BIOGRAFÍA HENRI POINCARÉ Durante casi la totalidad del SIGLO XX resulta ya imposible encontrar a alguien capaz de abarcar la generalidad del saber científico. Incluso dentro del campo específico de las matemáticas, la especialización es tan grande que impide que puedan surgir figuras de la talla de Euler o Gauss. Por ello resulta interesante la obra del matemático francés Henri Poincaré (1854-1912), a quien suele calificarse como el último sabio universal, pues a sus tratados sobre las diversas ramas de las matemáticas, sobre astronomía, mecánica y termodinámica, hay que añadir importantes textos sobre otras disciplinas como, por ejemplo, la filosofía de la ciencia. Poincaré nació en Nancy, su padre era profesor de la Universidad y, según su biógrafo Gaston Darboux, pasó su infancia en un ambiente de sabios, universitarios y politécnicos; con el aspecto desgarbado de un sabio distraído era torpe en sus movimientos, tenía una visión defectuosa y sus graves dificultades para dibujar se tradujeron en un cero en esta asignatura cuando efectuó el examen de ingreso en la escuela politécnica, su brillantez en todas las otras materias pudo paliar el traspiés. Al parecer, poseía una extraordinaria memoria que le permitía asistir a las clases sin tomar ni una sola nota y, sin embargo, comprender y recordar todo su contenido. Tras estudiar también en la escuela de minas de Nancy, se trasladó a París donde se doctoró en Ciencias Exactas en 1879. Ocho años después se convierte en profesor de Física Natural y Cálculo de Probabilidades en la Sorbona e ingresa en la Academia de Ciencias. Poincaré, que no dudaba en publicar, a veces de forma algo precipitada, todas sus investigaciones, fue el matemático más popular de su época; en sus obras de divulgación y en muchos de sus amenos ensayos sobre filosofía de la ciencia se advierte un afán simplificador y didáctico, al tiempo que un cierto estilo literario, estilo que le sería reconocido con el ingreso en la prestigiosa Academia Francesa. A los 58 años, cuando se encontraba en la cima de su prestigio, precisamente el mismo año en el que su primo Raymond se convertía en Presidente de Francia, Poincaré moría de repente a causa de una embolia. Como él dijo en uno de los artículos sobre probabilidad “el azar es la medida de nuestra ignorancia”. Varios de los trabajos de Poincaré se encuentran dentro del terreno del cálculo. Así, por ejemplo, estudió las integrales dobles, la reducción de integrales elípticas y un nuevo tipo de funciones automorfas a las que llamó funciones fuchsianas, sobre las Unidad 13. Cálculo de primitivas que publicó en 1884 cinco artículos en una prestigiosa revista, Acta Mathematica, fundada dos años antes. El primero de estos artículos suscitó la reacción adversa del influyente matemático alemán Leopold Kronecker (1823-1891), profesor de la universidad de Berlín, quien se apresuró a advertir al editor de que un texto tan inmaduro y oscuro mataría a la revista. Poincaré publicó también treinta libros sobre mecánica celeste y física matemática. Por otra parte, puede considerársele, si no el primero en hablar de topología, sí el introductor y sistematizador de esta materia con su libro Analysis Situs, editado en 1895, en el que se interesa sobre todo por la rama de la topología algebraica despreciando un tanto la conjuntista1. Su afán polifacético y sus amplios intereses le impulsaban a, una vez iniciado un tema y sentadas sus bases, no seguir profundizando en él demasiado tiempo, quizás por ello se decía de él que era un conquistador más que un colonizador. (1) Comentando las pasiones que suscitó la teoría de conjuntos desde la publicación en 1874 de un artículo del matemático ruso-alemán George Cantor, Poincaré se mostraría crítico: “Generaciones posteriores considerarán la teoría de conjuntos como una enfermedad de la cual nos hemos recuperado”. Unidad 13. Cálculo de primitivas