sus pies. Use loción para mantener la piel de sus pies suave y humedecida. Esto previene las grietas que se hacen por piel seca y reduce el riesgo de infección. No se ponga loción entre los dedos. Corte las uñas del pie sin darles forma curva. Evite cortar las esquinas. Use una lima o un cartón de esmeril para uñas. Si detecta una uña encarnada, vea a su médico. La buena atención médica es importante en la prevención de infecciones. No use soluciones antisépticas, medicamentos de venta libre, almohadillas de calor ni instrumentos afilados en sus pies. No ponga sus pies sobre los radiadores ni frente a la estufa. No deje que sus pies se enfríen. Use calcetines flojos en la cama. No se moje los pies en la nieve ni en la lluvia. Use calcetines y zapatos abrigados en invierno. NO fume. Fumar daña los vasos sanguíneos y reduce la capacidad del cuerpo de transportar oxígeno. En combinación con la diabetes, ello aumenta significativamente su riesgo de una amputación (no solo de los pies, sino que también puede incluir las manos). Inspección Inspeccione sus pies todos los días. Busque picaduras o pinchazos, magullones, puntos de presión, enrojecimiento, áreas de calor, ampollas, úlceras, arañazos, cortes y problemas en las uñas. Pida a alguien que lo ayude o use un espejo si no puede hacerlo solo. Tal vez usted no tenga la sensación de que la piel sufrió daño. Inspeccionar la piel para detectar heridas es fundamental. Observe y palpe cada pie para ver si hay inflamación. La inflamación en uno de los pies y no en el otro es un signo temprano de posible enfermedad de Charcot en etapa inicial. Este es un problema único que puede ocurrir en personas con daño en los nervios. Puede destruir los huesos y las articulaciones. Examine las plantas de sus pies y las bases de los dedos. Controle los seis puntos principales en la planta de cada pie: --La punta del dedo gordo del pie --La base de los dedos pequeños --La base de los dedos medios --El talón --El borde exterior del pie --El antepié transversalmente (el área de apoyo más abultada de la planta del pie, que une con la base de los dedos) Calzado Elija y use sus zapatos cuidadosamente. Un zapato que calza mal puede provocar una úlcera y llevar a una infección. Cómprese zapatos nuevos a una hora tarde del día cuando sus pies están más dilatados. Cómprese zapatos que sean cómodos sin necesidad de un período "de ablande". Controle el calce de su zapato en el ancho, largo, parte de atrás, base del talón y planta del pie. Hágase medir sus pies cada vez que compra zapatos nuevos. La forma de su pie cambiará con el paso de los años y puede que su tamaño de zapato no sea el mismo que hace 5 años. Evite estilos de zapatos con dedos en punta y tacones altos. Trate de obtener zapatos con la parte superior de cuero y de horma profunda para los dedos. Use zapatos nuevos solo durante 2 horas o menos cada vez. No use el mismo par de zapatos todos los días. Inspeccions la parte interior de cada zapato antes de ponérselo. No ate sus zapatos demasiado ajustados ni demasiado flojos. Evite caminatas largas sin un descanso, organícese para poder quitarse los zapatos y calcetines y controle signos de presión (enrojecimiento) o úlceras. Ortopedia Las compañías de seguros con frecuencia cubren el costo de elementos ortopédicos para personas con diabetes. Ellos comprenden la importancia de reducir al mínimo el riesgo de una llaga por presión en estos pacientes. Discuta esto con su médico de atención primaria o cirujano ortopédico. Es común que se recete una plantilla flexible hecha con un material suave llamado "plastizote". Los elementos ortopédicos no deben ser duros, porque esto aumentará el riesgo de úlcera por presión. La plantilla puede transferirse de zapato a zapato, y debería usarse todo el tiempo cuando la persona está de pie o caminando. Pie diabético (Charcot) (Diabetic Charcot Foot) La diabetes es una condición de azúcar elevado en la sangre que afecta aproximadamente al 6 por ciento de la población de Estados Unidos, más o menos unos 16 millones de personas. Los problemas de pie diabético son una importante preocupación médica y son una causa común de hospitalización. La mayoría de los problemas de pie que enfrentan las personas con diabetes surgen a raíz de dos complicaciones serias de la enfermedad: daño de los nervios y mala circulación. Uno de los problemas de pie más críticos que pueden causar estas complicaciones es la artropatía de Charcot, que puede deformar el pie y llevar a la discapacidad. Hay opciones de tratamiento para la amplia gama de problemas de pie. El tratamiento más efectivo, sin embargo, es la prevención. Para las personas con diabetes, la inspección diaria y cuidadosa del pie es esencial para la salud general y la prevención de problemas que dañan el pie. Descripción Un dedo gordo del pie severamente infectado. Esta infección comenzó dos días antes como una ampolla pequeña en la punta del dedo del pie. El daño de los nervios (neuropatía) es una complicación de la diabetes que lleva a una pérdida de la sensación en el pie. Algunas personas con diabetes ya no pueden sentir cuando algo les ha irritado o incluso les ha pinchado la piel. Una herida tan pequeña como una ampolla puede avanzar y convertirse en una infección seria en cuestión de días. La diabetes también daña los vasos sanguíneos, reduciendo el flujo de sangre a los pies. La mala circulación debilita el hueso, y puede causar desintegración de los huesos y las articulaciones en el pie y el tobillo. Como resultado, las personas con diabetes tienen mayor riesgo de fracturarse los huesos del pie. Cuando un diabético se fractura un hueso del pie, puede que él o ella no se dé cuenta debido al daño en los nervios. Seguir caminando con el pie lesionado resulta en fracturas más severas y dislocaciones de las articulaciones. Los bordes filosos del hueso roto dentro del pie pueden estar en dirección hacia el suelo, aumentando así el riesgo de llagas crónicas del pie a raíz de la presión anormal. (Izquierda) Este paciente con Charcot del tobillo ha desarrollado una deformidad que pone presión anormal en la parte externa del tobillo. (Derecha) Esta presión ha llevado al desarrollo de una llaga crónica (úlcera) que puede ser sumamente difícil de tratar. La combinación de desintegración del hueso y traumatismo pueden torcer y deformar el pie. Esta condición se llama artropatía de Charcot y es uno de los problemas de pie más serios que enfrentan los diabéticos. Este paciente con artropatía de Charcot tiene una deformidad severa causada por la fractura de la articulación del tobillo. Síntomas Aunque un paciente con artropatía de Charcot típicamente no tiene mucho dolor, puede tener otros síntomas. El signo más sensible de un pie de Charcot incipiente es la inflamación del pie. Esto puede ocurrir sin una lesión obvia. El enrojecimiento del pie también puede ocurrir en las etapas tempranas. La inflamación, enrojecimiento y cambios del hueso que se ven en los rayos X pueden confundirse con una infección del hueso. Una infección del hueso es muy improbable si la piel está intacta y no hay úlcera presente. Examen médico Antecedentes médicos y examen físico Su médico hablará con usted de su salud general y también de cualquier síntoma que usted pueda tener. Si usted sabe cómo pudo lesionarse el pie, su médico también querrá discutir eso. Después de discutir sus antecedentes médicos y síntomas, el médico examinará cuidadosamente su pie. Estudios con imágenes Radiografías (rayos X). Estos estudios con imágenes proporcionan figuras detalladas de las estructuras densas, como el hueso. En la etapa muy temprana de Charcot, las radiografías pueden dar imágenes normales. Si la condición ha avanzado a las etapas intermedias, podrían verse múltiples fracturas y dislocaciones de las articulaciones en una radiografía. Estas radiografías muestran cambios de Charcot en el tobillo después que el paciente se cayó 4 semanas antes. El resultado fue que varios huesos cambiaron de posición. (Derecha) El astrágalo (punta de flecha roja) está El paciente normalmente ubicado debajo de la tibia. Como de la radiografía había notado resultado de Charcot, el astrágalo se ha hinchazón del pie durante unas 3 desplazado hacia adelante y la tibia ha caído. semanas sin ninguna lesión La línea curva indica la posición anormal del conocida. La radiografía muestra extremo inferior de la tibia. varias fracturas (puntas de flecha) y una dislocación del primer metatarsiano (flecha). Es típico que, en pacientes sin diabetes, esta lesión severa solo se vea después de un traumatismo de alta energía. Resonancia Magnética (MRI) y ecografía. Estos estudios pueden crear mejores imágenes de tejidos blandos del pie y del tobillo. Podrían ser indicados si su médico sospecha una infección del hueso. Si no hay una ruptura en la piel, la infección del hueso es sumamente rara. Tomografía ósea/ tomografía con radiofármaco indio. Una tomografía ósea es un examen de medicina nuclear muy efectivo para determinar si hay una infección del hueso. Hay diferentes tipos de tomografías óseas y el médico debe determinar qué tipo(s) es(son) el(los) mejor(es) para usar en un problema específico. Una tomografía con el radiofármaco indio es un examen especializado que implica la colocación de un marcador en los glóbulos blancos. Estas células se trazan para saber si están yendo hacia el hueso a combatir una infección. El pie de Charcot y la infección del hueso darán una tomografía ósea positiva (actividad aumentada). Sin embargo, solo una infección mostrará actividad significativamente aumentada en la tomografía con indio. Tratamiento El objetivo del tratamiento para la artropatía de Charcot es soldar los huesos fracturados, y también prevenir más deformidad y destrucción del hueso. Tratamiento no quirúrgico Enyesado. Las etapas iniciales de Charcot por lo general se tratan con un enyesado o bota de yeso para proteger al pie y al tobillo. El uso de un enyesado es muy efectivo para reducir la inflamación y proteger a los huesos. El enyesado requiere que el paciente no se apoye poniendo peso en el pie hasta que los huesos comiencen a unirse. Por lo general son necesarias muletas, un andador con apoyo para rodilla o una silla de ruedas. La unión a veces puede llevar 3 meses o más. El enyesado por lo general se cambiará todas las semanas o cada dos semanas para asegurar que siga "calzando" en la pierna a medida que la hinchazón cede. Zapatos especiales. Después que la hinchazón inicial ha cedido y los huesos comienzan a unirse, podrían recomendarse una bota hecha a medida y especializada para caminar o un zapato para diabético. Este zapato especializado está diseñado para reducir el riesgo de úlceras (llagas que no cicatrizan). Algunos diabéticos no pueden usar zapatos comunes en el mercado porque no se adaptan correctamente al pie deformado. Tratamiento quirúrgico Podría recomendarse la cirugía si la deformidad del pie implica un mayor riesgo de úlceras para el paciente, o si el calzado protector no es efectivo. Las fracturas inestables y las dislocaciones también requieren cirugía para soldar. Deformidad leve con constricción en el talón. En algunos casos, la deformidad es leve y está asociada con constricción en la parte posterior del talón. Las úlceras en la parte delantera del pie, que no responden a un período de enyesado y calzado protector, podrían ser tratadas con alargamiento del tendón de Aquiles. Alargar quirúrgicamente el tendón que corre a lo largo de la parte posterior de la pierna y se une detrás del talón reduce la presión en la parte media y frontal del pie. Esto permite que la úlcera cicatrice y reduce la probabilidad de que regrese. Prominencia ósea en la base del pie. Una deformidad más severa es un bulto grande de hueso en la base del pie. Si esto no puede resolverse con modificación del zapato, se requiere cirugía. El tipo de cirugía depende de la estabilidad de los huesos y articulaciones en el pie. Deformidad estable. La cirugía implica una simple remoción del hueso prominente, que se recorta. Deformidad inestable. Cuando los huesos están demasiado laxos en el lugar de la prominencia, una simple remoción del bulto no será efectiva. Los huesos laxos sencillamente se moverán y se desarrollará una nueva prominencia. En esta situación, son necesarias la fusión y el reposicionamiento de los huesos. Las fracturas que ocurren en el hueso más blando de los diabéticos típicamente son más complejas. Las operaciones para fijarlas involucran generalmente más soporte (placas y tornillos) que lo que normalmente se requeriría en personas sin diabetes. Los tornillos y las placas pueden incluso colocarse cruzando las articulaciones normales para agregar estabilidad. (Arriba) En esta radiografía tomada lateralmente, el paciente tiene Charcot inestable de la parte posterior del pie (retropié). La dislocación de las articulaciones se ve donde los dos huesos en la parte posterior del pie no se alinean (punta de flecha). (Abajo) Una realineación y fusión complejas se realizaron para prevenir que el paciente desarrolle una prominencia y ulceración. Esta operación es extremadamente difícil de realizar y conlleva un mayor riesgo de complicaciones de la herida, infecciones y amputación, comparado con las cirugías rutinarias de fracturas de pie y tobillo. Después de este tipo de operación, típicamente hay un período de no poner peso en el pie durante por lo menos 3 meses. Colocar peso en el pie tempranamente y no seguir las instrucciones del médico probablemente llevará a complicaciones, como el regreso de la deformidad o incluso empeoramiento de la deformidad. Deformidad del tobillo. La enfermedad de Charcot del tobillo es difícil de tratar simplemente con un inmovilizador o un zapato y comúnmente requiere fusión quirúrgica del talón y de la articulación debajo del tobillo (subastragalina) para mantener el pie recto. Dada la cantidad de destrucción del hueso y la mala calidad del tejido blando, el riesgo de que el hueso no suelde y el riesgo de infección son muy altos. Podría requerirse la amputación, ya sea como primera operación o para salvar una fusión que no ha soldado o se ha infectado. Este paciente desarrolló una infección del hueso nueve meses después de una fusión de la articulación del tobillo para reconstruir una deformidad de Charcot. Después de intentos sin éxito de curar la infección, fue necesario amputar el pie y el tobillo. Él pudo caminar sin dolor con una prótesis. Conclusión Para asegurar el mejor desenlace de un tratamiento, es esencial que el paciente siga las instrucciones del médico respecto a cuándo es seguro poner peso en el pie lesionado. Además, lo antes que se diagnostique y se trate la artropatía de Charcot, mejor es el resultado final. Los pacientes deben inspeccionar cuidadosamente los dos pies todos los días y controlar sus niveles de azúcar en sangre. Las dos responsabilidades son importantes en reconocer precozmente un pie de Charcot, y en evitar futuras complicaciones. Examen del pie diabético ¿Qué es un examen del pie diabético? Las personas con diabetes tienen un mayor riesgo de tener diferentes problemas en los pies. El examen del pie diabético busca detectar estos problemas en personas con diabetes, incluyendo infecciones, lesiones y anormalidades en los huesos. El daño en los nervios, conocido como neuropatía, y la mala circulación de sangre son las causas más comunes de los problemas del pie diabético. La neuropatía puede causar entumecimiento, hormigueo y pérdida de sensación en los pies, por lo que, si se lastima un pie, le sale un callo o una ampolla o tiene una lesión más profunda conocida como úlcera, podría no darse cuenta. La mala circulación en el pie puede hacer que le resulte difícil combatir las infecciones y sanar de las lesiones. Si le sale una úlcera de pie u otra lesión, su cuerpo quizás no pueda sanar rápido. Esto puede causar una infección que puede agravarse rápidamente. Si una infección de pie no se trata de inmediato, puede llegar a ser tan peligrosa que eventualmente es necesario amputar el pie para salvar la vida. Por suerte, los exámenes regulares del pie diabético y el cuidado en el hogar pueden prevenir los problemas graves. Nombres alternativos: examen completo de los pies ¿Para qué se usa? El examen del pie diabético se usa para buscar problemas en los pies de personas con diabetes. Si las úlceras u otros problemas se detectan y tratan a tiempo, se pueden prevenir complicaciones graves. ¿Por qué necesito un examen del pie diabético? Las personas con diabetes necesitan un examen del pie diabético al menos una vez al año. Puede ser necesario más a menudo si los pies presentan cualquiera de los siguientes síntomas: Hormigueo Entumecimiento Dolor Ardor Hinchazón Dolor y dificultad al caminar Usted debe llamar de inmediato a su médico o profesional de la salud si tiene cualquiera de los siguientes síntomas de una infección grave: Una ampolla, un corte u otra lesión en un pie que no comienza a sanar después de unos días Una lesión en un pie que se siente caliente al tacto Enrojecimiento alrededor de una lesión en el pie Un callo con sangre seca en su interior Una lesión negra y maloliente. Este es un signo de gangrena o muerte de tejido corporal. Si una gangrena no se trata de inmediato, a veces hay que amputar el pie o puede causar la muerte ¿Qué ocurre durante un examen del pie diabético? El examen del pie diabético lo hace el médico o profesional de atención primaria o un especialista de pies (podólogo o podiatra). Este médico se especializa en la salud y las enfermedades de los pies. El examen generalmente incluye: Evaluación general. El profesional de la salud: Hace preguntas sobre sus historia clínica y cualquier problema previo que haya tenido con los pies Revisa sus zapatos para ver si calzan bien y hace preguntas sobre su calzado. Los zapatos que no se ajustan bien o son incómodos pueden causar ampollas, callos y úlceras Evaluación dermatológica. El profesional de la salud: Busca varios problemas de la piel como sequedad, agrietamiento, callos, ampollas y úlceras Revisa las uñas de los pies en busca de grietas o infección por hongos Revisa entre los dedos de los pies para detectar signos de infección por hongos Evaluaciones neurológicas. Estas incluyen: Prueba de monofilamento: El profesional de la salud cepilla una fibra de nailon suave llamada monofilamento sobre el pie y los dedos de los pies para examinar su sensibilidad al tacto. Diapasón y pruebas de percepción visual: El profesional de la salud coloca un diapasón u otro dispositivo sobre sus pies y sus dedos de los pies para ver si puede sentir la vibración que produce Prueba de sensibilidad en la planta del pie: El profesional de la salud pincha suavemente la planta de un pie con un alfiler pequeño para ver si usted lo siente Reflejos de tobillo: El profesional de la salud examina sus reflejos del tobillo golpeándole el pie con un pequeño mazo de goma. Esto es similar a la prueba de reflejos que se hace en un examen físico anual, cuando el médico golpea suavemente debajo de la rodilla Evaluación musculoesquelética. El profesional de la salud: Busca anomalías en la forma y la estructura del pie Evaluación vascular. Si tiene síntomas de mala circulación, el profesional de la salud puede: Usar un tipo de prueba de imágenes llamada ecografía Doppler para examinar el flujo de sangre en el pie ¿Debo hacer algo para prepararme para la prueba? El examen del pie diabético no requiere ningún preparativo especial. ¿Tiene algún riesgo esta prueba? El examen del pie diabético no tiene ningún riesgo conocido. ¿Qué significan los resultados? Si se encuentra un problema, el médico de pies u otro profesional de la salud probablemente recomiende más pruebas. Otros tratamientos podrían incluir: Antibióticos para tratar infecciones del pie Cirugía para corregir las deformidades óseas No hay tratamiento para el daño nervioso del pie, pero hay tratamientos que pueden aliviar el dolor y mejorar el funcionamiento, por ejemplo: Medicamentos Cremas para la piel Terapia física para mejorar el equilibrio y la fuerza Si tiene preguntas sobre sus resultados, consulte con su médico o profesional de la salud. ¿Debo saber algo más sobre el examen del pie diabético? Los problemas de pies son un riesgo serio para las personas con diabetes. Pero usted puede mantener sus pies saludables: Cuídese con la diabetes: Colabore con su médico o profesional de la salud para mantener niveles saludables de azúcar en la sangre. Hágase exámenes del pie diabético con regularidad: Debe acudir a una revisión de sus pies al menos una vez al año o más a menudo si el profesional de la salud encuentra algún problema Revise sus pies todos los días: Esto puede ayudarle a encontrar y resolver problemas antes de que empeoren. Busque llagas, úlceras, grietas en las uñas y otros cambios en los pies Lávese los pies todos los días: Use agua tibia y un jabón suave. Seque bien sus pies Use zapatos y calcetines en todo momento: Asegúrese de que todos sus zapatos le queden cómodos y calcen bien Corte las uñas de sus pies con regularidad: Corte a lo largo de la uña y alise los bordes suavemente con una lima de uñas Proteja sus pies del calor y del frío extremo: Use zapatos en superficies calientes. No use almohadillas térmicas ni compresas calientes en los pies. Antes de poner los pies en agua caliente, pruebe la temperatura con las manos. Al tener menor sensación, podría quemarse los pies sin darse cuenta. Para protegerse los pies del frío, no camine descalzo, use calcetines en la cama y, en invierno, use botas impermeables y forradas Mantenga la circulación de sangre hacia los pies: Cuando esté sentado, eleve los pies. Mueva los dedos de los pies por unos minutos dos o tres veces al día. Manténgase activo, pero elija actividades que no sean de alto impacto para los pies, como nadar o andar en bicicleta. Consulte con su profesional de la salud antes de comenzar un programa de ejercicio No fume: Fumar reduce el flujo de sangre a los pies y puede hacer que Un apósito acelera la cicatrización de la úlcera neuroisquémica por pie diabético Miriam E. Tucker CONFLICTOS DE INTERÉS 8 de enero de 2018 Un apósito con octasulfato de sacarosa (UrgoStart Contact, Laboratoires Urgo Medical) muestra perspectivas favorables como una opción para tratar las úlceras neuroisquémicas por pie diabético, revela nueva investigación.[1] Los resultados de un estudio aleatorizado controlado doble ciego, de 20 semanas, fueron publicados en versión electrónica el 20 de diciembre en The Lancet Diabetes & Endocrinology por el Dr. Michael Edmonds, de la King's College Hospital Diabetic Foot Clinic en Londres, Reino Unido, y sus colaboradores. En la actualidad no se cuenta con tratamientos comprobados para las úlceras neuroisquémicas, las que se definen como aquellas que surgen en pacientes con neuropatía periférica junto con arteriopatía periférica, y en las que el último trastorno agrava significativamente el pronóstico. "En general, las úlceras neuroisquémicas constituyen alrededor de 50% de todas las úlceras por pie diabético y se deberían beneficiar del octasulfato de sacarosa", dijo el Dr. Edmonds a Medscape Medical News. La sal potásica del octasulfato de sacarosa actúa al nivel del tejido inhibiendo las metaloproteinasas de la matriz excesivas, que impiden la cicatrización de la herida por la degradación de los factores de crecimiento y la destrucción de la matriz extracelular. La sustancia también actúa restableciendo la función del factor del crecimiento y la formación de tejido. Un estudio en el que se comparó el apósito con octasulfato de sacarosa y el apósito placebo en 240 pacientes con úlceras neuroisquémicas por pie diabético, la cicatrización de la herida mejoró significativamente entre los pacientes a los que se aplicó el apósito con el compuesto activo. "El apósito de octasulfato de sacarosa es eficaz e inocuo, y su uso es fácil de implementar por todos los profesionales de la salud. Este apósito podría formar una parte importante del manejo multidisciplinario moderno de las úlceras neuroisquémicas por pie diabético", escriben los autores. En un editorial complementario, la Dra. Frances L. Game, del Departamento de Diabetes y Endocrinología, en el Derby Teaching Hospital NHS Foundation Trust, en Derby, Reino Unido, comenta: "Los apósitos con octasulfato de sacarosa al parecer son un componente promisorio adicional a nuestras estrategias de tratamiento actuales para las úlceras por pie diabético situadas lejos del talón, que no han demostrado una reducción importante en el área pese a una buena eliminación de la carga y otros mejores procedimientos terapéuticos, y en las que los pacientes también han tenido arteriopatía periférica que no se está considerando para intervención vascular".[2] Sin embargo, también cuestionó la posibilidad de generalizar los hallazgos, dado que algunos de los criterios de exclusión del estudio se basaron en la ubicación y en el tamaño de la úlcera, así como en la existencia de infección. Mayor cierre de la herida y con más rapidez El estudio fue realizado en 43 hospitales con clínicas de pie diabético especializadas en Francia, España, Italia, Alemania y el Reino Unido. Entre marzo de 2013 y marzo de 2016, un total de 126 pacientes con úlceras neuroisquémicas por pie diabético no infectadas mayores de 1 cm2 fueron aleatorizados para recibir apósitos con octasulfato de sacarosa y 114 para recibir apósitos sin compuesto activo. Por lo demás, todos los pacientes recibieron el mismo patrón de tratamiento (incluyendo un dispositivo para eliminar la carga durante el periodo de cribado de 2 semanas y el estudio de 20 semanas. Los apósitos fueron aplicados por personal de enfermería o por familiares del paciente, y la frecuencia de los cambios del apósito se determinó en forma individual con base en el estado de la herida. La mediana de duración del tratamiento fue 115 días para el apósito con octasulfato de sacarosa y 135 días para los controles. El criterio principal de valoración, cierre de la herida en la semana 20, se alcanzó en 48% del grupo que recibió tratamiento con octasulfato de sacarosa en comparación con 30% de los controles, lo que dio un odds ratio (OR) ajustado de 2,6 (p = 0,002). La única otra variable significativa que predijo el criterio principal de valoración fue la duración de la herida antes del tratamiento. Los pacientes cuyas heridas tenían más de 6 meses de evolución obtuvieron una tasa mucho más baja de cierre de la herida en la semana 20 que aquellos cuyas heridas habían estado presentes durante menos de 6 meses (OR: 0,27; p < 0,001). "Se lograron mejores resultados en las heridas que tenían una duración de menos de 6 meses. Aunque no efectuamos un análisis de la significancia a causa del tamaño pequeño de los subgrupos, parece aceptable recomendar el tratamiento de las heridas lo más pronto posible", señalan el Dr. Edmonds y sus colaboradores. El tiempo estimado hasta el cierre de la herida también fue significativamente más breve con el tratamiento activo que con el placebo: 120 frente a 180 días (p = 0,029). También se observaron mayores reducciones en el área de superficie de la herida absoluta y relativa y una reepitelización más rápida de la herida a la semana 20 en el grupo que recibió octasulfato de sacarosa en comparación con los controles. Desventajas La calidad de vida, evaluada mediante el cuestionario EuroQol5D-5L, fue similar entre los grupos en la semana 20 y permaneció insatisfactoria en general. Este desenlace se explica principalmente por los dos dominios del cuestionario de movilidad y actividad. Los otros tres dominios son autocuidado, dolor/malestar y ansiedad/depresión. El Dr. Edmonds dijo a Medscape Noticias Médicas: "La reducción global de la calidad de vida en estos pacientes puede no estar tan relacionada con la úlcera, sino más con la diabetes subyacente, la neuropatía periférica y la arteriopatía periférica que no se habrían modificado por el apósito o la cicatrización de la úlcera". Además, señaló, las úlceras neuroisquémicas por lo general no son dolorosas a causa de la neuropatía asociada, a menos que se infecten, y las úlceras infectadas no se incluyeron en el estudio. Por consiguiente, la cicatrización real de la úlcera puede no haber afectado significativamente las puntuaciones de calidad de vida. En los dos grupos, el efecto adverso más frecuentes fue la infección de la herida elegida como objetivo, que ocurrió en 28% de los pacientes que recibieron octasulfato de sacarosa, frente a 20% de los controles. Se reportaron amputaciones menores en 1% de pacientes con el tratamiento, frente a 2% en los controles. ¿Qué tan generalizables son los resultados? El Dr. Edmonds resalta que los hallazgos son relevantes para los pacientes con úlceras neuroisquémicas por pie diabético y no pies críticamente isquémicos, para los cuales es necesaria la revascularización urgente. En su editorial, la Dra. Game comenta: "Un apósito con octasulfato de sacarosa no necesariamente podría ser adecuado para todas las úlceras por pie diabético", pues este estudio ha excluido úlceras situadas en el talón, úlceras infectadas y las que tienen menos de 1 cm2 de tamaño. En la National Diabetes Foot Audit (NDFA) de 2016 de Inglaterra y Gales, estos trastornos se presentaron en 20%, 43% y 52% de todas las úlceras, hizo notar. Sin embargo, el Dr. Edmonds puntualiza que casi un tercio de las úlceras en la NDFA son isquémicas más que neuroisquémicas. Por otra parte, otros datos como los del estudio Eurodiale parecen indicar que la ubicación en el talón puede comprender solo 11% y un tamaño de herida promedio también puede ser más pequeño que el reportado por la NDFA.[3] "No podemos estar seguros de que la diferencia significativa de los resultados comunicados en este estudio pueda extrapolarse a pacientes con úlceras neuroisquémicas por pie diabético de menos de 1 cm2. Sin embargo, la posibilidad de generalizar el protocolo probablemente es mayor que lo que indicaría la NDFA", dijo a Medscape Noticias Medicas. De hecho, a la vez que afirmó que se necesita confirmar la posibilidad de generalización del estudio, la Dra. Game comentó: "Los resultados ciertamente son más alentadores que los hallazgos para la mayor parte de las intervenciones que se han comunicado hasta la fecha. Además, aunque se esperan los resultados de un análisis completo de economía sanitaria, es evidente que el apósito con octasulfato de sacarosa es fácil de aplicar y, por consiguiente, aparte del apósito en sí, no debería haber costos adicionales en el trayecto clínico del paciente tratado". UrgoStart Contact se comercializa en algunos países europeos y en el Reino Unido, pero todavía no en Estados Unidos. Laboratoires Urgo Medical planea solicitar la aprobación de UrgoStart Contact en Estados Unidos este año, utilizando el presente estudio como fundamento para la solicitud. El estudio fue financiado por Laboratoires Urgo Medical. El Dr. Edmonds refiere recibir honorarios personales de Edixomed, Knox technologies y Crawford. La Dra. Game ha informado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente. Pacientes con úlceras por pie diabético infectadas necesitan remisión rápida Liam Davenport CONFLICTOS DE INTERÉS 21 de noviembre de 2017 Los pacientes con una úlcera infectada por pie diabético tienen un pronóstico mucho peor de lo que se pensaba hasta ahora, de manera que 15% fallecen al cabo de un año, menos de la mitad de las úlceras cicatrizan en el mismo periodo y uno de cada siete individuos es sometido a amputación de todo un pie o parte del mismo, según los resultados de un nuevo estudio realizado en Reino Unido.[1] El análisis de casi 300 pacientes con úlceras por pie diabético también demostró que aun cuando cicatrizara la úlcera, casi 10% presentaban una recidiva al cabo de 12 meses y más de 25% se sometían a alguna clase de procedimiento. Por consiguiente, es crucial que estos pacientes sean examinados rápidamente y remitidos para atención especializada si es necesario, afirmaron Mwidimi Ndosi, PhD, de la University of West Bristol, Reino Unido, y sus colaboradores en su artículo publicado el 20 de noviembre en la versión electrónica de Diabetic Medicine. "El aspecto fundamental es que las personas necesitan ser atendidas rápidamente si se comienza a formar una úlcera; esto brinda a los profesionales de la salud la máxima probabilidad de intentar tratar el trastorno", resalta el coautor Michael Backhouse, PhD, un podiatra y becario de investigación sénior en la University of Leeds, Reino Unido, en un comunicado de prensa de esta institución.[2] Estos últimos datos "deberían ser útiles a los profesionales clínicos en contextos de asistencia diversos para ayudar a identificar a las personas con más riesgo de desenlaces desfavorables que pueden necesitar priorización de más intervenciones o remisión a centros especializados", dicen los científicos. Isquemia, muchas úlceras y duración más prolongada de la úlcera pronostican resultados desfavorables Para el análisis, los investigadores llevaron a cabo una evaluación observacional prospectiva de 12 meses, por medio de un análisis detallado de notas de casos de 250 pacientes con diabetes que habían participado en el estudio CODIFI (Concordance in Diabetic Foot Ulcer Infection ―Concordancia en la infección de úlcera por pie diabético―) y todavía estaban vivos al final de éste, en mayo de 2013. También incluyeron a 49 participantes del estudio que habían fallecido, de los cuales se contaba con datos clínicos. La media de edad de los pacientes fue 64,3 años y 233 (77,9%) eran del género masculino. Después de 12 meses de seguimiento adicional, la úlcera índice había cicatrizado en un total de 136 (45,5%) de los 299 pacientes, mientras que 13 (9,6) tenían una recidiva. Cincuenta y dos (17,4%) se sometieron a amputación de una parte del pie durante el seguimiento, 18 (6,0) a revascularización periférica y 10 (3,3%) a los dos procedimientos. Y otros 45 pacientes (15,1%) habían fallecido hacia la fecha límite de los 12 meses. La mediana de tiempo transcurrido hasta la cicatrización de la úlcera índice fue de 4,5 meses, mientras que la mediana de tiempo transcurrido hasta la amputación, si ésta se llevó a cabo, fue de 2,0 meses, y para la revascularización fue de 3,0 meses. En el caso de los que no sobrevivieron, el tiempo promedio transcurrido hasta el fallecimiento fue 5,6 meses. Los factores que más pronosticaron resultados desfavorables a 12 meses fueron isquemia de la extremidad, múltiples úlceras en el pie y una duración de la úlcera más prolongada. Por ejemplo, los pacientes con una úlcera presente durante 2 meses o más antes del reclutamiento en CODIFI tenían una menor probabilidad de cicatrización, con un hazard ratio (HR) de 0,55, lo mismo que aquellos con un grado de flujo sanguíneo, extensión, profundidad, infección y sensación (PEDIS) en la úlcera índice de ≥2, lo que indicó arteriopatía periférica; esto redujo 63% el riesgo de cicatrización (HR: 0,37) Por el contrario, la presentación de sólo una úlcera en el pie índice se relacionó con un aumento en el riesgo de cicatrización de 90% [HR: 1,90], lo mismo que la identificación de estafilococos no productores de coagulasa en el cultivo de la úlcera (HR: 1,53); es muy probable, dicen los investigadores, que esto se deba a que la presencia de este microorganismo se relacionó inversamente con la de MRSA (Staphylococcus aureus resistente a meticilina) más virulento. Se han de evitar las amputaciones cuando sea posible Puede ser difícil diagnosticar si una úlcera por pie diabético está o no está infectada, sobre todo en caso de isquemia de la extremidad o neuropatía periférica, hacen notar los investigadores, pero en general se está de acuerdo en que esta decisión debe basarse en los signos o síntomas de inflamación o secreción purulenta. La autora principal, E. Andrea Nelson, PhD, RGN, jefa de la School of Healthcare en la Facultad de Medicina y Salud, University of Leeds, Reino Unido, dijo a Medscape Noticias Médicas que la cohorte que reclutaron era representativa de la población general de pacientes del National Health Service en Inglaterra, y que el estudio tuvo pocos criterios de exclusión, de manera que considera que los datos serán ampliamente aplicables a las poblaciones con úlceras por pie diabético en otros países occidentales. La Dra. Nelson resaltó que los pacientes que se someten a amputaciones generalmente tienen una calidad de vida inferior a la de los que evitan este desenlace y que someterse a una amputación indica una mayor probabilidad de una amputación subsiguiente pues significa una vascularización deficiente. Además, hizo notar que las amputaciones son costosas por lo que respecta al tiempo que los pacientes tienen que hospitalizarse, el costo de la atención hospitalaria, la rehabilitación y las prótesis, etcétera, así como los cuidados necesarios después de la amputación. Afirmó que lo ideal es proporcionar una atención que minimice la tasa de amputación en personas con úlceras por pie diabético. No obstante, la amputación "no es algo que se evitaría a toda costa, pues someterse, por ejemplo, a la amputación de un dedo del pie, podría evitar un daño más considerable para el paciente". Los nuevos hallazgos no sólo ayudan a los médicos en diversos contextos a identificar a quienes puede ser necesario dar prioridad, sino también "deberían ser útiles para orientar respecto al diseño y el análisis de estudios clínicos futuros", concluyen los investigadores. La investigación fue financiada por el programa de Health Technology Assessment (HTA) del National Institute for Health Research (NIHR). La Dra. Nelson fue miembro de la HTA Commissioning Board. Los coautores no tienen ningún conflicto de interés económico pertinente.