NOTAS Y DISCUSIONES La recepción de la Teoría Crítica en España JOSÉ MARÍA MARDONES Instituto de Filosofía, CSIC La Escuela de Francfort comenzó a re- H. Marcuse, sobre todo, gozó de amplio sonar en España poco después de que reconocimiento, mucho más allá de los comenzara su «redescubrimiento» en muros académicos. El hombre unidi Alemania Federal. Los introductores mensional llegó a ser un lugar común fueron un grupo de profesores y edito- d e l e s t u d i a n t e y d e l i z q u i e r d i s t a d e res españoles que tenían estrechas vin- aquellos tiempos. culaciones con el ámbito germano. El Pero antes ya se habían hecho presen momento coincide con la efervescencia tes, entre los atentos a los ensayos ger e s t u d i a n t i l q u e r e c o r r i ó l o s p a í s e s o c - m a n o s , l o s n o m b r e s d e M . H o r k h e i mer cidentales a mediados de la década de y T.W Adorno. A través del impulso edi los sesenta. torial de Jesús Aguirre, se comenzaron Entre nosotros, el interés por la Teo- a t r a d u c i r e n E s p a ñ a a l g u n a s d e l a s ría Crítica de la Escuela de Francfort obras fun d a m e n t a l e s d e H o r k h e i m e r y no solamente tenía el sentido de una Adorno, y vía Argentina nos llegaron gran sintonía con las contradicciones otras obras claves de dichos autores y c u l t u r a l e s d e l s i s t e m a q u e l o s f r a n c f o r - de Habermas, en la colección de « Es tianos venían analizando, cada vez con tudios Alemanes» admirablemente m a y o r p e s i m i s m o , d e s d e l o s a ñ o s t r e i n - orientada por E. Garzón Valdés y R. Gu ta; aquí, esta referencia cultural esta- tiérrez Girardot. Desde Latinoamérica b a m a r c a d a p o r l a p e c u l i a r i d a d e s p a - -A r g e n t i n a y M é x i c o -, n o s h a b í a n i n ñola: la revuelta contra el secuestro de troducido profusamente (y, a menudo, la Ilustración llevada a cabo por el fran- sin saberlo) en la lectura de un antiguo q u i s m o y l a b ú s q u e d a d e u n n u e v o o r - m i e m b r o de la Escuela de Francfort d e n s o c i o -p o l í t i c o q u e n o s i g u a l a r a a l e m p e ñ a d o e n l a s í n t m i s e n t r e p s i c o Occidente democrático. Desde este pun- análisis y marxismo: E. Fromm. El re to de vista, la difusión de la Teoría Crí- s u l t a d o d e e s t a s e n s i b i l i d a d e d i t o ra fue tica en España forma parte de toda una que los lectores españoles estuvieron en reacción cultural y política por intro- contacto con la Teoría Crítica de la Es d u c i r a i r e f r e s c o e n u n a a t m ó s f e r a v i - cuela de Francfort antes que en Francia c i a d a y c errada. y que en el mundo anglosajón. Y aun El movimiento estudiantil se convir- que la lectura y recepción de esas obras tió en el gran publicista de algunos de era minoritaria, dado el clima intelec los representantes de la Teoría Crítica. tual y el mis m o c o n t e n i d o d e l o s t e x t o s , ISEGORÍA/1 (1990) 131 NOTAS Y DISCUSIONES sin embargo, se fue fraguando entre los da refrendado en la obra dirigida por cultivadores de las ciencias sociales y la Román Reyes, Terminología científico filosofía una serie de referencias y un social (Barcelona, Anthropos, 1988), talante deudor de esta tradición. donde de nuevo aparecen entradas de Las traducciones prosiguieron hasta dicadas a la Teoría Crítica y referencias casi completar el conjunto de la obra de obligadas en artículos de epistemolo M. Horkheimer, T.W Adorno y H. Mar- g í a , f i l o s o f í a d e l a s c i e n c i a s s o c i a l e s , o cuse. La segunda generación de la Teo- en los tratamientos de la moderni ría Crítica comenzó a hacer aparición dad/postmodernidad, etc. Esta presen cada vez con más fuerza, como es el cia de los científicos sociales a la hora caso de J. Habermas y A. Schmidt y, ac- de dar cuenta de las ideas de la Teoría tualmente, es frecuente ver entre las no- Crítica en el que fuera el diccionario de vedades editoriales los ensayos de filosofía de los «jóvenes filósofos» es C. Offe y A. Wellmer, considerados la pañoles de aquellos días, como en las tercera generación de la Teoría Crítica. enciclopedias de terminología científi Desde el punto de vista editorial, co social, marca una tendencia obser c a b e s e ñ a l a r q u e d e s d e l a t r a n s i c i ó n d e - vable en la recepción de la Teoría Crí mocrática la atención traductora a los tica en España y fuera de nuestras autores de la Teoría Crítica se ha situa- fronteras: tiene lugar, con tanto o ma do casi exclusivamente en España. Ma- yor interés, entre los cultivadores de las drid y Barcelona son hoy los lugares ciencias sociales como entre los filóso desde los que se nos pone en contacto, fos. El carácter de filosofía mediada con bastante rapidez, con los autores e por las ciencias sociales, que Horkhei ideas de la Teoría Crítica. mer quería que fuese la Teoría Críti ca de los años treinta, ha propiciado Recepciones generales e introducciones este interés compartido por sociólogos y filósofos respecto a la Escuela de Un primer indicador de la recepción de Francfort. la Teoría Crítica en España es la pre- A q u í m i s m o h a y u n a i n d i c a c i ó n p a r a sencia de sus principales tésis y auto- efectuar una división, aunque sólo sea res en los diccionarios filosóficos y de pedagógica, ya que se pueden presupo t e r m i n o l o g í a c i e n t í f i c o -s o c i a l p u b l i c a - n e r a f i n i d a d é s f i l o s ó f i c o -s o c i a l e s e n t r e dos en las dos últimas décadas. Así, ambos grupos. José Ferrater Mora, en su extraordina- Pero antes de entrar en dicho apar rio y reconocido Diccionario de Filoso- tado, hagamos una mención acerca de fía (Madrid, Alianza, 1979; l.a ed. 1965), las introducciones o presentaciones de incluye en sus artículos la atención a la Teoría Crítica de Francfort en el ám la Escuela de Francfort y a cada uno de bito español. Una de las primeras que sus autores más representativos. llegó al lector español fue la del italia Otro tanto hay que decir del Diccio- no G.E. Rusconi, Teoría Crítica de la n a r i o d e F i l o s o f í a c o n t e m p o r á n e a , c o m - Sociedad (Barcelona, Martínez Roca, p i l a d o p or Miguel A. Quintanilla (Sala- 1 9 6 9 ) , d e s p u é s l e s e g u i r í a n l a d e l a r manca, Sígueme, 1976): recoge las ideas gentino H.C.E Mansilla (1976) y las de francfortianas fundamentales en breves M. Jay, Zima, PerlettiPero hay que es p e r o a t i n a d o s a r t í c u l o s s o c i a l e s d e l s o - , perar hasta 1985 a que A. Cortina, Críciólogo Julio Carabaña. Este interés de tica y Utopía: La Escuela de Frank furt los científicos por la Teoría Crítica que- (Madrid, Cincel, 1985), haga la prime132 ISEGORÍA/1 (1990) NOTAS Y DISCUSIONES ra introducción española a la Teoría zón dialéctica». Se inclina más hacia el Crítica. Antes de esta presentación, no talante del racionalismo crítico. Tampo habían faltado en artículos y prólogos co cree en las posibilidades teórico referencias a la historia, vicisitudes y epistemológicas del marxismo más ri etapas de la Teoría Crítica, pero no se gurosamente contemporáneo que pro había abordado una introducción o pre- pone J. Muñoz. Tanto la traducción sentación general. Se puede discutir si como el comentario de Jiménez Blan este trabajo de A. Cortina cumple este co, sirvieron para difundir la problemá requisito. Poseedor de la claridad y bri- tica de la Teoría Crítica, aunque se des llantez que caracterizan a la autora, conociera u olvidara la sensibilidad a d o l e c e , s i n e m b a r g o , c o m o d i c e J . M u - «analítica» de la Teoría Crítica de los guerza, su prologuista, de narrar la his- a ñ o s t r e i n t a y n o s e v i e r a n e n t o d o s u toria desde el pensamiento de Haber- a l c a n c e l a s c u e s t i o n e s m e t o d o l ó g i c a s y m a s « a p e l i a n a m e n t e » i n t e r p r e t a d o . s o c i o -p o l í t i c a s q u e e s t a b a n e n j u e g o e n «la disputa». La Teoría Crítica La cuestión de la teoría y el método en la sociología española sociológicos será uno de los problemas que mantendrá la atención de la socio Las referencias de la Teoría Crítica a la logía española. Miguel Beltrán, Ciencia tradición sociológica y su sensibilidad y sociología (Madrid, 1979) utilizará para el dato y las interpretaciones so- como uno de sus dialogantes a la Es ciales globales, la hacían especialmen- cuela de Francfort en la revisión de t e a t r a c t i v a e n e l c l i m a s o c i o -c u l t u r a l d i c h a c u e s t i ó n p o r l a s p r i n c i p a l e s e s del tardo-f r a n q u i s m o . E n l a a c a d e m i a t a c i o n e s y a u t o r e s . A s p e c t o s m á s c o n s o c i o l ó g i c a , e n s e g u i d a l l a m ó l a a t e n - creto s , q u e a b o r d a n l a p o l é m i c a T e o r í a c i ó n e l t a l a n t e d e e s t e a n á l i s i s d e l a s o - Crítica y hermenéutica, Habermas y ciedad. De aquí que fuera la dimensión Gadamer, son tratados en artículos de e p i s t e m o l ó g i c a u n a d e l a s p r i m e r a s e n R i c a r d o M o n t o r o ( 1 9 8 1 ) ; J o r d i de Cam e n c o n t r a r e c o . L a t r a d u c c i ó n d e L a d i s - bra (1982) volverá sobre el enfrenta p u t a d e l p o s i t i v i s m o e n l a s o c i o l o g í a a l e - miento entre Adorno y Popper. El autor mana, de T.VV Adorno/K. Popper y otros de esta reseña también abordó con un (Barcelona, G r i j a l b o , 1 9 7 2 ) , d e J a c o b o f u e r t e s e s g o e p i s t e m o l ó g i c o l a c u e s t i ó n Muñoz, puso en las manos de profeso- de los rasgos característicos de la teo r e s y e s t u d i a n t e s l a d e n o m i n a d a « t e r - ría sociológica de la Teoría Crítica de cera gran disputa metodológica de las Max Horkheimer. El estudio apareció ciencias sociales en el ámbito lingüís- con el título Dialéctica y sociedad irra t i c o a l e m á n » . J . J i m é n e z B l a n c o , e n « S o - cional. La Teoría Crítica de M. Horkhei b r e l a d i s p u t a d e l p o s i t i v i s m o e n l a s o - mer(Bilbao, Univ. Deusto, 1979). Escrito ciología alemana» (en Jiménez Blanco desde el contacto con los estudiantes de y Moya Valgañon [comps.]: Teoría socio- sociología, busca dar cuenta, a través lógica contemporánea, Madrid, Tecnos, de la figura de Horkheimer, d e l a c o n 1974 [2.a ed. 1978n, abordó la problemá- cepción de Teoría Crítica de la prime tica debatida entre teóricos críticos y ra generación desde los años treinta racionalistas críticos. A1 igual que el a los sesenta. Posee el agarrotamienprologuist a y t r a d u c t o r J . M u ñ o z , J i m é - ; t o d e l o s a f a n e s d e c o n c i s i ó n y r i g u n e z B l a n c o s e m u e s t r a e s c é p t i c o a n t e r o s i d a d , p e r o e x p o n e c o n s e r i e d a d y l a s e x a g e r a d a s v i r t u a l i d a d e s d e « l a r a - c r í t i c a e l p e n s a m i e n t o d e l l í d e r d e l a ISEGORÍA/1 11990) 133 NOTAS Y DISCUSIONES Escuela de Francfort. José E. Rodríguez con el funcionalismo y sistemismo. Se Ibáñez es el sociólogo español que con percibe una mayor distancia del autor más persistencia rastrea y reflexiona respecto a los Adorno, Horkheimer y s o b r e e l impacto de la Teoría Crítica en Habermas. Sobre todo, es ahora más la sociología. Posee una trilogía de li- crítico con la teoría de la acción comu bros en los que están presentes los nom- nicativa de J. Habermas. Acepta las re bres y la problemática de los autores servas críticas que los Geuss y Boudon francfortianos. El primer título, Teoría le hacen a Habermas y, aunque acepta Crítica y sociología (Madrid, Siglo XXI, la riqueza del legado francfortiano, per 1978), reflexiona sobre la tradición crí- s i g u e s u e x p l o r a c i ó n a b i e r t a a o t r a s c o tica de un modo abierto, no reducido a rrientes y autores con las que revitali la Escuela de Francfort, y sobre las di- zar la autorreflexión sociológica. versas corrientes que actualmente pu- La temática de la Escuela de Franc dieran cooperar en la formación de una fort es cita obligada en los trabajos so Teoría Crítica de la sociedad. Junto a ciológicos qua analizan algunos aspec la fenomenología, el interaccionismo tos de la tradición marxista. Uno de los simbólico, el intercambio social gene- que le dedican una de estas referencias r a l i z a d o d e L é v i -Strauss, aparece la Es - d e r e p a s o h i s t ó r i c o e s E m i l i o L a m o d e cuela de Francfort. Se prima al Ador- E s p i n o s a , L a t e o r í a d e l a c o s i f i c a c i ó n : n o d e l a c r í t i c a a l a u t o ritarismo y al de Marx a la Escuela de Francfort (Ma fascismo y al Habermas de la crisis de drid, Alianza, 1981). Critica la interpre legitimación del capitalismo tardío. tación de la primera generación sobre E l s e g u n d o e s t u d i o , E l s u e ñ o d e l a r a - las re l a c i o n e s e n t r e s o c i e d a d y t r a b a j o zón. La modernidad y sus paradojas a productivo y ve en la alternativa comu la luz de la teoría social (Madrid, Tau- nicativa sugerida por el Habermas de rus, 1982), trata el problema de la ra- « c o n o c i m i e n t o e i n t e r é s » u n a s a l i d a , cionalidad y la crisis de la modernidad, que el mismo Habermas y sus críticos q u e r e p a s a d e s d e K a n t h a s t a l a E s c u e - habrían de matizar enormemente. la de Francfort pasando por Hegel, Marx y los clásicos de la sociología. Da Filosofía y Teoría Crítica cuenta de las diversas dimensiones de la razón y confronta, finalmente, el La Teoría Crítica ha resonado amplia diagnóstico y solución habermasianos mente entre los cultivadores de la fi con los del último Parsons y Luhmann. losofía en España en las dos últimas El resultado es favorable al «paradig- d é c a d a s . A u n q u e e l a u t o r c o n m á s r e ma comunicativo» de J. Habermas. Se ferencias y glosas sea, sin duda, J. Ha trata de un ensayo que plantea bien las bermas, no faltan los que poseen en sus cuestiones, aunque su tratamiento, al orígenes un primer contacto, que si ser tan abarcador, no pueda detenerse guen revitalizando, con la primera ge en la complejidad de los problemas. neración de los Horkheimer, Adorno y Cierra, esperamos que temporalmen- B e n j a m i n . D e s d e e l p u n t o d e v i s t a t e te, la trilogía de Rodríguez Ibáñez, el re- m á t i c o , l a s c u e s t i o n e s e p i s t e m o l ó g i c a s , ciente trabajo La perspectiva sociológi- éticas, políticas y religiosas, son las que ca: historia, teoría y método (Madrid, atraen mayor núme r o d e e s t u d i o s o s . Taurus, 1989). Es una reflexión episté- V e a m o s , s i g u i e n d o e s t a d i v i s i ó n , l o s t r a mica de la tradición sociológica donde tamientos más relevantes. la Escuela de Francfort entra en liza 134 ISEGORU/1 (1990) NOTAS Y DISCUSIONES Cuestiones epistemológicas masiana ha sido, sin duda, el tema que mayor atención y debate ha suscitado La fundamentación normativa de la Teo- en los filósofos éticos españoles. ría Crítica fue un problema que dejó irre- J a v i e r M u g u e r z a h a d e d i c a d o a H a suelto la primera generación de la Escue- bermas una creciente atención desde la de Francfort. J. Habermas se ha hecho que en 1973 analizara la reactualización eco de esta carencia y ha tratado de darle del concepto de «razón práctica» en el una respuesta a través del «cambio de teórico crítico alemán. Si entonces Ha paradigma» o paso de la filosofía de la bermas tenía, a juicio de Muguerza, un c o n c i e n c i a p r e s a d e l m o d e l o s u j e t o -o b j e - p e n s a m i e n t o d e s i d e r a t i v o c o r r i e n d o to a la teoría de la a c c i ó n c o m u n i c a t i v a t r a s u n a g e n é r i c a « e m a n c i p a c i ó n » , e n o del modelo intersubjetivo. José María su última obra, Desde la perplejidad M a r d o n e s e x p l o r a e n R a z ó n c o m u n i c a - (Madrid, Fondo de Cultura Económica, tiva y Teoría Crítica (Bilbao, Univ. País 1990), l a c o n f r o n t a c i ó n e s m u c h o m á s Vasco, 1985) el intento habermasiano de pormenorizada y atenta a los últimos fundamentar la Teoría Crítica de la so- d e s a r r o l l o s d e l p e n s a m i e n t o h a b e r m a c i e d a d . T r a s a n a l i z a r l o s d o s p i v o t e s d e s i a n o . M u g u e r z a s i g u e s i e n d o crítico esta construcción, la teoría de la acción con las proclividades de Habermas al comunicativa y la teoría social de la evo- cognoscitivismo y a las filosofías hege lución, llega a la conclusión de que este lianizantes de la historia en forma de grand i o s o i n t e n t o n o l l e g a a c o l m a r l a r a - t e o r í a d e l a e v o l u c i ó n s o c i a l , a s í c o m o dicalidad y universalidad que pretende, a la búsqueda de consenso que, a su jui velando un concepto de esperanza y so- cío, amenaza el disenso y el espíritu crí lidaridad de ra í z t e o l ó g i c a , d e l q u e f u e - tico que honran a la tradición de la Es ran mucho más conscientes Horkheimer, cuela de Francfort. Resalta, sobre todo, Adorno y Benjamín. . en la obra habermasiana, el ser una ex Otro aspecto oscuro del intento de celente cont i n u a d o r a d e l a t r a d i c i ó n d e Habermas es el carácter de «ciencia re- pensamiento que discurre de Rousseau constructiva» que quiere para su teo- a Marx y en la que corresponde a Kant ría de la acción comunicativa. Manuel un lugar central. J i m é n e z R e d o n d o , e s tudioso de Adorno, Adela Cortina también ha dedicado que se ha convertido en el traductor al atención a la ética de la comunicación. castellano de Habermas, analiza estas Su interlocutor más directo es K.O. tensiones entre filosofía y ciencia en su Apel, pero dadas las vinculaciones y afi artículo «Filosofía y ciencia reconstruc- nidades con Habermas, éste es objeto tiva» (en J.A. Gimbernat y J.M. González de numerosas referencias en Razón co [eds.]: Actas del II Encuentro Hispanoa- m u n i c a t i v a y r e s p o n s a b i l i d a d s o l i d a r i a m e r i c a n o d e F i l o s o f í a m o r a l y p o l í t i - (Salamanca, Sígueme, 1985) y en Ética ca, Madrid, Instituto de Filosofía CSIC, mínima (Madrid, Tecnos, 1986). El pun 1988). Una hermosa síntesis de las pre- to en el que discrepa con Apel del in tensiones y del modo y limitaciones del tento habermasiano yace en la preten filosofar de J. Habermas. sión «reconstructiva» de la teoría y ética comunicativas. La no exención de Ética y acción comunicativa contrastaciones empíricas y el rechazo de Habermas de u n a f u n d a m e n t a c i ó n La vertiente de «ética comunicativa» trascendental le parecen a A. Cortina, q u e p o s e e l a t e o r í a d e l a a c c i ó n h a b e r - con Apel, una ingenuidad. Recupera ISEGORIA/1 (1990) 135 NOTAS Y DISCUSIONES mos, vía ética, los problemas de una tesis doctoral, es autor de una breve fundamentación normativa y del esta- pero clara y vigorosa síntesis de La Téo t u s d e « c i e n c i a r e c o n s t r u c t i v a » q u e H a - ría Crítica de la sociedad de J. Haber bermas busca para su teorización ético- mas (Madrid, Tecnos, 1978). Lógicamen social. te, no aborda los últimos desarrollos de En este punto de las diferencias la teoría de la acción comunicativa. Habermas-A p e l , h a n i n c i d i d o a l g u n o s S i n p o d e r i n c l u i r , i g u a l m e n t e , t o d o e l trabajos de Agapito Maestre. Este autor, desarrollo de la teoría comunicativa, que inició su vida académica con un es- Raúl Gabás ha escrito un estudio docu tudio sobre T Adorno y M. Horkheimer, mentado y riguroso acerca de J. Haber Raciona l i d a d y a n t r o p o l o g í a n e g a t i v a m a s : d o m i n i o t é c n i c o y c o m u n i d a d l i n (Madrid, Aporía, 1981), ha tratado de güística (Barcelona, Ariel, 1980). Una aclarar y precisar las relaciones y dife- confrontación crítica con el intento ha rencias entre los dos amigos mediante bermasiano de fundamentación discur entrevistas y atinados comentarios crí- siva de la verdad y la ética desde la sen ticos. Véase, a título de ejemplo, su Re- s i b i l i d a d c o n s e r v a d o r a d e a u t o r e s c o m o flexión para una ética en democracia: Spaemann, y Lübbe, Lobkowicz, etc., es d i s c u r s o é t i c o y u t o p í a ( e n J . M . G o n z á - la realizada por Daniel Innerarity, Pra lez y F. Quesada [coords.]: Teoría de la xis e intersubjetividad (Pamplona, Eun democracia, Barcelona, Anthropos, 1988). sa, 1985). El autor r e c o g e l o s r e p a r o s d e J. Rubio Carracedo es otro ético en el estos pensadores al itinerario filosófi que Habermas juega un papel de inter - c o h a b e r m a s i a n o y d u d a c o n e l l o s d e s u locutor. La confrontación con J. Rawls viabilidad. y su «posición original», «Posición ori ginal y acción comunicativa» (en Actas Capitalismo, modernidad del 11 Encuentro Hispanoamericano de y postmodernidad Filosofía moral y política, ed. cit.), le permite, contra Habermas, acentuar lo Habermas ha atraído la atención de los que une, antes que lo que separa, a am- pensadores políticos mediante sus aná bos autores. Parecida posición defien- lisis acerca de la invasión de la racio den también R. del Águila y F. Valles- n a l i d a d e s t r a t é g i c o -i n s t r u m e n t a l e n e l pín, «La racionalidad dialógica: sobre ámbito de la política. La traducción Rawls y Habermas» (Zona Abierta, 31 parcial de Teoría y praxis (1966) supu [1984], pp. 93-125). Rubio Carracedo de- s o u n i m p u l s o q u e s e v i o f o r t a l e c i d o . dica también buen número de páginas por Problemas de legitimación en el ca y referencias a Habermas en su obra El pitalismo tardío (1975). Comentaristas Hombre y la ética (Barcelona, Anthro- y g l o s a d o r e s d e e s t o s t e m a s h a n s i d o , pos, 1987). Aquí, la confrontación con entre nosotros, E. Menéndez Ureña, Ha b e r m a s s e v u e l v e c r í t i c a d e l a a s u n - J o s é M a r í a G o n z á l e z y e l q u e e s t o e s c i ó n d e l d e s a r r o l l o e v o l u t i v o d e l a m o - cribe. Hay que agradecer a Antoni Do ral debida a L. Kohlberg. ménech la traducción (no el cambio de C r í t i c o d e l a s i n s u f i c i e n c i a s d e l a f u n - título) de Strukturwandel der Of fen damentación racional de la moralidad tlichkeit (Historia y crítica de la opinión h a b e r m a s i a n a l o e s t a m b i é n E . M e n é n - pública, Barcelona, Gustavo Gil¡, 1981), dez Ureña, Ética y modernidad (Sala- ; c o n u n p r ó l o g o e n el que deja claras, manca, Univ. Pont., 1984). Buen conoce- s u s d i s t a n c i a s r e s p e c t o a H a b e r m a s y d o r d e H a b e r m a s , a q u i e n d e d i c ó u n a s u p e c u l i a r n e o -m a r x i s m o . 136 ISEGORÍA/1 (1990) NOTAS Y DISCUSIONES En el campo del pensamiento políti- dad y positivismo, Barcelona, Ariel, co, quien está obteniendo creciente eco 1979). Los análisis y matices de Wellmer y atención es el politólogo, discípulo de respecto a Habermas y su tratamiento Habermas, Clauss Offe. Uno de, los pri- d e l a e s t é t i c a s o n i m p o r t a n t e s p a r a e s t e meros en divulgar críticamente el pen- diálogo. samiento de Offe ha sido el filósofo del El área de la estética en relación con derecho Elías Díaz. En su obra, De la la Teoría Crítica tiene en Gerard Vilar maldad estatal y la soberanía popular uno de sus cultivadores más atentos. (Madrid, Debate, 1984), E. Díaz aborda Adorno y Habermas son los autores so las aportaciones y limitaciones del metidos a su consideración y diálogo. «nuevo paradigma» político de los nue- Agapito Maestre es el autor español vos movimientos sociales propuesto que se ha hecho eco, con mayor asi por Offe. En el artículo «Socialismo de- d u i d a d , e n a r t í c u l o s d e o p i n i ó n , d e l d e mocrático: instituciones políti c a s y m o - bate de Habermas con los llamados vimientos sociales» (en Sociedad civil nuevos historiadores alemanes y con y Estado, Madrid, Fundación F. Ebert, Heidegger. 1988), y tras los avances y reflexiones de Offe, el acuerdo acerca del rol de los Filosofía de la religión y Teoría Crítica nuevos movimientos sociales y las ins t i t u c i o n e s j u r í d i c o -p o l í t i c a s e s m u c h o L a s c u e s t i o n e s t e o l ó g i c a s s i e m p r e e s t u mayor. vieron rondando el pensamiento de la La primacía de Habermas como re- primera generación de la Escuela de presentante actual más cualificado de Francfort. No en vano Horkheimer y l a E s c u e l a d e F r a n c f o r t v u e l v e a p o - Adorno llegaron a afirmar la presencia nerse de manifiesto en el tema de la cri- de una «teología oculta» en la Teoría sis de la modernidad y el denominado Crítica. debate de la postmodernidad. Numero- L a m e j o r c o n f r o n t a c i ó n c o n l a f i l o s o sos artículos de ocasión han tocado el fía de la religión subyacente al pensa tema. Pero, con más seriedad, hacién- miento de M. Horkheimer es la de J.J. dose eco de sus confrontaciones con Sánchez, Wider die Logik der Geschich Rorty, Lyotard, etc., estarían algunos te (Einsieldeln, 1980), lastimosamente artículos como los de M. Jiménez Re- todavía no editada en español. dondo, «La modernidad, ¿un proy e c - También J.A. Estrada le ha dedica to inacabado o un proyecto superado?»; do atención al tema de la trascenden R. del Águila y F. Vallespín, «¿Necesi- cia en M. Horkheimer, «El Dios de un t a m o s u n p u n t o a r q u i m é d i c o ? T e o r í a a t e o , l a t r a s c e n d e n c i a e n M . Horkhei Crítica y praxis política» (Congreso so- m e r » ( E s t u d i o s E c l e s i á s t i c o s , 2 3 1 [ 1 9 8 4 ] , b r e T e o r í a d e l a A c c i ó n y C o m u n i c a c i ó n , p p . 3 9 7 -429). Madrid, 1987); Carlos Thiebaut, «De la J.M. Mardones dedicó el estudio Teo é t i c a y e l p r e s e n t e » ( L a b a l s a d e l a m e - logía e ideología (Bilbao, Univ. Deusto, dusa, 2 [1987], pp. 51-77); J.M. Mardones, 1979) a la confrontación entre la teolo «El conservadurismo de los postmoder- gía política de la esperanza y el concep nos» (en Sobre la postmodernidad, Bil- to d e i d e o l o g í a t o m a d o d e l o s H o r k h e i bao, Colegio de Doct. y Licenciados, mer y Adorno. Pretendía obtener, con la 1 9 8 8 ) . E l d e b a t e p o s t m o d e r n o h a s e r ' v i - ayuda de la Teoría Crítica, indicaciones do para presentar y airear las ideas dé para un discurso teológico no ideológi A. Wellmer (Teoría Crítica de la socie- c o . C o n u n a s e n s i b i l i d a d q u e t i e n e m á s ISEGORÍA/1 (1990) 137 NOTAS Y DISCUSIONES e n c u e n t a e l c o n c e p t o d e r a z ó n c o m u - El recorrido efectuado por autores nicativa de Habermas y Wellmer, ha es- españoles, estudiosos y ocupados en la c r i t o e l e n s a y o P o s t m o d e r n i d a d y c r i s - Teoría Crítica de la Escuela de Franc t i a n i s m o (Santander, Sal Terrae, 1988), fort, ha querido mostrar, al menos, por una confrontación con los pensadores dónde han discurrido estas preocupa y el talante de la postmodernidad des- ciones en cuanto se reflejan y consta de sus desafíos al cristianismo. tan en escritos. Concluimos este apartado sobre la re- A tenor de lo expuesto, podemos con cepción de la Teoría Crítica en el pen- c l u i r s i n e x a g e r a c i ó n q u e t a l i n f l u e n c i a s a m i e n t o f i l o s ó f i c o -r e l i g i o s o e s p a ñ o l n o h a s i d o s u p e r f i c i a l . S o n n u m e r o s o s citando el estudio, no publicado, de los tocados por los problemas de la fi M. Reyes Mate sobre W Benjamin («Mo- losofía crítica. Para algunos es el mis delos históricos de relación de la reli- mo talante de pensamiento o itinerario gión con la razón»), donde se avanza la filosófico el que se quisiera continuar. hipótesis de que los sujetos de la histo- Muchos más son lo que los tienen como r i a s o n l o s s i n -s u j e t o s . L a « m e m o r i a i n t e r l o c u t o r e s v á l i d o s a l a h o r a d e p l a n passionis» pasa a ser así una categoría tear o discutir diagnósticos, debatir fundamental de la filosofía de la histo- cuestiones y aventurar soluciones. La ria. Los escritos posteriores de Reyes Teoría Crítica se constituye así en un ve Mate, confrontándose con Hegel y la éti- nero de impulsos y sugerencias, de con ca comunicativa de J. Habermas, esgri- trastaciones y de ocasión para la refle men críticamente esta categoría. Véa- x i ó n m á s p e r s o n a l . E n u n m o m e n t o d e se, por ejemplo, «Historia de la libertad revisiones y de exploración de caminos, y memoria passionis» [Enrahonar, 2 la referencia a la Escuela de Francfort [1981], pp. 87-9 7 ) y « P o r u n a é t i c a c o m - e s u n a f u e n t e i n a g o t a b l e . L a a t r a c c i ó n pasiva» (Razón y Fe, sept: oct. [1988], pp. despertada en el tardo-franquismo por 2 0 9 -216). J.A. Gimb e r n a t , p r o c e d e n t e d e u n e s t i l o d e p e n s a m i e n t o c r í t i c o , m ó v i l , la órbita de E. Bloch -q u e d i r i g i ó v a - a t e n t o a l o s d e s p l a z a m i e n t o s d e l a r e a rios años un seminario sobre la Teoría lidad y con pasión por la justicia y la Crítica en el Instituto Fe y Secular¡- l i b e r t a d , c o n t i n ú a s i e n d o t o d a v í a h o y , d a d -, t a m b i é n e s t á o c u p á n d o s e d e l a s e n l o s a ñ o s d e l a d e m o c r a c i a d e r e l a c i o n e s e n t r e c r i s i s d e l a m o d e r n i - s e n c a n t a d a y d e l n e o -c o n s e r v a d u r i s m o , dad, racionalidad y religión en la Es - u n a c i c a t e p a r a l a r e s i s t e n c i a y l a p u g cuela de Francfort. na por la emancipación de toda la so ciedad. 138 ISEGORÍA/1 (1990)