Prof. Néstor Villarroel D. Aprendizaje Se entiende por aprendizaje un cambio relativamente permanente en el repertorio de comportamientos, pensamientos, y/o sentimientos de un individuo (no sólo humano). Este cambio se entiende como resultado de la experiencia o interacción con el medio, para distinguirlo de cambios que son consecuencia de la maduración biológica o de daños externos. La noción de repertorio alude por una parte a la adquisición (y eliminación) progresiva de conductas, pensamientos y emociones desde que nacemos, por una parte, y al carácter potencial que tienen cuando no se manifiestan a la observación, por otro. Condicionamiento clásico: Se refiere al aprendizaje descrito por Ivan Pavlov. Este aprendizaje se produce por la asociación de un estímulo que de manera natural provoca una reacción fisiológica. Por ejemplo: una persona que tiene hambre ve un plato de comida y se le llena la boca de saliva, luego se presenta un estímulo cualquiera, el sonido de una campana, junto con la comida. Si esta asociación entre el sonido de la campana y la presentación de la comida ocurre varias veces, se da el fenómeno del condicionamiento clásico, es decir, basta que suene la campana para que las glándulas salivales de la persona empiecen a producir saliva. Condicionamiento operante: Se refiere al aprendizaje descrito por E. Thorndike y B. F. Skinner. Se produce por la asociación de las consecuencias de una conducta. Este tipo de aprendizaje se da por la asociación de premios y castigos: por ejemplo, los niños aprenden a dejar ordenadas sus cosas cuando son premiados con sonrisas, cariños, miradas o con algún objeto material que les interesa. Aprendizaje por imitación de modelos: La mayoría de los aprendizajes más complejos ocurren por imitación y no sólo por condicionamiento. Los roles de género, las conductas violentas, por ejemplo, se aprenden imitando a otros. El modelo no siempre tiene la intención de ser imitado ni el observador, de imitar. Uno de los elementos centrales para que ocurra el aprendizaje por imitación son las características del modelo. Se aprende más cuando el modelo es parecido a quien aprende: las mujeres aprenden mejor de modelos mujeres, los niños de niños, los jóvenes de jóvenes. Es también fundamental la relación afectiva que se tenga con el modelo: aprendemos más de aquellas personas con quienes tenemos un vínculo afectivo positivo. Inteligencia Definición de inteligencia. La inteligencia se ha definido como la capacidad de aprender a partir de la experiencia y la capacidad para adaptarse creativamente a las condiciones del ambiente. Ya sea adecuando el comportamiento o cambiando el entorno. También se la define como la capacidad de adquirir conocimientos y de usarlos en situaciones novedosas. Puede discutirse, sin embargo, qué se entiende por adaptación creativa, pues el concepto de adaptación es seguro y pertinente cuando se refiere a las especies más que a los individuos. Las condiciones del ambiente, por otra parte, no son siempre las mismas para todos los individuos. Algunos autores consideran que la inteligencia es una agregación de habilidades específicas, que se manifiesta mejor en ciertas situaciones. Desde esta perspectiva, la inteligencia se entiende como un conjunto múltiple de capacidades concretas; otros la conciben como una capacidad general que los sujetos pondrían a funcionar en cualquier situación. En las últimas décadas han aparecido teorías que nos hablan de inteligencias múltiples (Gardner, 1983, 1993) e inteligencia emocional (Goleman, 1996). La teoría de las inteligencias múltiples plantea que no existe un solo tipo de inteligencia, sino varios tipos, que serían relativamente independientes. Estos tipos serían: inteligencia verbal, inteligencia lógico-matemática, inteligencia espacial, inteligencia corporal-kinestésica, inteligencia musical, inteligencia personal (intrapersonal e interpersonal). La inteligencia emocional se refiere a la capacidad de integrar las emociones al razonamiento lógico, y a la resolución de problemas, lo que es central en la relaciones interpersonales y en la adecuación a la situaciones sociales. Un aspecto central de la inteligencia emocional es la capacidad de sintonizar con las propias emociones y con las de los otros. Se relaciona con el bienestar subjetivo y la adecuación social, que son puntos centrales al analizar el nivel de salud mental y la calidad de vida de un individuo. La inteligencia emocional se ha relacionado con las experiencias de apego y la formación de vínculos tempranos, así como la oportunidad de aprendizaje que la persona ha tenido en la conexión emocional consigo mismo y con otros. Inteligencia y memoria. Si consideramos la inteligencia como la capacidad de adaptarse con éxito a situaciones nuevas, la memoria es una función que es básica para el comportamiento inteligente. Encontrar en el momento preciso la información precisa es lo que marca la diferencia entre quienes tienen una mejor adaptación y quienes no la logran. En ese sentido la inteligencia se relaciona con cada uno de los procesos de la memoria: con discriminar a qué prestar atención, en cómo codificar la información percibida, en cómo organizarla para su almacenamiento y en cómo acceder a ella cuando la necesitamos. Instrumentos de medición y factores socioculturales Como se sabe, existen instrumentos de medición y evaluación de la inteligencia, especialmente de la verbal, la matemática y la espacial. Es discutible, sin embargo, que el rendimiento de los individuos en esas pruebas pueda predecir su capacidad de adaptación creativa a situaciones nuevas de diversa índole, como las que encontramos a lo largo de la vida, o de simplemente llevar una “vida buena”. A lo más, pueden predecir buenos rendimientos en tareas académicas del mismo tipo que se presentan en tales pruebas. Es cierto que el éxito de las personas en adecuar su comportamiento a la situación total o en superar el reto que plantea una situación específica puede estudiarse y, en muchos casos, medirse en términos cuantitativos, pero en situaciones experimentales. En la medida en que la inteligencia se relaciona con la capacidad de aprender a partir de la experiencia y de utilizar esos aprendizajes en el enfrentamiento a situaciones nuevas, las oportunidades de aprendizaje y el tipo de contenidos y experiencias a que cada persona ha sido expuesto influyen en el desarrollo de su inteligencia. En ese sentido, las mediciones de la inteligencia son muy relativas, ya que dependen del entorno sociocultural en que se ha generado el instrumento de medición y el entorno al que pertenece la persona que será evaluada. El concepto de inteligencia múltiple y de inteligencia emocional lleva a considerar desde una perspectiva actual y más completa y matizada, los conceptos de nivel intelectual, personas más o menos inteligentes, o el concepto de retraso mental. En muchos de estos casos las mediciones corresponden sólo a una perspectiva posible en la evaluación del desarrollo del comportamiento inteligente, y en ningún caso deberían constituir un etiquetamiento definitivo de los individuos. Extraído del programa de estudio Tercer año medio Filosofía y Psicología